Bolivia y Suiza unidos contra deterioro del aire
Más de 200 mil muertos causó la contaminación atmosférica en 2012 en América. Cochabamba es una de las ciudades más afectadas, dado el uso de técnicas para la elaboración de ladrillos que datan del Imperio Romano. Autoridades locales y cooperación suiza lanzan el programa ‘Aire Limpio’.
“Es una tecnología muy antigua, ineficiente, contaminante y degradadora de los suelos” dice a swissinfo.ch Freddy Coch, de la ONG swisscontact refiriéndose a las ladrilleras asentadas en la ciudad boliviana de Cochabamba, una especie de bandeja abrigada por cerros y montañas.
La fabricación moderna de ladrillos emplea incluso hornos de rayos infrarrojos, pero quedan muchos artesanos que lo hacen como en la época del Imperio Romano: con hornos volcán cuyas emisiones de partículas dañan la atmósfera y la salud.
Ese sistema, creado por los romanos en tiempos del Imperio (27 AC-476 DC), fue introducido por España en el Nuevo Mundo durante La Colonia (1500 a 1800, aprox. ) A Bolivia, los hornos llegaron hace un siglo procedentes de Argentina y Brasil.
La Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico, swisscontact, ejecuta el proyecto Aire Limpio en Bolvia por encargo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, COSUDE. El sector principal entre el 2003 al 2009 ha sido el mejoramiento del parque automotor.
En la actualidad encara una fase importante de monitoreo para identificar las fuentes contaminantes y adoptar las medidas que permitan reducir su incidencia nociva en la población.
Una de esas fuentes es la producción artesanal de ladrillos en las ciudades de Cochabamba, Trinidad, Beni y Tarija, Santa Cruz y La Paz. Gran parte de las ladrilleras de Cochabamba siguen empleando hornos volcán, parecidos a los de la época del imperio romano.
swisscontact cuenta con un presupuesto 3,4 millones de francos para esta fase del Proyecto Aire Limpio, hasta el 2017.
¿Qué es lo que queman?
Gran parte de los 503 hornos de la ciudad funcionan con gas natural en el día “pero se desconoce qué tipo de combustibles utilizan por la noche: plásticos, llantas y otros que producen partículas en suspensión. La ciudad amanece nublada, contaminada con material particulado (PM10), sobre todo “Champa Rancho”, la más riesgosa de las cinco zonas con ladrilleras.
El proyecto ‘Aire Limpio’ -encargado por la cooperación suiza a Swisscontact- intenta, con la alcaldía, adecuar mejor ese método rústico que apila lingotes de ladrillo en un horno con salidas que escupen humo nocivo a la atmósfera.
Este intento choca con la oposición social que prefiere mantenerlos por su baja inversión y las facilidades de montaje. “No es únicamente un problema técnico, sino también social”, explica Coch.
Los 387 ladrilleros de la Ciudad del Valle creen defender así la fuente de ingreso para su subsistencia, aunque su margen de utilidad es mínimo.
Redes de monitoreo
Más de 131.000 personas en países de bajos ingresos y 96.000 en los de altos ingresos en las Américas han muerto en el 2012 por la contaminación atmosférica y el aire de interiores (sobre todo cocinas con fugas de humo), señalan estimaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Según los datos recogidos por la Red de Monitoreo de Calidad del Aire de Bolivia y comparados por la OMS con los de otras 1.600 ciudades, Cochabamba es la cuarta más contaminada, después de Rancagua, Chillan (Chile) y Santa Gertrudis (Brasil).
Mareos, somnolencia y falta de atención en los niños por el monóxido de carbono; irritación en las fosas nasales y los ojos debido a los gases y las partículas ultra-finas que taponan los alveolos pulmonares , reducen la capacidad respiratoria y a largo plazo producen cáncer son los tres indicadores en el entorno de Champa Rancho, señala Coch.
Esa pieza antigua de construcción hecha para suplir la falta de piedra y madera data de hace unos 11.000 años, pero tiene su mayor referencia en los palacios de la antigua Mesopotamia (3.500 A.C).
Las culturas persa, china, así como las de los imperios Romano y Bizantino aprovecharon sus bondades de elemento sólido y decorativo en las edificaciones de palacetes, murallas, anfiteatros o acueductos. Hoy mantiene su vigencia y se lo encuentra en varias formas y tamaños.
Desde la selección de la arcilla hasta el producto final es humidificado, moldeado, secado y cocido. Aunque los hornos modernos cuentan hasta con 90 lámparas de rayos infrarrojos, aún existen otros menos sofisticados.
El ladrillero artesanal boliviano sigue empleando en gran medida el horno volcán, una especie de campana con cuatro o cinco salidas de humo. Es el que viene desde la época del Imperio Romano. Altamente contaminante en nuestros días.
El alemán Friederich Hoffmann mejoró sustancialmente la fabricación de ladrillos con el horno que lleva su nombre, en 1859. Pronto llegó también a las Américas. Tiene forma rectangular con galería dividida en compartimentos que facilitan el proceso de cocción.
Muchos ladrilleros en Bolivia usan este tipo de horno, porque reduce el gasto de combustible y daña menos el medioambiente.
Es necesario mejorar cuanto antes los ventiladores del horno volcánico que emplea demasiadas horas para cocer la arcilla con sílice, alúmina, óxidos de hierro y otros. Un siguiente paso sería mejorar los hornos o cambiarlos con los Hoffman y un tercero, dado el caso, transferirlos a otras zonas, explica el experto.
Esos hornos volcán con diseño del imperio romano existen aún en las ciudades de Cochabamba, Trinidad, Beni y Tarija. Santa Cruz y La Paz empezaron a migrar a los hornos de tipo Hoffmann, cuya forma de túnel permite la circulación más eficiente y menos contaminante del ladrillo.
El problema se agudiza en algunas de esas ciudades, porque a semejanza de lo que ocurre en Asia, la multiplicación de motocicletas con motor de dos tiempos elevan los índices de gases perjudiciales.
Concienciar es el reto
Después de abordar entre 2003 y 2009 las correcciones técnicas y medioambientales posibles en el parque automotor boliviano, swisscontact encara ahora el de monitoreo de las fuentes de emisión de gases nocivos y la incorporación de adaptaciones técnicas, por ejemplo en las ladrilleras. Para este tramo del Proyecto Aire Limpio cuenta con 3,4 millones de francos que cubren hasta el 2017.
“Antes utilizábamos aserrín, leña, llantas y diesel barato para cocer unos 4.000 o 5.000 ladrillos en ocho horas. Ahora quemamos sólo 20.000 piezas por semana. No contaminamos”, dice a swissinfo.ch, el campesino ladrillero Willy Siles, de Alpacoma La Paz. Lleva 40 años en este oficio y se siente satisfecho de ser “uno de los primeros que en el 2000 comenzó a emplear gas”, a propósito de la importancia que tendría contar con la suficiente red de abastecimiento de este combustible.
“Si se redujera la contaminación atmosférica podrían salvarse millones de vidas”, reiteró hace poco la Organización Mundial de la Salud. En esta perspectiva basan su labor swisscontact y los municipios participantes en el proyecto Aire Limpio.
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