“Un tsunami de desesperados se abatirá sobre Europa”
En Lugano, Suiza, el patriarca de la Iglesia Católica Melquita con sede en Damasco lanzó un verdadero grito de alarma sobre la guerra que sacude a su país desde hace casi cinco años. Gregorio III Laham instó a los obispos suizos a organizar una conferencia episcopal destinada a devolver la paz a la cuna del cristianismo.
Procedente de Roma, donde participó en el reciente Sínodo de la Iglesia CatólicaEnlace externo, el patriarca se hospedó en el Colegio Pío XII de Lugano. En 2001, fue él quien recibió al Papa Juan Pablo II en Damasco y lo llevó a una mezquita. Un hecho histórico.
Ayudar a los cristianos perseguidos
Fundada en Lugano en octubre pasado, la asociación ‘Cristianos sin Fronteras’ tiene como objetivo ayudar y acoger en Suiza a cristianos perseguidos en el mundo a causa de su religión. Busca sensibilizar a la población suiza sobre la grave situación de los cristianos en algunas regiones del planeta a través de conferencias, contactos con medios de comunicación y el uso de otras vías informativas. Para tal efecto contempla colectar fondos mediante campañas de sensibilización, publicitarias o de patrocinadores.
Orador principal de la conferencia sobre la situación de los cristianos en Oriente Medio, organizada por la asociación ‘Cristianos sin Fronteras’, recién constituida en el Tesino, Gregorio III alertó: “Un verdadero tsunami se abatirá sobre Europa, el del éxodo de todos los desesperados y perseguidos que van a huir de la guerra y la estrategia de terror establecida por el Estado Islámico.
“Para frenar ese flujo, que representará un peligro real para la Europa laica y para el que ustedes no están preparados, los cristianos y los musulmanes moderados de todo el mundo deben unirse para lograr la paz. Solamente una coalición internacional interreligiosa será más eficaz que las bombas, seamos conscientes de ello”.
Gregorio III Laham, un sirio nacido en el Líbano y que se expresa de manera fluida en varios idiomas, incluidos el francés y el italiano, recordó la importancia de Siria en la historia del cristianismo, “nacido en Damasco”, como precisó. Subrayó que, históricamente, el gobierno de la familia Assad ha garantizado la libertad de culto a los cristianos en Siria. Hoy, sin embargo, el avance de los combatientes islamistas amenaza la vida de sus correligionarios, particularmente en Alepo y Homs, ambas ciudades blancos de las tropas del Estado Islámico.
Coexistencia amenazada
“Muchos cristianos han sido masacrados en Oms y en el noreste de Siria, donde 33 aldeas habitadas por cristianos de rito arameo acaban de ser destruidas. Muchas iglesias fueron devastadas y hemos empezado a reconstruirlas. Desde el comienzo de la guerra civil, hace ya cinco años, podemos decir que solamente un milagro nos mantiene vivos, el de nuestra fe extraordinaria a lo largo de este calvario”.
Pero Gregorio III no piensa nada más en los cristianos de Oriente Medio. Dirige también su solidaridad a los musulmanes moderados que viven bajo un régimen de terror: “En el Medio Oriente, todos los seres humanos están amenazados, vivimos en una especie de tercera guerra mundial y debemos trabajar juntos para poner fin a una tragedia que puede repercutir en toda Europa y en el mundo entero. La coexistencia entre los pueblos se ve amenazada, así como las perspectivas para las generaciones futuras y el futuro de toda la región”.
Al estimar que la comunidad internacional se ha mostrado hasta ahora “incapaz” de vencer a “los takfiri, esos extremistas bárbaros e inhumanos, probablemente sostenidos por algunos Estados occidentales”, el patriarca de la Iglesia Católica Melquita de Oriente Medio decidió intervenir ante los obispos de Suiza y Europa para que movilicen a sus iglesias junto con el Islam moderado y presten ayuda a los sirios de todas las confesiones y de todos los partidos a poner fin a la guerra en la región. El mismo exhorto es válido para todo el Medio Oriente. “Solamente el retorno de la paz podrá frenar el flujo migratorio que amenaza a todas las comunidades. De lo contrario, la violencia y el terrorismo destruirán Oriente y Occidente por igual”.
Agradecimiento a Suiza
Gregorio III agradeció calurosamente a Suiza y Europa en general “la acogida de sirios”. Y repitió que “las iglesias de Oriente Medio, de todas las religiones, necesitan ser alentadas por sus hermanos cristianos en Europa y en el resto del mundo para consolidar, con su presencia y su testimonio, su papel, vocación y su misión en Oriente Medio”.
El compromiso de la Iglesia Católica Melquita en la guerra en Siria no son solomante palabras. Desde Damasco, donde tiene su base, el Patriarcado emprendió una colecta de fondos para reunir 50 000 dólares por mes destinados a la ayuda directa a los refugiados (alimentos, apoyo escolar, medicamentos, reconstrucción de iglesias y casas destruidas).
Ampliamente ovacionado durante la conferencia de Lugano, el patriarca de Oriente Medio concluyó con estas palabras:
“Nosotros, católicos del rito melquita, somos árabes, pero no musulmanes; orientales, pero no ortodoxos; católicas, pero no latinos. Y quiero recordar que los cristianos son perseguidos en todo el mundo y que lo que sucede ahora en algunos países del África Negra es incluso peor que lo que experimentamos en el Medio Oriente. Pero no hay que olvidar que la división del mundo occidental refuerza aún más el poder de los islamistas radicales”.
Rito bizantino
La Iglesia Católica Greco-Melquita es una de las iglesias católicas orientales. El jefe de la Iglesia lleva el título de Patriarca de Antioquía y de todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén, de los melquitas, con residencia en Damasco, Siria.
Los melquitas son cristianos del rito bizantino que se unieron a la Iglesia Católica en 1724.
Su historia se remonta al Consejo de Calcedonia. A diferencia de otras iglesias de la región que apoyan el Monofisismo (Coptos, siriacos), los melquitas apoyan las decisiones del Concilio, y rechazan la herejía monofisita, lo que les vale el nombre despectivo en la época de melquita (malka en sirio significa ‘emperador’, una manera de estigmatizar su apoyo al Imperio bizantino).
Más de 250 000 muertes
Desde el inicio de la guerra civil en Siria en 2011, 250 000 personas han perdido la vida, incluidos entre 3 000 y 4 000 cristianos.
Un 50% de los médicos han emigrado a Europa (a Alemania, en particular) y más de cuatro millones de sirios han huido del país.
Masacres, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad han sido perpetrados por el Partido Baath, de Bashar al Assad y por el Estado Islámico.
La exprocuradora suiza Carla Del Ponte recibió el mandato de la ONU de investigar esos crímenes.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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