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«Combatir la violencia VS la mujer requiere recursos»

Una joven con una mano pintada en rojo sobre la mejilla
El movimiento #MeToo ha permitido generar una mayor conciencia de lo que constituye la violencia contra las mujeres pero, ¿dará lugar a soluciones durables? Copyright 2016 The Associated Press. All rights reserved.

En Suiza, la violencia doméstica causa una muerte cada dos semanas, las más de las veces, de una mujer. La aplicación del Convenio de Estambul debería permitir luchar más eficazmente contra ese flagelo. Para las ONG activas en ese ámbito, en la Confederación hay aún muchas lagunas que colmar.

El año pasado, los hashtags #MeTooEnlace externo o #BalanceTonPorcEnlace externo tuvieron el efecto de un puñetazo, al resaltar la magnitud del problema. La violencia contra las mujeres no es un fenómeno nuevo, sino una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y persistentes, como nos recuerda la ONU con ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la MujerEnlace externo el 25 de noviembre.

Las ONG que luchan contra este flagelo depositan sus esperanzas en el Convenio del Consejo de Europa para prevenir y combatir la violencia contra la mujer y la violencia doméstica (Convenio de EstambulEnlace externo, concluido el 11 de mayo de 2011), que entró en vigor en Suiza el pasado mes de abril.

Simone Eggler, representante de la Red de la Sociedad Civil para la Implementación del Convenio de Estambul, advierte que para que el texto fructifique, la Confederación y los cantones deben dotarse de las herramientas pertinentes.

swissinfo.ch: ¿Cuáles son las formas de violencia doméstica y violencia contra las mujeres a las que se enfrentan las ONG en Suiza?

Simone Eggler: Las violencias físicas, psicológicas, sociales, económicas son muy diferentes y pueden tener lugar en casa o en el espacio público. A menudo, varias formas de violencia están relacionadas entre sí.  Por un lado, a veces es difícil diferenciarlas. Por otra parte, existe una laguna estadística. Hay muchas cifras sobre la violencia doméstica. Sin embargo, las violencias contra la mujer no están registradas como tales. Una de nuestras reivindicaciones, que es también una exigencia del Convenio de Estambul, es mejorar la recopilación y exactitud de los datos. Sin esto no podemos hacer un seguimiento de la situación y evaluar la eficacia de las medidas adoptadas. Es la base de todo.

swissinfo.ch: ¿En qué medida la aplicación del Convenio de Estambul mejorará la lucha contra la violencia?

S.E.: El texto obliga a Suiza a cumplir obligaciones muy concretas. Es esencial que sea implementado de la A a la Z, porque hay muchos vacíos. Por ejemplo, tenemos muchas estructuras de acompañamiento, pero no son accesibles para todos. Los refugiados que son víctimas de violencia durante su huida o las personas que no estaban establecidas en el país en el momento del incidente no tienen derecho a recibir la asistencia para las víctimas en Suiza. Esta es una grave falla en la ley.

También tenemos el problema de las mujeres que tienen derecho de residencia por su matrimonio. En el caso de una situación de violencia, no quieren separarse de sus maridos para no perder ese derecho. Algunos cantones prevén medidas especiales que les permiten quedarse, pero lamentablemente no todos. La aplicación del Convenio debería permitir colmar esas lagunas.

swissinfo.ch: ¿Qué herramientas adicionales necesitan las ONG para mejorar su trabajo?

S.E.: De conformidad con el Convenio de Estambul, Suiza debe dotarse de un servicio telefónico profesional especializado en las violencias domésticas y contra la mujer, al que se pueda acceder las 24 horas del día. En ciertos momentos, la única opción es dirigirse a la policía. A veces es necesario, pero a veces es un obstáculo demasiado grande para las víctimas. En otros casos, no es la mejor solución. Se debe establecer un sistema de calidad que permita ofrecer una ayuda accesible a todos en todo momento.

swissinfo.ch: Entre sus reivindicaciones figura también el mejoramiento del trabajo con los autores de la violencia. ¿Existe un perfil típico de personas con mayor riesgo de cometer tales actos?

S.E.: No, no hay un perfil típico de la víctima ni del autor. La violencia se encuentra en todos los estratos sociales. Por ello, las ofertas de apoyo deben ser accesibles para todos y sin discriminación. En Suiza, existen diferencias importantes entre los cantones, que no siempre tienen los mismos recursos. Esto debe armonizarse para las mismas oportunidades a todo el mundo, sea en términos de prevención, protección o de trabajo con los perpetradores.

swissinfo.ch: ¿El movimiento internacional #MeToo (#YoTambién) lanzado en Internet en 2017 para denunciar las agresiones sexuales y la violencia, ha creado un contexto favorable para luchar más eficazmente contra la violencia?

S.E.: Observamos que existe una mayor conciencia de lo que constituye la violencia, también por parte de las personas concernidas. El tema está ahora más presente en los medios de comunicación. Sin embargo, es importante no optar por soluciones precipitadas y emocionales, sino por soluciones a largo plazo. A menudo oímos decir: «Simplemente tenemos que condenar a los autores a penas más severas». Sin embargo, actuar solamente a nivel penal no resuelve nada. Debemos invertir también en el mejoramiento de las estructuras de ayuda y en la investigación del problema. Sin embargo, eso es caro. Pero si queremos combatir las violencias contra las mujeres, debemos invertir dinero, de lo contrario solamente ocultaremos el problema.

«La forma más extrema de discriminación”

Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como “la forma más extrema de discriminación”. Según datos de 87 países, entre 2005 y 2016 el 19% de las mujeres de 15 a 49 años informaron haber sufrido violencias físicas o sexuales por parte de su pareja en los 12 meses anteriores a la encuesta. En los casos más extremos, esas violencias pueden llevar a la muerte. En 2012, casi la mitad de todas las mujeres víctimas de ho“micidios voluntarios en todo el mundo fueron asesinadas por una pareja íntima o un miembro de la familia, en comparación con el 6% de los hombres.

La mutilación genital femenina representa otro caso de violencia extrema. Su prevalencia es aún alta en algunos de los 30 países con datos representativos sobre el tema. Por último, poco más de la mitad (52%) de las mujeres de 15 a 49 años, casadas o que viven en unión libre, toman sus propias decisiones sobre la sexualidad, los métodos anticonceptivos y los servicios de salud. (Fuente: Naciones Unidas)​​​​​​​

Traducido del francés por Marcela Águila Rubín

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