Bertoni, un puente entre Suiza y Paraguay
La comuna tesinesa de Acquarossa y la ciudad paraguaya Presidente Franco quedaron hermanadas el pasado 15 de marzo durante una ceremonia celebrada en el municipio helvético y en la que se oficializó un vínculo creado hace más de 100 años por un destacado emigrante suizo: Moisés “el Sabio” Bertoni.
“Bertoni desarrolló dentro de sí un mundo ideal en que se superponían y se fusionaban las virtudes que él atribuía a los montañeses suizos y a los guaraníes, estableciendo un vínculo indisoluble entre su Valle de Blenio y el Alto Paraná, sintiéndose a la vez muy suizo y muy paraguayo”, subrayó Danilo Baratti.
Coautor (con Patrizia Candolfi) de una biografía de ese ciudadano tesinés que desde temprana edad se sintió atraído por la naturaleza y que a lo largo de su vida exploró un amplio espectro de las ciencias, Baratti participó en la ceremonia, a la que asistió el ministro paraguayo de Cultura, Fernando Griffith.
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Un país en proceso de visibilizarse
“El destino inicial de Bertoni era la provincia argentina de Misiones. Fue una casualidad, fue el azar que le empujó Paraná arriba, hasta la confluencia del Monday, pero fue también el resultado de una determinación bien clara. Porque Bertoni sabía lo que andaba buscando, y en el Paraguay lo encontró…”
Del otro lado del Océano
El historiador tesinés habló de la vida y obra de Moisés Santiago Bertoni, nacido el 15 de junio de 1857 en esa “tierra de emigración” que era entonces el Valle del Blenio asolado por la pobreza del agro y la feroz disputa por el poder entre el partido liberal y el conservador.
“Del otro lado del Océano, todo sonríe. De este lado todo es lamentablemente negro para mí”, citó Baratti a ese joven suizo que a los 25 años embarcó con su madre, su esposa y su media docena de hijos dejando tras de sí la traducción y adaptación de un manual escolar de geografía, una pequeña estación meteorológica y un herbario con 1 800 especies clasificadas.
Dejando también su natal Lottigna en la que no podía vivir de su trabajo agrícola ni tener una vida libre en la naturaleza, como narró su biógrafo. Partió convencido de que sus ideas sociales eran incompatibles con la “sociedad europea injusta y corrupta” de la época. Con el sueño de fundar, en un campo inexplorado, una colonia agrícola y científica, una sociedad igualitaria.
Superando una serie de vicisitudes, logró su objetivo en los temas de la tierra y de la ciencia. En una superficie de 15 kilómetros cuadrados creó la Colonia Guillermo Tell, conocida hoy como Puerto Bertoni, donde desarrolló una amplia gama del saber en las áreas de la agricultura, la botánica, la zoología, la meteorología y la etnografía, entre otras.
Bertoni y la ‘stevia’
Sin embargo, no tuvo el mismo éxito con su ideario anarquista, aunque estableció una relación privilegiada con la población autóctona:
“Básicamente era observador. No solamente desde las Ciencias Naturales, sino también desde la Sociología. Tuvo una mirada hacia el pueblo guaraní muy particular. Nos indicó cosas que no eran muy visibles en esa época respecto al valor de ese pueblo, de sus códigos de conducta y, desde luego, de su sabiduría”, anotó el ministro paraguayo de Cultura, Fernando Griffith, en entrevista con swissinfo.ch en Berna.
A guisa de ejemplo sobre el intercambio de saberes entre el científico suizo y la población autóctona, el ministro se refirió a la ‘Stevia Rebaudiana Bertoni’, considerada hoy como la panacea en materia de edulcorantes: 400 veces más dulce que el azúcar, capaz de revertir la diabetes tipo 2 y que no produce cáncer.
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Stevia: ¿milagro o pesadilla guaraní?
Bertoni envió la planta ka’a he’e (en guaraní hierba dulce) que utilizaban los guaraníes al paraguayo Ovidio Rebaudi para que la analizara en su laboratorio de Buenos Aires y el químico descubrió en ella un potente glucósido edulcorante
Al registrar el hallazgo, Bertoni quiso atribuir el mérito a Rebaudi y Rebaudi a Bertoni. Al final, el producto lleva los nombres de ambos.
‘Calendario de lluvias’
También para ilustrar la dedicación de ese emigrante suizo que fundó igualmente la Escuela Nacional de Agricultura en Asunción y dirigió el ministerio del mismo ramo, Griffith recordó que durante alrededor de medio siglo, Moisés Bertoni anotó religiosamente la cantidad de agua que caía día por día y elaboró un “calendario de lluvias” que los paraguayos utilizaron durante años, hasta que el cambio climático trastocó sus certezas.
Sí, Moisés Santiago Bertoni trabajó arduamente y dejó un amplísimo legado. En Paraguay es una figura conocida y reconocida: calles de diversas ciudades llevan su nombre e incluso una ciudad. Más aún, para garantizar una protección efectiva de su legado, el Gobierno lo va a declarar patrimonio nacional, informó el ministro Griffith a swissinfo.ch.
De hecho, el hermanamiento de Acquarossa y Ciudad Presidente Franco constituye otro homenaje a esa figura enciclopédica que murió víctima del paludismo el 19 de septiembre de 1929 en Foz de Iguazú (Brasil) pero cuyos restos fueron trasladados al sitio en el que efectuó sus investigaciones, a ese sitio en el que, a decir de Baratti… “Bertoni encontró lo que andaba buscando”.
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