Crecimiento demográfico y desafíos en Suiza
La población suiza está a punto de superar la barrera de los 8 millones y se prevé un fuerte crecimiento. Al pequeño país, densamente poblado, le cuesta seguir el ritmo de ese 'boom' demográfico. Entrevista.
Durante la última década, la población suiza creció rápidamente al pasar de 7,2 a 8 millones de personas, incluyendo a muchos trabajadores cualificados de Europa que se asentaron principalmente a las orillas del lago de Ginebra y el área de Zúrich.
El aumento de la inmigración se produjo luego de la apertura gradual del mercado de trabajo a los ciudadanos de la Unión Europea en 2002, como parte del paquete de acuerdos bilaterales entre Berna y Bruselas.
Daniel Müller-Jentsch, economista y experto en migración de Avenir Suisse, un grupo de expertos financiados por el sector económico, detalla para swissinfo.ch las consecuencias del crecimiento de la población y los desafíos que plantea.
swissinfo.ch: ¿Cuáles son los principales retos para Suiza con el crecimiento de la población?
Daniel Müller-Jentsch: El principal factor de la inmigración es la demanda del mercado laboral de personal cualificado. La mano de obra en Suiza aumentó un 10% en la última década. La inmigración procedente de la Unión Europea (UE) fue la principal fuente del desarrollo económico en la década del 2000. Sin embargo, los efectos secundarios negativos son ahora visibles.
El tráfico en las redes de carreteras y de ferrocarriles es cada vez más denso y alcanza los límites de su capacidad. En la meseta central, donde viven dos terceras partes de la población, el crecimiento urbano se ha convertido en una preocupación generalizada.
Los precios del sector inmobiliario han aumentado considerablemente en los últimos cinco o diez años, particularmente a orillas del Lago de Ginebra, Zúrich y en el área de los cantones con bajos impuestos como Schwyz y Zug. En algunos destinos turísticos de prestigio, se han disparado.
swissinfo.ch: ¿Pero Suiza invierte fuertemente en su sistema de transporte, especialmente en el ferrocarril.
D.M-J.: Las inversiones ferroviarias per cápita son diez veces más altas que en Alemania. Suiza amplía y mejora de manera permanente su sistema de transporte. Pero eso no es suficiente para satisfacer la demanda.
En el caso de los trenes y los transportes públicos, los usuarios solamente pagan el 40% de los costos totales y los altos niveles de subsidios inflan artificialmente la demanda. Sin embargo, el apoyo político a las reformas necesarias, como el aumento de precios, sigue siendo muy bajo. En consecuencia, el sistema alcanza sus límites.
swissinfo.ch: Usted dice que hay un problema de vivienda. Sin embargo, a lo largo del país, se ven grúas por todas partes.
D.M-J.: Suiza experimentó, en efecto, un auge de la construcción en los últimos años. Pero no es suficiente para seguir el ritmo de crecimiento de la población.
Un desafío mayor es incrementar la densidad de los grandes centros urbanos.
Muchos esfuerzos se hacen para la reurbanización de terrenos abandonados, la renovación del parque de viviendas y las modificaciones legislativas que permitan una mayor densificación de la vivienda. Pero todo esto requiere tiempo para producir sus efectos.
swissinfo.ch: La expansión urbana es un problema antiguo. Sin embargo, se ha agravado durante la última década. ¿Qué hacer?
D.M-J.: La mayor reforma de la Ley Federal de Ordenación del Territorio desde 1980 está en marcha con un amplio consenso sobre su necesidad. La ley acaba de ser aprobada por el Parlamento, pero todavía puede ser objeto de un referéndum. Algunos cantones, como el Valais, se oponen a algunas de las más estrictas normas relativas a la reforma.
swissinfo.ch: Ante esta situación, ¿podemos esperar un endurecimiento de la política de inmigración?
D.M-J.: La mayoría de la población es consciente de los beneficios económicos de la inmigración reciente, pero hay un creciente malestar con respecto a los efectos secundarios cada vez más pronunciados, sea la congestión del tráfico, la escasez de vivienda, el aumento del costo de vida y la expansión urbana.
Teniendo en cuenta los mecanismos de democracia directa, este malestar puede llevar finalmente a una votación a favor de políticas más restrictivas en materia de inmigración. Esto provoca un riesgo.
Dos terceras partes de los inmigrantes proceden ahora de la UE y Suiza no tiene un control unilateral sobre esos ingresos. Si Suiza revocara el acuerdo bilateral sobre la libre circulación de personas, todo el sistema de acuerdos bilaterales con la UE se vería comprometido. El precio económico – en términos de reducción del acceso al mercado único – podría ser elevado.
swissinfo.ch: ¿Entonces podemos esperar una reacción negativa del público en Suiza?
D.M-J.: Cualquier país con tales niveles de inmigración, en términos de velocidad y de tamaño, conoce reacciones de rechazo. Es natural. La llegada de 70.000 personas por año a Suiza coincide – en proporción con la población – a 600.000 en Francia, u 800.000 en Alemania.
Estoy bastante sorprendido por la tolerancia de la inmigración en Suiza. La mayoría de los nuevos inmigrantes vienen aquí a trabajar, están bien cualificados y hablan una de las tres lenguas nacionales. Esto facilita su integración. Pero hay límites.
swissinfo.ch: La Oficina Federal de Estadística prevé entre 9 y 11,3 millones de residentes permanentes en 2060, según sus previsiones media y alta. ¿Qué le parece?
Mi sensación es que la actual tasa de crecimiento continuará por algún tiempo. Suiza ha ofrecido empleo durante un largo período, la demanda para los trabajadores es todavía relativamente alta y la economía suiza ha sido sorprendentemente resistente a las últimas crisis financieras y económicas.
Sin embargo, la composición de la inmigración en términos de nacionalidad puede cambiar. En el pasado, en su mayoría eran alemanes, franceses e italianos, debido a la proximidad geográfica y lingüística.
Pero en Alemania, la economía va muy bien en estos momentos. El desempleo ha caído drásticamente en los últimos cinco años – bajó de cinco millones a menos de dos millones. Las regiones alemanas vecinas, como Baviera y Baden-Würtemberg tienen prácticamente un empleo total en la actualidad. Así, una de las principales fuentes de trabajadores inmigrantes se seca poco a poco.
El efecto no es visible aún en las estadísticas, pero se advierte una disminución de los nacionales de Alemania y un aumento de aquellos que vienen de países de la UE con altos niveles de desempleo.
A finales de marzo de 2012, Suiza tenía 7.971.300 habitantes, 1,2% más que 15 meses antes.
En 2008, el incremento alcanzó la cifra de 103.363 – la cifra más alta desde 1961 – antes de retroceder ligeramente.
Alrededor del 23% de la población (1.828.400 personas) es extranjera.
La mayoría de los recién llegados a finales de 2011 eran alemanes (12,6%), seguidos por los portugueses (11,1%), los kosovares (8,9%), los franceses (4,4%) y eritreos ( 2,6%).
Dos terceras partes de los nuevos inmigrantes desde 2002 tienen entre 20 y 39 años y 53% tiene un título universitario.
La tasa de natalidad en Suiza es de 1,48 hijos por mujer.
La densidad de población en la región de la Meseta Central es de 400 personas por kilómetro cuadrado – comparable a la de los Países Bajos.
75% de la población suiza vive en zonas urbanas.
La esperanza de vida en 2008 era 84,4 años para las mujeres y 79,7 para los hombres.
Philippe Wanner, Universidad de Ginebra
Suiza es un país rico. No debería ser pesimista acerca de su crecimiento demográfico futuro.
Es claro que hay frustración entre la población por el crecimiento de la inmigración.
El aspecto nacionalista está muy presente y supone un riesgo para la cohesión social.
Martin Schuler, Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL)
El principal reto es la infraestructura. Con o sin crecimiento de la población, hemos llegado a un punto donde tenemos que invertir mucho.
El crecimiento suburbano se debe principalmente a los residentes suizos, en respuesta al crecimiento de las ciudades.
Suiza se beneficia del hecho de que la mayoría de los inmigrantes de hoy son jóvenes y la altamente calificados, una formación que Suiza no ha pagado.
Hoy en día, hay menos reacciones políticas para contrarrestar los desequilibrios regionales, que hace de 30 o 40 años.
El gran problema del envejecimiento llegará en 2030, cuando habrá más jubilados que personas activas. Cada vez más personas mayores necesitarán cuidados especiales.
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
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