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¿Pobreza infantil en la rica Suiza? Así vive Niels

Un niño se asoma al balcon y observa las obras que tiene enfrente
Viviendas para ricos y para pobres. En este inmueble, el precio del alquiler depende de los ingresos. Gracias a ello, Niels y su madre pueden vivir en un apartamento nuevo. swissinfo.ch

No pasa hambre. Niels, de cinco años, tiene su propio cuarto, lleva ropa limpia y entrena en el club de fútbol. Pero el sueldo de su madre no llega para vivir los dos y reciben subsidios sociales. En Suiza, la precariedad no suele notarse a simple vista, pero deja huellas en los afectados.

Hace poco, Niels y su madre se regalaron un ‘día de lujo’. Tenían entradas con descuento y fueron al circo. Es más, “tomamos un café en una cafetería y comimos un bocadillo allí mismo», cuenta esta mujer de 38 años que habla bajo y sonríe.

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Bettina Fredrich, Caritas Suiza

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«Sin dinero y sin vida social»

Este contenido fue publicado en Según Cáritas, la Confederación no hace lo suficiente para ayudar a los niños y las familias. Y debería multiplicar por 3,5 la suma que destina hoy a subvencionar las guarderías. En Suiza, las familias pagan entre dos y tres veces más por el cuidado externo de los hijos que en los países vecinos. El modelo…

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Su hijo Niels sonríe de oreja a oreja. Se mueve por la cocina como un torbellino, rebosante de energía, porque nos quiere enseñar el apartamento en el que viven ellos dos desde el verano pasado. Se ve que Niels se siente bien aquí. Su cuarto tiene tres puertas, nos dice muy orgulloso, una da a la cocina, otra al salón y otra al balcón.

«Fue como si me hubiera tocado el gordo»

Este luminoso apartamento de reciente construcción está en el segundo piso y forma parte de una urbanización aún sin terminar. Desde el balcón se ve una obra gigantesca. «Estamos construyendo un barrio nuevo lleno de vida, y tú puedes contribuir a darle forma», se lee en los carteles publicitarios de Habitat sobre el proyecto. Esta fundación lucha por la creación de viviendas asequibles. En ellas, los que ganan más pagan alquileres más elevados que los inquilinos con pocos ingresos.

La primera vez que nos pusimos en contacto con ella por teléfono, a la madre de Niels casi le daba un poco de apuro vivir en esa “vivienda nueva tan bonita”, porque no corresponde a la imagen típica de una familia monoparental beneficiaria de subsidios sociales. Es muy frecuente que las personas en riesgo de pobreza o abiertamente pobres tengan mucho miedo a que las consideren parásitos.

«Fue como si me hubiera tocado el gordo», cuenta ahora sentada a la mesa de su cocina. Durante meses, cuando terminaba de trabajar, esta mujer menuda recogía cada tarde a su hijo en la guardería, y hacía cola como otros muchos interesados para visitar pisos en alquiler. Pero los apartamentos que podía permitirse estaban justo al lado de una autopista o no tenían servicio propio. Así, decidió quedarse en su piso antiguo y seguir buscando, hasta que la llamaron de Habitat.

El 20 de noviembre es el Día Internacional de los Derechos del Niño: La Convención de los Derechos del NiñoEnlace externo fue aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1989. Hoy, 193 países la han ratificado, entre ellos Suiza en 1997. La Convención obliga a poner a disposición todos los recursos posibles para ayudar a los menores en riesgo de pobreza. (Fuente: humanrights.ch)

Entre 800 y 1200 francos al mes

Desde entonces ya no se siente pobre, le va mejor, dice esta madre, pedagoga del movimiento, que gana entre 800 y 1200 francos al mes, lo que no da para mucho. En comparación con la población total, en Suiza, el riesgo de pobreza entre las familias monoparentales es más del doble, como demuestra un estudioEnlace externo de la Universidad de Berna encargado por Cáritas Suiza. Dichas familias constituyen un escaso 20% de las personas que necesitan subsidios sociales. En 2015, una sexta parte de las familias en Suiza era monoparental, una tendencia que va en aumento.

Los padres de Niels se separaron cuando su madre estaba embarazada de seis meses. Tras cuatro años en Francia regresó a Suiza. Estaba completamente sola y necesitaba ayuda económica. Seis meses después de dar a luz volvió a trabajar y encontró solo empleos pagados por horas y un intento de trabajar como autónoma fracasó.

Según el estudio de Cáritas, las familias monoparentales con hijos menores de seis años trabajan fuera de casa una media de 17 horas por semana y 54 horas en el hogar o para la familia. La tasa de pobreza de la población activa es casi cuatro veces mayor en el caso de las familias monoparentales. «Fue desconcertante, me enfurecía esa situación extremadamente dura y la falta de perspectivas. A veces apenas tenía dinero para comprarle pañales a Niels.»

La madre mide mucho sus palabras. Tiene la mirada cansada. Niels escucha y de repente se calma un poco. Es como si se diera cuenta de que no es fácil para su madre recordar aquellos tiempos de agotamiento total.

El apoyo depende del lugar de residencia

Desde que Niels es un poco mayor, todo va mejor. Pero incluso ahora no pueden permitirse ir al supermercado Coop de al lado a comprar algo que se les ha olvidado. «Siempre hay que pensar antes y planificarlo todo, y eso agota.» Niels y su madre cruzan la frontera para comprar en Alemania. Para encontrar un casco de bicicleta para Niels, los dos van a todos los rastrillos de Basilea, y eso cuesta tiempo y energía.

Un niño se sube de rodillas a una silla en un patio interior
Niels en el patio interior de su casa en Basilea: En Suiza, la precariedad no suele notarse a simple vista. swissinfo.ch

Niels da vueltas con su bicicleta en la pasarela delante de la puerta de su casa. También tiene un monopatín y un kart a pedales. «Todo usado y regalado», precisa la madre. A Niels no parece importarle en absoluto, vuelve a sonreír de oreja a oreja y cuenta que entrena en el club de fútbol. El dinero que necesita para los entrenamientos lo recibe la madre del Departamento de Asuntos Sociales. Si Niels viviera en otro cantón posiblemente no podría entrenar para un día llegar a jugar tan bien como Ronaldo, como él dice. En Suiza, la ayuda social es competencia cantonal y por eso depende del lugar de residencia.

Pero tampoco otros niños en riesgo de pobreza pueden participar plenamente en la vida social. Está claro que los padres que no reciben subsidios sociales, porque ganan poco o justo lo suficiente, pueden ofrecer a sus hijos menos cosas. Para ellos es difícil «integrarse». También Niels lo ha vivido.

La pobreza infantil en Suiza: En 2014, en Suiza había 307 000 niños pobres o en riesgo serlo. Para calcularlo, la Oficina Federal de Estadística (OFE) se basa en las Directivas de la Conferencia Nacional para la Ayuda SocialEnlace externo (SKOS).

En comparación internacional, Suiza invierte menos que sus vecinos en la familia y los niños. En 2013 los países de la UE destinaban una media de 2,1% de su PIB a la familia; Suiza, solamente el 1,5%.

(Fuente: OFEEnlace externo)

«No sabes manejar tus propios asuntos»

Le habían invitado al cumpleaños de otro niño y estaba haciendo cola con los demás pequeños para darle un regalo al cumpleañero. Entre todas las grandes cajas de Lego estupendamente empaquetadas, el pequeño perro hinchable plegado quedaba realmente fuera de lugar.

Aun así, la madre de Niels solo desea una cosa: No depender de los subsidios sociales. Tiene la sensación de vivir en un estado de excepción. «Me cuesta asimilarlo: ‘bueno pues recibo subsidios sociales y ya está'». Lo que más le molesta es el estigma social al que se enfrenta cada día. Una y otra vez le dicen que no sabe gestionar su vida. «Haces todo lo que puedes, pero siempre te critican durísimamente.» Es agotador. «Hace seis años mi autoestima era mucho más alta que ahora.»

Niels se calma de nuevo y se sienta en las rodillas de su madre. «¿Cuánto tiempo falta hasta mi cumpleaños, mami?», pregunta por segunda vez ese mismo día. Para su cumpleaños, Niels quiere ir a comer con su madre en McDonalds. Será casi a finales de año. Y quiere que su padre, en Francia, le regale un ‘aeropatín’. «Mi padre es rico», dice sonriente y vuelve a trotar por la cocina. «Tiene televisión y coche.»

Un niño arrodillado en el suelo juega al fútbol con una cancha de plástico
A Nils le gusta el fútbol. Entrena en un club y de mayor sueña con ser un astro como Ronaldo. swissinfo.ch

Cantones y Estado hacen demasiado poco

Cáritas exige una estrategia nacional para luchar contra la pobreza infantil. La asociación propone que, además de las asignaciones por hijo, las familias reciban prestaciones complementarias y que facilite la conciliación. Otra clave para reducir la pobreza infantil es la estimulación temprana.

Según Cáritas, la Confederación no hace lo suficiente para ayudar a los niños y las familias. Y debería multiplicar por 3,5 la suma que destina hoy a subvencionar las guarderías. En Suiza, las familias pagan entre dos y tres veces más por el cuidado externo de los hijos que en los países vecinos.

El modelo del Tesino, donde la educación preescolar es gratuita a partir de los tres años, por ejemplo, ilustra cómo se puede facilitar la conciliación, subraya la asociación.

Traducción del alemán: Raquel Ruíz

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