Detrás de la palabrería, la justicia
La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño no está de adorno, sino para hacer comprender que los niños no son objetos. Con actores de alto nivel y un instituto universitario casi único en el mundo, Suiza ofrece formaciones ad hoc, particularmente en materia de justicia de menores, por ejemplo, en Senegal.
“En Senegal los niños representan más de la mitad de la población. Estoy muy interesado en sus derechos y necesito herramientas legales para especializarme”, explica Abdul Aziz Danfakha. El fiscal adjunto del Tribunal Regional de Dakar sigue el programa de capacitación en justicia de menores que recientemente abrió en la capital de Senegal el Instituto Internacional de los Derechos del Niño (IDE), con sede en Sion, Valais.
El IDE ha implementado muchos programas de este tipo en varios países, y en el caso de Senegal, recibió el encargo del Ministerio suizo de Exteriores (DFAE). “Suiza inició en mayo pasado un diálogo con Senegal en materia de derechos humanos y del niño, que son una de nuestras prioridades en general.
Como también tenemos muchas ONG suizas que trabajan en ese campo a nivel local, encargamos esa formación al IDE, lo que es en sí una novedad”, dice Martina Schmidt, especialista en derechos humanos del DFAE.
Seguida por fiscales, magistrados, profesores, autoridades carcelarias, policías, abogados y psicólogos infantiles, la formación está dirigida por Michel Lachat, juez de menores y copresidente del IDE. “No se trata de dar lecciones, sino de intercambiar”, explica. Presentamos nuestras leyes y nuestros métodos respectivos, reflexionamos sobre cómo adaptar el derecho internacional a la realidad senegalesa”.
Formar formadores
Los tribunales de las 13 regiones administrativas de Senegal designan un juez y un fiscal de menores, pero el único juez especializado 100% del país se encuentra en Dakar. Danfakha agrega: “Queremos aprender a reaccionar de manera adecuada durante la detención, el interrogatorio y la detención”.
“No es una cuestión de habilidad, sino de recursos en la justicia y la policía», confirma Lachat. «Visité una comisaría en la que solamente había dos personas para atender a los menores. Entonces, también tenemos que formar a policías.
Los niños son a menudo maltratados en las comisarías, incluso en Suiza, por lo que nuestro trabajo consiste en formar e informar a todos los interesados, ya sea frente a las víctimas o los delincuentes”.
La formación se centra sobre “la prevención, la reparación y el uso de penas alternativas a la prisión”. Este primer módulo de noviembre en Dakar será seguido de otros tres y el quinto y último módulo se llevará a cabo en las instalaciones del IDE, en Sion, a principios de 2014. La idea es que, en una segunda fase, los alumnos se convertirán en formadores en su propio campo profesional.
Reflejo
El IDE fue creado en 1995 por su director Jean Zermatten, ex juez de menores y actual presidente del Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño, con el fin de dar a conocer los profundos cambios operados por la Convención adoptada en 1989 por la ONU: “Como reflejo, este nuevo instrumento ha permitido mostrar la realidad y poner a los Estados ante sus responsabilidades. Ahora terminamos de legislar, hay que aplicar esos derechos”, dice el magistrado.
A pesar de este nuevo enfoque, en los planos sociológico y psicológico, los derechos de los niños son poco enseñados como tales en la universidad, dice Jean Zermatten. “Existen cursos sectoriales sobre la delincuencia, la migración o el abuso sexual, pero integrados a formaciones más generales sobre la familia, el derecho, la psicología, etc.” El instituto es uno de los pocos en el mundo que ofrece una maestría de dos años, otra está en Serbia y un tercero se está creando en Corea del Sur, todos por miembros del Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño.
Amén del programa universitario, el IDE, en colaboración con las oficinas nacionales de la Unicef, recibe regularmente a delegaciones multidisciplinarias de diversos países para dispensarles cursos teóricos y prácticos, incluyendo visitas a las instituciones suizas.
Los fundadores del Instituto, Jean Zermatten y Michel Lachat, formaban parte de asociaciones internacionales de magistrados. Esos contactos con miles de expertos de todo el mundo les dieron una gran visibilidad, lo que explica en particular el éxito del seminario internacional que el IDE organiza cada otoño en Sión desde hace diecisiete años.
“Nuestros seminarios no cambian todo a priori, sino que permiten formar y poner en contacto a profesionales de todos los ámbitos determinados a actuar, pero también a informar a un público, lo más amplio posible, de que los niños tienen derecho a expresarse y a ser escuchados en todos los asuntos que les conciernen, que no son propiedad de los adultos ni de los Estados, sino que son sujetos completos”, dice Paola Riva Gapany, subdirectora del IDE.
Una emotiva historia
Riva Gapany añade que los Estados han dado una “respuesta espectacular”, ya que solamente tres países no han ratificado la Convención de la ONU: Estados Unidos, Somalia y el nuevo país de Sudán del Sur. “Paradójicamente, Estados Unidos fue el país en el que fue reconocido el primer derecho del niño, con la creación de un sistema de justicia para menores en 1899, en Chicago”.
Este hecho no fue un azar, ya que el principal reto para las autoridades era responder a la delincuencia juvenil, agrega la jurista. “Hoy todavía, cuando un niño plantea un problema y el Estado no tiene los medios o la voluntad de desarrollar soluciones, lo mete a la cárcel. Sin embargo, cuando un niño ha cometido una falta no debe ser castigado como adulto, sino que hay que corregir lo que no fue bien en su educación”.
¿Tarea gigantesca? La subdirectora del IED no lo niega, pero mantiene la voluntad.“Si tenemos en cuenta aspectos importantes como la educación, el trabajo y la salud de los niños, el mundo ha hecho progresos significativos. La historia de la infancia es una historia triste, pero no solo. Es una historia emocional, porque todos fuimos niños, y esta emoción es común a todos los seres humanos”.
Fue instituido en 1954 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, para el día 20 de noviembre, fecha del aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño (1959) y de la firma de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (1989) por 191 países.
En Suiza, la celebración 2012 se centra sobre los Derechos del Niño en relación con las adicciones que padecen los padres o personas a cargo de los menores. El objetivo es debatir y abrir vías de reflexión para vincular la teoría y la práctica.
El Instituto Internacional de los Derechos del Niño (IDE) fue creado en 1995 por Jean Zermatten, a la sazón presidente de la Asociación Internacional de Magistrados de la Juventud y la Familia (AIMJF, 800 miembros de 80 países), conjuntamente con el Instituto Universitario Kurt Bösch de Sion (IUKB), en el cantón Valais.
Propone un máster (de dos años) en derechos del niño.
Ha desarrollado una red internacional e interdisciplinaria de expertos oficiales y de ONG, de magistrados y de agencias de la ONU, y cada otoño organiza un taller internacional que reúne a 130 personas de 40 países.
Abrió con la Confederación un programa de formación en el ámbito de la justicia de menores en Senegal. Después de un primer módulo (12-22 noviembre de 2012), otros tres se llevarán a cabo en Dakar en 2013 y el quinto tendrá lugar a principios de 2014 para coronar esa formación.
Suiza tomó diez años para ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la ONU en 1989.
El 29 de octubre de 2012, en Ginebra, la delegación oficial de Suiza presentó ante el grupo de trabajo del Consejo de los Derechos del Niño su 2do, Examen Periódico Universal y recibió las recomendaciones de los otros Estados. Ahora, tiene hasta marzo de 2013 para posicionarse y elegir lo que acepta o lo que no.
Según Paola Riva Gapany, subdirectora del IDE, Suiza es un buen estudiante en materia de educación y de lucha contra la pedofilia, especialmente en Internet, y contra las mutilaciones sexuales.
Sin embargo, puede hacer más con respecto a la violencia, en particular contra la que el niño se autoinflige, ya que el país tiene una de las tasas más altas de suicidio de Europa. En lo que concierne a la migración, la situación se degrada con leyes cada vez más restrictivas.
El federalismo es una especie de freno: la protección de los niños, atribuida a los cantones, puede dar lugar a diferencias en el tratamiento e incluso a discriminación.
Traducción, Marcela Águila Rubín
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