Argentinos en Suiza, al reencuentro de sus raíces
La historia data de hace 156 años, de aquel 4 de febrero de 1856, cuando tras dos meses de navegación a bordo del velero ‘El Progreso’, 31 ciudadanos de la Veveyse, Friburgo, arribaron a la Argentina en busca de un mejor mañana. Eran tiempos difíciles en Suiza y muchos optaban por el éxodo.
“Hoy la situación ha cambiado. Suiza se ha convertido en país de inmigración. Ahora le toca facilitar la llegada e integración de esos miles de descendientes de aquellos suizos que encontraron un hogar en Argentina. De esas personas que llevan nuestros nombres y nuestra sangre”, sentenció Martin Nicoulin.
En su discurso con ocasión de la fiesta nacional suiza en Châtel-St-Denis, el presidente de la Asociación Baradero-Friburgo recordó que cuatro familias salieron de esa misma comuna el 16 de octubre de 1855 solamente “con la gracia de Dios”, desembarcaron en Buenos Aires y continuaron a Baradero.
Las autoridades locales los recibieron con los brazos abiertos y les entregaron de manera gratuita parcelas de nueve hectáreas cada una. Los inmigrantes aplicaron su saber de labriegos e hicieron de esa ciudad, la más antigua de la provincia de Buenos Aires, la primera colonia agrícola suiza en el país.
“Se convirtieron en héroes involuntarios que participaron en la historia del desarrollo de la Argentina”, agregó Martin Nicoulin. Se refirió asimismo a la brecha que esos friburgueses abrieron para la llegada más tarde de más de 40 mil nuevos expatriados. Por ello, ratificó, corresponde ahora a las autoridades helvéticas facilitar la integración de esas personas “con nuestro genoma”.
Requisito discriminatorio
El exhorto del también historiador suizo hace referencia a los requisitos fijados por Berna para acordar la nacionalidad helvética a los descendientes de emigrantes. En vigor desde 2006, la legislación pertinente amplía la posibilidad de recuperar el pasaporte suizo a la tercera generación de expatriados.
Sin embargo, exige que los aspirantes tengan “lazos estrechos” con Suiza, lo que implica no solamente tener conocimiento de la historia del país y de alguno de sus idiomas, sino haber estado dos veces en Suiza en el curso de 10 años.
Una medida semejante, precisó Néstor Braillard, presidente de la Asociación Suiza de Baradero, en entrevista con swissinfo.ch, no está al alcance de todos los argentinos de ascendencia suiza.
Ya en 2008, y considerando que una exigencia semejante era discriminatoria, el diputado ecologista Antonio Hodgers, de origen argentino, había depositado una moción parlamentaria que solicitaba la anulación del requisito de las estadías en Suiza para la naturalización de los latinoamericanos con raíces helvéticas.
Explicaba que la situación económica de los países de esa región americana ponía en desventaja a los solicitantes, y proponía compensar esa exigencia con otros criterios tales como el conocimiento de la geografía y la vida política de Suiza o los contactos con asociaciones suizas en el exterior. Empero, en febrero de 2009, el gobierno propuso rechazar la moción.
Aunque es muy difícil establecer con precisión el número de argentinos descendientes de suizos, agregó Néstor Braillard, se estima que son unos 300 mil en el país y 400 solamente en Baradero. Del total, acotó, apenas 15 mil tienen pasaporte suizo.
Fiesta Patria
Néstor Braillard y Martin Nicoulin participaron este 1º de agosto, en Châtel-St-Denis, en los festejos conmemorativos del Pacto Federal de 1291 que dio lugar al nacimiento de la Confederación Suiza.
“Es para nosotros un gran honor participar aquí en Suiza en esta celebración”, destacó el presidente de la Asociación Suiza de Baradero.
Néstor Braillard viajó a la Confederación, acompañado por una decena de miembros de esa entidad, con motivo del XX aniversario de la Asociación Baradero-Friburgo que preside el historiador Martin Nicoulin y merced a la cual se han intensificado los intercambios entre la ciudad argentina y el cantón helvético.
En 2007, por ejemplo, Châtel-St-Denis y Baradero se convirtieron oficialmente en ciudades hermanas; estudiantes suizos han viajado a Argentina y viceversa; se han organizado diversos viajes turísticos y visitas recíprocas de altos funcionarios y, de más actualidad, ciudadanos suizos y argentinos buscan reunir fondos para la remodelación de la Casa de Suiza en Baradero.
Considerada monumento histórico, la sede de la V Suiza en esa ciudad argentina requiere una urgente remodelación. Para reunir fondos, la Asociación prepara una velada de apoyo el próximo 3 de noviembre en Attalens, Friburgo.
Signo de esperanza
Asimismo, fruto de ese mayor intercambio promovido por la entidad bilateral, fueron erigidos dos monumentos, uno en los jardines de la Maison St Joseph, sede de la Asociación, en Châtel-St-Denis, y otro en Baradero.
Uno mira en dirección del otro a pesar de los 11 mil 400 kilómetros que los separan. Y son, a decir de Claude Ecoffey, director de la institución sanitaria friburguesa, “signos de esperanza”.
“La memoria es algo que se borra con los años y es importante dejar un signo de esa emigración, una señal de esperanza y de reencuentro para que aquellos que vienen de Argentina, recuerden que acá están sus raíces”, nos explicó.
También a través de estas dos décadas de acercamiento, cuatro libros han sido escritos sobre el proceso migratorio entre el país sudamericano y Suiza. Uno de ellos, ‘L’Armailli y el Gaucho. De los Alpes a la Pampa’, es de Christophe Mauron.
“Durante las investigaciones, comentó el escritor a swissinfo.ch, fue muy interesante advertir que las mismas preguntas que se hacían entonces en Argentina nos las hacíamos en ese momento en Suiza: ¿Cómo hacemos con los emigrantes? ¿Cómo se construye esta ciudad moderna con gente que viene de otros países? Estaba realizando una investigación sobre el pasado con preguntas del presente…”
Argentina es uno de los principales destinos de la emigración suiza.
En 1872 el consulado suizo en Buenos Aires registraba 2.000 suizos en esa ciudad capital y 10.000 en todo el país.
Entre 1883 y 1889 se produce la máxima afluencia suiza a la Argentina, antes de que caiga bruscamente la inmigración a causa de la crisis financiera que sufre el país. Incluyendo a los suizos que gozan de doble nacionalidad, en 1890 se contabilizan unos 80.000 suizos en Argentina.
Pasada la crisis de los años 1890, una nueva corriente migratoria de suizos llega a Argentina, preferentemente a las colonias ya establecidas en la provincia de Santa Fe. Sin embargo, el alto valor alcanzado por esas tierras influye para desviar a los recién llegados a otras zonas, a más de 1.000 kilómetros de Buenos Aires.
Los nuevos emigrantes suizos que llegan, especialmente después de la Primera Guerra Mundial, se instalan en la región de Nahuel Huapi (Bariloche), Mendoza, Misiones, el Chaco: lugares alejados de la metrópoli.
En fin, la última gran emigración suiza a la Argentina se produce con la crisis de los años 30. Las graves dificultades económicas de la Confederación Helvética obligan a su gobierno a organizar y financiar una emigración a gran escala hacia las riberas del Alto Paraná.
Aunque al principio la inmigración es rural, muy rápidamente los suizos se establecen en las grandes ciudades. En 1940, el 33% de los suizos residentes en Argentina son propietarios.
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