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«Debemos formar partido contra el racismo»

El 29 de octubre se realizó una manifestación en contra del racismo y la discriminación religiosa. Reuters

El historiador Georg Kreis termina su función de presidente de la Comisión Federal contra el Racismo luego de 16 años de labor. En conversación con swissinfo.ch lamenta que la situación se haya endurecido en el país.

Considera incluso que el trato rudo para con los otros se ha vuelto casi una virtud en Suiza.

¿Cuál ha sido su mayor éxito en la lucha contra el racismo en estos 16 años?

Georg Kreis: El mayor ha sido y es que desde 1996, los problemas de racismo se toman en serio. Por cierto, esa atención se manifiesta en parte a veces de modo impropio, es decir, solo bajo una perspectiva superficial: ¿Qué puedo decir?, ¿Qué tan lejos puedo ir sin ser castigado? En lugar de eso, uno se debe orientar hacia lo que resulta positivo para nuestra vida en conjunto, lo que se puede solicitar a los congéneres y lo que no.

swissinfo.ch: Entre las tareas de la Comisión Antirracismo está la de observar la situación del país. ¿Cuál es el sentir de cara a la población extranjera?

G.K.: La tendencia es claramente peor. Esa contraposición “yo y los otros” o “nosotros y los otros” se ha intensificado. Está claro que al devaluar a los otros, uno se valoriza a sí mismo.

swissinfo.ch: ¿Por qué el clima se ha endurecido?

G.K.: Soy muy escéptico sobre toda explicación posible. Se habla de mundialización, de un aumento de la ola migratoria, de un futuro incierto, pero todas esas explicaciones me molestan, ya que siempre contienen un componente exculpatorio. 

En realidad, debemos primero explicar la razón de que este tipo de nacionalismo haya aumentado, ya que la desvalorización de los hechos o del pretendido “otro” u “otros” tiene que ver con ese arcaico pensamiento de base que se orienta profundamente en la media burguesa.

swissinfo.ch: Los casos de racismo, sobre todo contra las personas negras y contra las seguidoras del Islam, han aumentado ligeramente, según el reciente informe de la Comisión. ¿Qué es lo que usted ha hecho mal?

G.K.: No quiero hacer conjeturas sobre algo que nosotros pudiésemos haber hecho mal. Sin embargo, las autoridades preventivas y las represivas no pueden medir su desempeño a través de estas cifras. No sabemos cuántos casos habría si no existiésemos.

A esto se suma que el racismo en la esfera privada no puede medirse. En la discriminación racista en la concesión de puestos de trabajo, de aprendizaje o en la búsqueda de apartamentos, tenemos una inmensa cifra negra.

swissinfo.ch: ¿Observa una relación entre el clima político y el comportamiento racista de la población?

G.K.: Seguro hay puntos de relación. En nuestra vida en común ya se admite este tipo de acento sobre lo propio y el trato rudo hacia los otros. Incluso al grado de que esto se vea como una virtud.

Este desarrollo es parte de la competencia neoliberal, en el que el fuerte sobrevive sin mayores escrúpulos. Y todo esto se combina con la llamada libertad de expresión.

Mi mayor preocupación se centra en el reforzamiento de la creciente opinión pseudodemocrática sobre lo que es el concepto de racismo. Seguro existen en las zonas marginales problemas, pero que la problemática por entero se traslade al ámbito general, es delicado.

No debemos tratar de persuadir a la gente en su aspecto íntimo. Si bien sería deseable que una persona no sea antisemita, lo importante es sobre todo que no se manifieste al respecto públicamente.

swissinfo.ch: ¿La libertad de expresión tiene entonces sus fronteras?

G.K.: Absolutamente. A la mayoría le resulta evidente, que la libertad de expresión tenga sus límites en el ámbito de la deshonra individual.

Es evidente que resulta más difícil valorar del mismo modo una ofensa colectiva, que tiene consecuencias individuales para aquellos que pertenecen a determinados grupos. Cuando se dice que los africanos son flojos y no tienen ética laboral, esto puede provocar efectos negativos en un miembro de ese grupo.

swissinfo.ch: ¿El partido de la derecha conservadora Unión Democrática de Centro (UDC), con su propaganda política contra los musulmanes, es responsable de un clima xenófobo en el país?

G.K.: Claro que es corresponsable, pero no tiene toda la culpa. La responsabilidad la tienen siempre los individuos en sí mismos. No puedo decir que yo he sido exhortado por los panfletos propagandísticos de la UDC, pero está claro que infunden esto de algún modo, aun cuando los panfletos por sí mismos no son causales de racismo.

swissinfo.ch:Usted pide un mayor compromiso ciudadano contra la discriminación y el racismo. ¿Falta sensibilidad a nuestra sociedad? ¿La Comisión hizo poco en ese sentido?

G.K.: Seguro, pero ¿qué significa despertar, sacudir a la sociedad? Me alegraría que se concluyera que no somos responsables de ello. La Comisión debe observar, advertir, pero finalmente no es una comisión educadora.

No tenemos necesidad de omnipotencia y no queremos ser responsables de todo, sino que deseamos que la sociedad civil asuma más esa tarea. En nuestro país existen suficientes organizaciones civiles que con reducidos medios trabajan bien. Desearía que  hubiese mayor apoyo de los individuos hacia esas organizaciones.

swissinfo.ch: La Comisión perdió aceptación en los últimos años, sobre de la UDC. Para ese partido usted resulta una personalidad provocadora, que toma posición y que resulta parcial. ¿La Comisión debe ser imparcial?

Estamos en la defensa de los derechos humanos. No se trata de política partidista.

Lo que no descarta, por cierto, que nuestras tomas de posición también afecten a posturas partidistas, aunque no es lo que buscamos. Tratamos de evitarlo. En nuestra reciente campaña ‘Juego justo en la campaña electoral’ decidimos no mencionar a partido alguno y entonces los medios indicaban: “Diga ya que se trata de la UDC”.

Supongo que la UDC y otros que no pueden designarse solo con tres iniciales, pueden vivir bien con nuestra presencia ya que somos la imagen del enemigo ideal. Durante el día somos impugnados, por las noches rezan para que sigamos en pie para ellos.

En Suiza el Convenio Internacional para la lucha contra toda forma de Racismo entró en vigor el 29 de diciembre de 1994.

Para que Suiza pudiese ser Estado miembro de este Convenio, debió ser establecida la norma penal contra el racismo (Artículo 26bis del Código Penal).

La Comisión Federal contra el Racismo inició sus actividades en 1995.

Se ocupa de la discriminación racial, y promueve una mayor compresión entre las personas de razas diversas, color de piel distinto, origen, nacionalidad y procedencia étnica, religión, y lucha por la discriminación racial directa o indirecta  y dedica sus esfuerzos especialmente a la prevención.

Martine Brunschwig Graf (ex diputada del Partido Liberal, al que también pertenece Kreis) será la sucesora de Georg Kreis a partir de 2012 en la Comisión.

Tiene 68 años de edad, y  creció en Basilea.

Estudió Historia, Germanística y Filosofía en Basilea, París y Cambridge.

Hasta 2009 fue profesor en la Universidad de Basilea. Hasta verano de este 2011 dirigió el Instituto de Europa de esa Alma Mater.

(Traducción: Patricia Islas)

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