Desechos radioactivos: Japón aprende de los errores de Suiza
Construir un depósito seguro y definitivo para los desechos altamente radioactivos, el desafío que afrontan los países productores de energía atómica desde hace décadas. Japón, que conmemora hoy a las víctimas del accidente de Fukushima, se interesa en la búsqueda suiza de soluciones.
Han pasado ocho años desde ese terrible viernes de marzo, cuando un temblor y un tsunami afectaron la costa este de Japón. La inmensa ola dañó la central nuclear de Fukushima, comprometiendo sus sistemas de enfriamiento. Esto provocó la fusión del núcleo de tres reactores y el accidente nuclear más grave de la historia, junto con el de Chernóbil.
La catástrofe del 11 de marzo de 2011 puso de nuevo en evidencia los riesgos relacionados con la energía atómica. Pero si las consecuencias de Fukushima en la población y el medio ambiente aún se evalúan, otro problema más antiguo todavía no se ha resuelto. ¿Dónde guardar las miles de toneladas de desechos radioactivos generados cada año en el mundo?
Para Pascale Jana Künzi, presidenta del Forum on Stakeholder Confidence (FSC) de la Agencia para la Energía Nuclear y experta en desmantelamiento de desechos radioactivos de la Oficina Federal de Energía (OFE), la respuesta es simple: bajo tierra.
“Actualmente, los desechos se resguardan en la superficie. No es una solución durable, pues ignoramos lo que sucederá en los próximos siglos. Solo en el siglo pasado se produjeron dos guerras mundiales. Estaríamos más seguros si los desechos se guardan en las capas geológicas profundas”, asegura la experta a swissinfo.ch.
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El depósito de basura nuclear en la capa de arcilla
En Suiza, la gestión de la basura radioactiva es responsabilidad de quien la produce: las propias centrales nucleares, dotadas de un depósito intermedio en Würelingen en el cantón de Argovia; y el Gobierno Federal, responsable de los desechos provenientes de la medicina, de la industria y de la investigación. Según la ley, “Suiza debe asumir la responsabilidad de evacuar sus desechos radioactivos”, recuerda la OFE.
107 Jumbo jets de desechos radioactivos
Las cinco centrales atómicas de Suiza producen cada año cerca de 70 toneladas de residuos de combustible nuclear. Con un periodo de explotación de 47 años (para la central de Mühleberg, que será cerrada este 2019) y de 60 años (para las otras cuatro centrales helvéticas), la cantidad total de desechos altamente radioactivos es de 4 100 toneladas (9 400 metros cúbicos).
A esto se suman 63 000 m3 de desechos ligera o medianamente radioactivos (provenientes, por ejemplo, del desmantelamiento de centrales eléctricas) y 20 000 m3 de desechos médicos, industriales y de la investigación. Para transportar toda esta basura se requerirían 107 Jumbo jet Boeing 747.
Fuente: Nagra
Lanzada en 2008 con la creación del Plan sectorial de depósitos en estratos geológicos profundos, la selección de sitios para la realización de estos vertederos finales en Suiza ha entrado en su tercera y última faseEnlace externo. Por el momento, los sitios posibles son tres, todos en la parte septentrional del país. Los subsuelos de Zúrich, Argovia y Turgovia presentan condiciones geológicas consideradas como ideales para un depósito seguro y definitivo, con capas impermeables de arcilla opalina a una profundidad de 600 metros.
El sitio definitivo propuesto por Nagra, la Sociedad cooperativa nacional para el depósito de desechos radiactivos, deberá ser aprobado por el gobierno y el parlamento suizos. Pero la última palabra la podría tener la ciudadanía, puesto que la decisión del Legislativo – que implicará una modificación de la ley sobre energía nuclear – está sujeta a referéndum facultativo.
Precisamente la participación ciudadana en el proceso de selección interesa a países como Japón, que, contrariamente a Suiza, se encuentra todavía al inicio del proceso.
«El depósito a profundidad es una cuestión difícil en todos los países» Pascale Jana Künzi, experta
Poca confianza a las autoridades
A finales de noviembre de 2018, la colaboradora de la OFE fue invitada a un workshop en Tokio que reunió a representantes y expertos de ocho países, entre ellos, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. “Japón quiere aprender de las experiencias de otros países sobre la participación de la población para decidir el sitio de los emplazamientos. El depósito a profundidad es una cuestión difícil en todos los países. De allí la importancia del intercambio de experiencias”, subraya Pascale Jana Künzi.
A diferencia de Suiza, que basa su elección solo en consideraciones geológicas, Japón ha optado por un proceso en el que los municipios están invitados a anunciarse voluntariamente para que en su suelo se realicen los análisis más completos, con base en una carta geográfica que indica las zonas más delicadas, explica la presidenta de la FSC. El problema es que, tras el incidente de Fukushima, la confianza de la opinión pública hacia el gobierno y las instituciones públicas se ha reducido significativamente.
“Por este motivo, la organización responsable de la gestión de los desechos nucleares (Numo) quiere generar el interés de varias maneras, intentando en particular sensibilizar a las jóvenes generaciones, por ejemplo, con sitios internet destinados a los niños o con un infobusEnlace externo. Una experiencia de la que podría beneficiarse también Suiza y otros países”, añade Jana Künzi.
Los errores de Wellenberg
La experta ha querido presentar los errores a evitar a los colegas japoneses, con el caso particular de Wellenberg, región ubicada en el centro de Suiza, que ha sido punto de controversia desde hace diez años por parte de la Confederación, el cantón de Nidwalden y la población que se opuso varias veces a permitir el depósito de desechos radioactivos en Wellenberg.
“Este caso evidenció que si un cantón tiene el derecho de veto no se llega a ninguna parte. Nadie quiere tener un depósito en su territorio. Por esto, el veto sobre estos depósitos en las capas geológicas profundas solo existe a nivel nacional”, explica la experta de la OFE.
Una lección también esencial del caso Wellenberg es que, en términos de comunicación, de competencias y de procedimiento, “una transparencia máxima es necesaria. Se deben definir claramente las etapas y a los responsables del proceso. También es importante implicar al conjunto de la región, y no solo a las comunas directamente concernidas.
Suiza y Japón tienen un contexto cultural distinto, “pero pienso que hay muchos puntos en común”, comenta a swissinfo.ch Yuta Hikichi de la Agencia japonesa para los recursos naturales, la energía y la producción de energía atómica. “Queremos crear un foro de diálogo y recoger las opiniones en varias regiones, inspirados en el procedimiento suizo. En las zonas interesadas en ser sede de estos depósitos organizamos sesiones de estudio con la participación de expertos, visitas a las instalaciones nucleares y cursos en la escuela y en las universidades”.
La voz del pueblo
Al saber que en Suiza la ciudadanía local no puede oponerse a la realización de un depósito, es importante que exista la posibilidad de que sea incluida en las discusiones sobre el proyecto, insiste Pascale Jana Künzi. Un primer paso en esta dirección ha sido la institución de Conferencias regionales en los sitios seleccionados por la Nagra.
Durante estos encuentros, delegados de las comunas, representantes de organizaciones y ciudadanos de a pie pueden formular preguntas y solicitudes específicas. Por ejemplo, sobre la seguridad, la ubicación exacta de la estructura, el emplazamiento necesario en la superficie o el desarrollo económico de la región, explica Hanspeter Lienhart, presidente de la Conferencia de la región del posible depósito norte, que reúne a 125 personas.
“Hay gente a favor y en contra de la energía nuclear. No todos son favorables a un depósito en la región, pero no se concentran las discusiones en esto. Las personas directamente interesadas son conscientes de que una solución segura debe encontrarse para los desechos que producimos. Es importante para ellos discutir sobre las consecuencias de un depósito y seguir los avances de los trabajos”, afirma Hanspeter Lienhart.
Discusiones que están destinadas a durar todavía un buen tiempo. Según el Gobierno Federal, el depósito para los desechos más peligrosos no estará listo antes del 2060.
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