Escalofriantes sorpresas asoman en los glaciares suizos
A medida que los glaciares alpinos se derriten a un ritmo récord, cada vez más cadáveres de alpinistas y excursionistas que desaparecieron hace décadas salen a la luz. Repasemos algunos de los macabros hallazgos ocurridos en Suiza.
1926: Tres hermanos
En 2012, una pareja británica descubrió los restos de tres hermanos que habían desaparecido en el glaciar Aletsch, en el cantón del Valais, 86 años antes.
Robert McGregor contó a SWI swissinfo.ch que él y su pareja caminaban por el glaciar cuando vieron abandonados unos bastones de madera. Al encontrar varias botas, se dieron cuenta de que probablemente aquello no iba a tener un final feliz. “La gente deja los bastones porque se rompen, pero en el glaciar no deja sus botas”, explicó. Entonces se dieron cuenta de que estaban rodeados de huesos. También encontraron prendas de vestir, prismáticos, un reloj de bolsillo, una pipa para fumar tabaco y una cartera de cuero con monedas —la más reciente de 1921— por un valor total de 9 francos.
Con ayuda de la ciencia, en 2014 se reconstruyó lo sucedido. El 4 de marzo de 1926 vieron salir del refugio Hollandia, sobre el gran glaciar Aletsch, a cuatro hombres que iban de excursión; tres de ellos, hermanos. Esta fue la última vez que los vieron con vida. Se supone que murieron congelados y una fuerte nevada los sepultó, por lo que la búsqueda —que duró una semana— fue en vano.
Según un modelo informático, los cuerpos recorrieron en el hielo unos 10 kilómetros a una velocidad media de 122 metros al año. Las pruebas revelaron que los huesos pertenecían a los tres hermanos. El cuarto hombre nunca ha sido hallado.
1971: Alpinista británico
El caso más reciente es el de los restos de un hombre que dos excursionistas descubrieron el año pasado en el glaciar de Chessjen, cerca de Saas-Fee.
Recientemente la policía cantonal del Valais ha informado de que un análisis de ADN ha relacionado los restos encontrados con un alpinista británico desaparecido desde 1971. En colaboración con especialistas de Interpol Manchester y las autoridades de la policía escocesa, se ha podido identificar a un pariente de la víctima. Tras comparar el ADN se ha demostrado que los huesos descubiertos eran los del escalador británico.
La policía del Valais tiene una lista de unas 300 personas desaparecidas desde 1925.
1970: Dos japoneses jóvenes
Los restos de dos alpinistas japoneses desaparecidos en 1970, y que al parecer intentaban ascender la difícil cara norte del Cervino, fueron hallados en 2014 al pie del glaciar.
Los restos se enviaron a la unidad de ciencias forenses del Instituto Central de Hospitales del Valais que, junto con otros especialistas, pudo determinar el ADN de los escaladores. Las investigaciones de la policía cantonal junto con el consulado japonés en Ginebra condujeron a los padres de los escaladores en Japón. En 2015, gracias a las muestras de ADN, se confirmaron sus identidades. Los alpinistas —de 21 y 23 años— eran miembros del Club Alpino Francés.
1942: Una pareja suiza
Una mujer suiza, cuyos padres desaparecieron en 1942, por fin pudo cerrar el caso en 2017, cuando se encontraron los cuerpos.
El 15 de agosto de 1942 Marcelin Dumoulin, zapatero, y su esposa Francine, maestra, desaparecieron en el glaciar Tsanfleuron, después de ir a cuidar de sus vacas. Dejaron siete hijos pequeños.
Setenta y cinco años más tarde, un operario de las pistas de esquí descubrió restos humanos enterrados en el hielo, además de mochilas, cuencos de metal y una botella de cristal, así como zapatos de hombre y de mujer. La identificación se llevó a cabo cruzando el ADN con el de familiares.
Marceline Udry-Dumoulin, de 79 años, su hija, declaró que nunca había renunciado a encontrar a sus padres, e incluso ascendió tres veces el glaciar para buscarlos.
1946: Avión estadounidense
Los glaciares no solo “arrojan” restos humanos. En 2018, 70 años después de realizar en los Alpes un aterrizaje de emergencia, partes de un avión militar estadounidense siniestrado se recuperaron de entre el hielo derretido en el glaciar.
“Encontramos un bloque de motor con la hélice, algunas partes del ala y un montón de piezas pequeñas, trozos de chapa, piezas de madera y también algunas mantas”, informó Fritz Teuscher, jefe del equipo de rescate. Aunque no han salido a la superficie todas las piezas: la cabina del piloto, por ejemplo, permanece bajo el hielo.
En medio de la niebla, el Dakota C-53 se desvió de su ruta el 19 de noviembre de 1946, antes de aterrizar en lo alto de los Alpes berneses, donde fue avistado en el glaciar de Gauli a 3.350 metros de altitud, por casualidad. Varias personas resultaron heridas, pero no hubo víctimas mortales. Pilotos militares suizos lanzaron desde el aire el primer rescate del mundo en alta montaña, y consiguieron trasladar al cercano municipio de Meiringen a los ocho pasajeros y cuatro tripulantes. La dramática operación de rescate, seguida en todo el mundo, se considera el nacimiento del servicio de rescate aéreo.
El año pasado, por su parte, un guía de montaña descubrió los restos de un avión que se estrelló en el glaciar Aletsch, cerca de los picos Jungfrau y Mönch, en 1968. Un examen más detallado reveló que los restos pertenecían a una avioneta Piper Cherokee que se había estrellado en la zona el 30 de junio de 1968, cuando transportaba a un profesor, a un médico y a su hijo, todos ellos zuriqueses. En su momento se recuperaron los cuerpos, pero no los restos.
“2023 volverá a pasar a la historia como un año de pérdida masiva de hielo”, ha declarado al diario Tages-Anzeiger Matthias Huss, investigador de glaciares del Instituto Federal de Tecnología ETH de Zúrich y director de la red suiza de medición de glaciares Glamos. El deshielo no será tan masivo como en 2022, “pero el año pasado fue un acontecimiento que en realidad solo debería ocurrir cada mil años aproximadamente”.
El deshielo, sin embargo, ha alcanzado ya los puntos más altos de los Alpes suizos. El pico Dufour y el Mont Blanc están afectados. Este verano el glaciar Aletsch ha estado prácticamente sin nieve, al menos hasta el Jungfraujoch. El 21 de agosto, MeteoSwiss informó del límite de cero grados más alto jamás registrado: 5.299 metros, 115 metros por encima del récord anterior, que se había establecido en 2022 [5.184 metros].
“El deshielo por encima de los 4.000 metros solía ser muy raro, pero ahora lo observamos una y otra vez, de forma especialmente intensa en los últimos dos años. El cambio climático ha llegado a las cumbres más altas de los Alpes”, según Huss.
Texto adaptado del inglés por Lupe Calvo
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