Defender el derecho a informar en Suiza y en el mundo
Al publicar un primer álbum consagrado al fotógrafo afgano Zalmaï, la sección suiza de Reporteros Sin Fronteras ilustra su compromiso en favor del derecho a informar. Una exigencia ciudadana golpeada tanto por los regímenes autoritarios como en las democracias.
Que sea en Cuba, Filipinas, Nueva York o Afganistán, las fotografías de Zalmaï confirman una visión del mundo. Con su mirada, que crea empatía, este reportero suizo y afgano da testimonios de realidades que a menudo se prefiere no ver.
De esa manera, encarna perfectamente el compromiso de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF). No es sorprendente pues que la sección suiza de la ONG lo haya elegido para su primer álbum de promoción, según una tradición lanzada hace unos veinte años por la sede parisina de la organización.
«Es difícil explicar a las jóvenes generaciones, que lee diarios gratuitos de camino a la escuela o al trabajo, que la información no está garantizada y que tiene un valor», destaca Thérèse Obrecht, la nueva presidente de la sección suiza de Reporteros Sin Fronteras.
Añade: «Más que a los periodistas, nosotros defendemos un derecho ciudadano, el de informar y ser informado».
Un objetivo que la asociación va a analizar -a principios de junio en Ginebra – mediante un festival titulado ‘Cámara testigo: 32 películas sobre el derecho a la información’. Durante una semana, los espectadores podrán confrontar el enfoque de la ficción, el documental y el reportaje sobre una serie de temas de actualidad.
Presencia en la suiza de habla alemana
A pesar de sus escasos medios, RSF Suiza intenta aumentar su visibilidad. «Queremos darnos a conocer mejor, en particular en la Suiza de habla alemana, desde nuestra oficina en Zúrich. Los primeros ecos son muy favorables», precisa Thérèse Obrecht.
En efecto, incluso en Suiza, la defensa del derecho a informar es una necesidad. «En los países autoritarios es bastante fácil ver y denunciar los obstáculos a la libertad de la prensa. Pero en Suiza también hay problemas, como dan prueba los efectos del artículo 293 del Código Penal que reprime la publicación de documentos oficiales secretos. Cuando hay una fuga, las autoridades hacen registros en los medios de comunicación en cuestión e inician procesos contra los periodistas, mientras que el informador con frecuencia no es molestado. Es único en Europa», se indigna Thérèse Obrecht.
Otra amenaza más difusa pesa sobre la profesión. Con la crisis actual, los periodistas, como otros asalariados, tienen miedo de perder su empleo. «En consecuencia, corren el riesgo de convertirse en muy flexibles. Una tendencia que no puede sino debilitar aún más la investigación, es decir, la propia esencia del periodismo», destaca Thérèse Obrecht.
Un oficio arriesgado
«Espero que esta crisis que afecta muy especialmente al mundo de los medios de comunicación nos permitirá plantear las verdaderas preguntas sobre el sentido del periodismo. ¿Somos sólo transmisores de información o podemos tener una opinión? «, inquiere la antigua corresponsal en Moscú.
Mientras tanto, las formas más brutales de control de la información persisten. «El año pasado, el número de periodistas asesinados (60) estaba a la baja en relación con 2007, aun cuando sigue siendo igualmente peligrosa la práctica de este oficio en algunos países, como Rusia. Además, la represión se desplaza cada vez más hacia la ‘blogósfera’, a medida que los medios de comunicación emigran a ella», indica Thérèse Obrecht.
Con base en esta constatación global, se podría esperar una situación calamitosa en Afganistán, un país en guerra dónde el estado vacila bajo las andadas de las fuerzas de los talibanes.
El ejemplo afgano
«Afganistán es un herido grave que teme morir. Este país necesita cuidados intensivos. No puede saber aún la manera en que va a curarse de sus heridas. Por lo tanto, hablar de ganar los corazones y los espíritus de los afganos, como lo hacen los americanos, es por lo menos prematuro», constata Zalmaï, que reside regularmente en su tierra natal.
En cualquier caso, ahora más bien se respeta la libertad. «Tras la caída de los talibán en 2001, se crearon decenas de diarios, al igual que de radios libres y cadenas de televisión. Estos medios de comunicación no tienen muchos recursos, los periodistas son jóvenes, sin gran experiencia», destaca Zalmaï.
«Hay pues una relativa libertad de expresión, a pesar de la existencia de algunos temas tabúes como los jefes de guerra o la religión», concluye.
Frédéric Burnand, Ginebra, swissinfo.ch
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
Perseguido. La ONG defiende a los periodistas encarcelados o perseguidos por su actividad profesional.
Libertad. RSF lucha contra la censura y las restricciones a la libertad de la prensa.
Beca. Concede cada año un centenar de becas de asistencia a periodistas o los medios de comunicación en dificultad, así como a familias de reporteros encarcelados,
Conflictos. RSF actúa para mejorar la seguridad de los periodistas, en particular, en las zonas de conflictos.
Mundo. La acción de Reporteros sin Fronteras se transmite a los cinco continentes gracias a sus secciones nacionales (Francia, Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, España, Italia, Suecia y Suiza), sus oficinas en Bangkok, Londres, Nueva York, Tokio y Washington, y su red a más de ciento veinte corresponsales.
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