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Cuando la historia se repite

Encontrar hoy un empleo en Suiza no es tan fácil como hace tres o cuatro lustros. Keystone

La prensa califica de “avalancha” el reciente éxodo de españoles en busca de trabajo en Suiza. Pero un mercado laboral saturado y la carencia de alojamiento ponen trabas a los nuevos emigrantes que repiten la ruta que tomaron sus mayores hace 50 años.

“Todas las familias felices se parecen; pero las desgraciadas lo son cada una a su manera”, afirmaba León Tolstoi. Algo similar puede decirse de los numerosos parados españoles que llegan hoy a Suiza en busca de empleo. Aunque sus circunstancias son parecidas, cada historia es única en su complejidad, y a menudo en su dramatismo.

Los medios de información helvéticos han publicado reportajes alarmantes de españoles (y latinoamericanos) que viven en la calle o alquilan colchones por turnos.

“No están habituados a la precariedad”

A cinco minutos a pie de la céntrica estación de Cornavin de Ginebra encontramos el refugio del Ejército de Salvación, organización de origen evangélico que se dedica a cumplir funciones de asistencia social. Puede decirse que es el equivalente protestante de Caritas.

Agnès Wahli, directora de los servicios nocturnos del albergue ginebrino, explica a swissinfo.ch la compleja situación de los nuevos emigrantes españoles.

“Desde septiembre el cambio es notable. Hemos perdido la cuenta de los españoles que llegan en busca de ayuda. Deben ser unos 250 al mes. Son la mayoría, seguidos de cerca por emigrantes de origen africano”.

Una de las características de estos españoles es que se nota que nunca han sido pobres: “Son gente como usted o yo, que no están en absoluto habituados a la precariedad. Muchos son ex empleados de comercio que están completamente perdidos, pues nada les ha preparado para la dureza de la vida en la calle”.

Tienen entre 30 y 50 años, y muy a menudo cargas familiares e hipotecas. La mayoría no hablan francés y carecen de amigos o una red social en Suiza, lo que hace casi imposible su inserción en el competitivo mercado laboral de Ginebra, anota Wahli.

“Intentamos convencerles de que vuelvan a España, pues apenas una ínfima minoría está en condiciones reales de aspirar a un trabajo aquí”. Muchos duran apenas un par de semanas en Suiza y se vuelven al acabarse los ahorros en un país tan caro, agrega.

Igualmente recuerda que hace 15 o 20 años hubo muchos latinoamericanos que encontraron empleo con relativa facilidad, creando así el mito de El Dorado alpino. Pero las cosas han cambiado. Hoy hay un problema añadido: “Muchos españoles ven a sus propios compatriotas recién llegados como una amenaza y les cierran las puertas”.

La infraestructura del Ejército de Salvación en Ginebra dispone de 40 camas, a las que se pueden sumar los albergues de la Protección Civil en casos de extrema urgencia. Wahli da prioridad absoluta a las familias con niños. “Pero no hay soluciones reales a largo plazo, pues la mayoría de estas personas no tienen perspectivas de futuro en Suiza”.

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Suiza vuelve a ser «un balón de oxígeno»

Este contenido fue publicado en Los que partieron a Suiza no regresarán pronto al puerto gallego, contrariamente a los vecinos que viven del mar y que se reúnen por la noche en el bar del pueblo para ver un partido de fútbol. Sus mujeres nos recuerdan a las esposas de los marineros que les esperan en tierra. Una de ellas…

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“Noto hartazgo con los españoles…”

La historia del abogado José Francisco López, sin llegar a los extremos que se ven en los albergues de emergencia de Ginebra, es sintomática de esta nueva inmigración.

Este profesional que habla alemán e inglés llegó a Zúrich en septiembre. Ha encontrado empleo temporal por horas como camarero en un restaurante indio, aunque el trabajo no le proporciona la mínima estabilidad que sería deseable.

“El único motor de mi viaje a Suiza es la hipoteca y las deudas”, explica a swissinfo.ch este alicantino de 41 años. “Vine a la aventura, aunque ya estuve un par de días en junio para ver el panorama. La experiencia hasta ahora está siendo muy dura, pues he perdido todos los apoyos de casa y me cuesta mucho posicionarme”.

Vive en una residencia compartida que regenta el local en el que trabaja. Por su cama paga 500 francos suizos mensuales. “Las redes sociales pueden ser de ayuda, aunque he notado en los suizos un total hartazgo con los españoles. De hecho, la mayoría de agencias ni siquiera te aceptan el curriculum vitae”.

López destaca que en Suiza los trabajadores están altamente especializados. “Y eso es algo a tener en cuenta. A Suiza no se puede venir a la aventura”, valora.

“Los que no tienen una hipoteca ni deudas sobre la cabeza son ricos”, reflexiona, “pues aunque tengan que pedir monedas con un platito por la calle, al menos esas monedas le pertenecen. Yo sé que estaré endeudado de manera asfixiante durante más de 20 años”.

¿Qué consejo daría este emigrante a los españoles que quieran seguir sus pasos? “Al que esté pensando en venir, le recomiendo tener la cosa muy estudiada y saber bien idiomas, porque esto no es broma. También tener prudencia, sobre todo con las agencias de trabajo temporal, que te hacen venir con promesas y te dejan tirado a la primera de cambio”.

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Testimonios de nuestros lectores

Este contenido fue publicado en En los últimos meses, y tras la crisis económica que golpea a diversos países de Europa, muchos españoles –así como portugueses e italianos- optan por la emigración. swissinfo.ch invita a aquellos que tomaron el camino, y a los que contemplan la posibilidad de hacerlo, a que nos compartan sus experiencias y/o expectativas.

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Casi una misión imposible

Al momento de cerrar este reportaje se registran temperaturas bajo cero. Se aproxima el duro invierno suizo. «Notamos que, poco a poco, muchos comienzan a irse. Sobre todo, los verdaderos españoles que tienen familia y apartamentos en España”, afirma Agnès Wahli.

¿Los verdaderos españoles? “Los nativos, pues vemos que hay en Suiza muchos latinoamericanos nacionalizados españoles. Para un emigrante llegado de Bolivia o Ecuador, el retorno es mucho más difícil”.

En casos excepcionales, el cantón de Ginebra, o incluso el propio Ejército de Salvación, pueden financiar la repatriación.  Y ante este drama humano, ¿qué hace la embajada de España? “Nada”, responde tajante.

¿Cuál es su consejo para quienes, a pesar de todo, quieran intentar la aventura? “Que recuerden que esta ciudad dista mucho de ser el mejor lugar del mundo para buscar trabajo”, responde Agnès Wahli. “Con un mercado laboral saturado y una carencia crónica de viviendas de alquiler, instalarse en Ginebra hoy es casi una misión imposible”.

En el tercer trimestre de 2012, el paro en España llegó al 25,8% de la población activa. Y entre los jóvenes menores de 25 años al 55,9%.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los desempleados son ya 5,7 millones. Los pronósticos a medio plazo auguran un empeoramiento de la situación laboral.

En la eurozona, suman más de 18 millones (11,6%). Según la agencia estadística europea, Eurostat, el índice de desempleo en el conjunto de la Unión Europea (UE) alcanza el 10,6% de la población activa.

España, Grecia (25,1%) y Portugal (15,7%) registran las tasas más altas. Austria (4%), Luxemburgo (5,2), Alemania y Países Bajos (5,4% ambas), las más bajas.

No existen estadísticas oficiales sobre los nuevos emigrantes españoles en Suiza. La mayoría no se inscriben en los consulados de España y las autoridades suizas no manejan cifras confirmadas de desempleados españoles buscando trabajo en este país.

Suiza aplica un sistema dual para autorizar el trabajo de extranjeros en el país. El primero atañe a los ciudadanos de países pertenecientes a la Unión Europea (UE) y/o de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), a quienes generalmente se les permite entrar y buscar trabajo en Suiza durante tres meses. Ese periodo puede verse ampliado hasta seis meses si es necesario para continuar la búsqueda de empleo.


 
El segundo afecta a los ciudadanos del resto de los países (los denominados Terceros Estados). Estos deben poseer un contrato de empleo garantizado por el empleador y el correspondiente visado de trabajo antes de entrar en el país. Una oferta de empleo no es suficiente para obtener el permiso. 


 
Los integrantes de la familia pueden quedarse y establecerse en Suiza, independientemente de su nacionalidad. Se consideran miembros de la familia a la/el cónyuge, los descendientes menores de 21 años o las personas a su cargo cuya custodia y cuidado estén acreditadas cualquiera que sea su edad.

 
Las autoridades cantonales son las encargadas de emitir los permisos.

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