El “deseo de saber” supera los obstáculos tecnológicos
Ancianos y extranjeros: vivir la tercera edad en un idioma distinto al propio significa tener que superar un obstáculo adicional para desentrañar la sociedad digitalizada. Gracias a la UNITRE, los séniores de habla italiana de varias ciudades de la Suiza de expresión alemana tienen la oportunidad de familiarizarse con la tecnología de la información en su propia lengua.
Fundada en 2005, “la UNITRE en Suiza es la única universidad popular de lengua italiana en el mundo fuera de Italia” destaca su webEnlace externo. Tanto los profesores como los directivos operan de forma gratuita. La UNITRE tiene como objetivo satisfacer las necesidades de educación cultural, socialización e integración de la población migrante.
Entre las necesidades que surgieron de inmediato estaba precisamente la de aprender los rudimentos para poder utilizar las nuevas herramientas digitales que han irrumpido en la vida cotidiana. “Siempre hemos ofrecido un curso de informática”, indica la presidenta de la UNITRE de Berna, Ilia Bestetti Izar, precisando que cada clase tiene un máximo de diez participantes para “individualizar la enseñanza”. El profesor establece el programa con base en el nivel inicial de los participantes.
La mayoría de los alumnos tienen entre 70 y 80 años, “no tienen un fuerte bagaje cultural”, están motivados “por la necesidad de entrar en contacto con una realidad que ya forma parte de la vida cotidiana” y cuando empiezan, tienen “poco, a veces ningún, conocimiento de informática”, así como de la “terminología inglesa propia de la informática”, explica Nathalie Surace, quien impartió los cursos hasta hace dos años. Por lo tanto, “empezamos desde los primeros rudimentos. Desde lo que es un desktop, para qué sirve el ratón o una memoria USB, hasta aprender a utilizar algunas funciones (las más básicas) del paquete Office”.
Creciente interés
Nathalie Surace señala que las dificultades de los séniores surgen del hecho de que “pertenecen a una generación en la que no había nada de esto. A menudo tienen que reconocer que están detrás de personas mucho más jóvenes que sus nietos, por ejemplo. Además, su capacidad de aprendizaje es, por supuesto, más lenta, y esto también puede ser un obstáculo en el proceso de formación».
La otrora docente hace hincapié en que estos cursos van mucho más allá del mero aprendizaje técnico. En su opinión, tienen un valor humano y social considerable. “Es realmente importante para las personas que se han retirado del mundo del trabajo encontrar todavía una dimensión en la que puedan sentirse parte de un grupo y no aisladas».
Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín
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