Desaparición forzada, herida abierta en Guatemala
Una asociación civil surge para empoderarse de un reclamo que le pertenece: saber de los suyos. Dos jóvenes suizas se desplazan a ese país y analizan los empeños de la búsqueda de aquellos a los que la guerra alejó de sus familias.
Una visita de gran valor, en opinión de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, promotora de la nueva red comunitaria.
Dos estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social y Política Social de la Universidad de Friburgo -la única en Suiza que ofrece esa carrera-, preparan su tesis sobre la Asociación Todos por el Reencuentro, compuesta por familiares de la niñez desaparecida durante la guerra en Guatemala (1960-1996)
Recién llegadas del país centroamericano, Corinne Trescher y Florence Tinguely, de 22 y 23 años respectivamente, traen consigo 17 entrevistas realizadas a los miembros de la asociación comunitaria.
Las estudiantes han permitido divulgar, a través de swissinfo, el testimonio de una de sus entrevistadas, cuya identidad prefieren mantener anónima:
¿Nadie les ayudó durante el conflicto?, le preguntan: «No, miedo teníamos porque estaban matando mucha gente, mataba el ejército, mataba la guerrilla, se murió mi papá, mamá ya no teníamos, mí hermano y yo nos perdimos (…) Luego de unos 22 años nos encontramos, pero fue por la Liga. (…) Otros dos hermanos no los he encontrado».
Exigencia al Estado
El reencuentro ocurrió hace tres años, «hicimos fiesta», dice esta mujer indígena que agradece a las redes de búsqueda iniciadas en 1999 por la Liga Guatemalteca de Higiene Mental. Desde hace unos meses es delegada de la nueva asociación.
«Trabajo para organizar y visitar a otras familias que no han encontrado a sus seres queridos, porque así como a mí me duele, así estará otra compañera.»
«Siempre sufro, sólo cuando salgo a las reuniones, a las capacitaciones, me ventilo un poco», se consuela quien también perdió al marido en un «conflicto armado que nos dejó desnudos, parados con las manos cruzadas. No sé si se murieron, los enterraron o los comieron los chuchos, los animales. (…) Todo lo quemó el ejército».
La creación de la asociación permite a los familiares de los desaparecidos exigir al Estado guatemalteco la reparación de todas las violaciones de las que fueron víctimas en el pasado, en un proceso de resarcimiento a escala social, emocional, política…
«No nos vamos a sentar en la tristeza»
La meta de la asociación es «seguir apoyando que toda la pobre gente encuentre a su familia. No nos vamos a sentar en la tristeza, sino que nos vamos a parar y a agarrarnos de la mano para seguir adelante. (…) Sueño noches y días con hacer ese trabajo», afirma la representante.
Las universitarias Florence Tinguely y Corinne Trescher analizan los resultados de su investigación de campo de vuelta a Suiza: «No podemos dar ahora conclusiones», advierte Tinguely, pero sobre la experiencia vivida, agrega: «Guatemala es uno de los muchos países que funcionan así, donde la impunidad es posible, lo que nos hace reflexionar al respecto».
En cuanto a las reivindicaciones del grupo, Corinne Trescher apunta: «Lo que tendría que cambiar para mejorar la situación de esas personas sería la responsabilidad del Estado de ayudarlas, porque así se estipuló en los Acuerdos de Paz».
Por el reencuentro de un país
Sobre el valor de la investigación de las dos suizas, el director de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, Marco Antonio Garavito, asegura que, además del estudio en sí mismo, «es tremendamente importante para los familiares que su lucha encuentra la solidaridad en países tan lejanos como Suiza».
Acerca del nuevo presidente electo Álvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Garavito asienta: «Una de las responsabilidades del nuevo gobierno es que si no sanamos todos estos traumas y dolores del pasado es muy difícil la reconstrucción social en Guatemala».
Por ello el aporte de esta asociación que con sus hasta ahora 160 reencuentros familiares simboliza que en un proceso lento, respetuoso, solidario y donde cada quien asume sus responsabilidades es posible también el reencuentro de una sociedad, ahora tan fragmentada y tan dolida.
swissinfo, Patricia Islas Züttel
En 1999 inició su programa Todos para el Reencuentro.
Maneja 650 casos de desapariciones forzadas.
La Ayuda Protestante Suiza (EPER/HEKS) -que respalda programas para el acceso a la alimentación y a la justicia en Guatemala, desde hace más de 30 años – lo apoya.
EPER/HEKS reúne los fondos gracias a los donativos de los feligreses.
Con este programa, la Liga intenta hacer que los familiares de la niñez desaparecida sean protagonistas centrales en la búsqueda de sus seres queridos.
La meta es apoyarlos en la construcción de la Asociación Todos por el Reencuentro, anunciada en junio de 2007.
Se han establecido estructuras organizativas en trece microregiones del país.
El miedo era el mayor enemigo a derrotar entre la población afectada.
Las investigaciones han permitido el reencuentro de 160 familiares que durante más de 20 años permanecieron separados.
1954: Golpe de Estado contra Jacobo Arbenz, hijo de un inmigrante suizo y una guatemalteca que intentó emprender una reforma agraria afectando los intereses de Estados Unidos.
Así surgió el caldo de cultivo para la guerra civil que duró 36 años y provocó:
Más de 200.000 víctimas mortales,
200.000 refugiados,
Un millón de desplazados internos,
40.000 desaparecidos.
En 1996: Firma de los Acuerdos de Paz. Suiza fue y sigue siendo uno de los países comprometidos con el proceso.
Aunque se afirma que el 90% de las muertes fue responsabilidad de las fuerzas del Estado, hasta ahora nadie ha pagado por ello ante la Justicia.
Más del 80% de los afectados son indígenas.
La espiral de la violencia sigue creciendo en esa sociedad fragmentada, donde el 40% de los 11 millones de habitantes viven en extrema pobreza.
Nuevo Gobierno de Guatemala: Casi imperceptible en la prensa internacional, los guatemaltecos decidieron el domingo 4 de noviembre que Álvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) ocupe durante los próximos 4 años la silla presidencial.
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