Dime cómo comes y te diré cómo eres
Privación y arrebato. Control e impotencia. Anorexia y bulimia. Los extremos son signos característicos de los trastornos del comportamiento alimentario que padecen decenas de miles de personas. Todas comparten la obsesión por la comida.
Según un estudio de la Universidad de Zúrich realizado por encargo de la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP), el 3,5% de la población helvética ha sufrido en algún momento de su vida un trastorno alimentario. Actualmente lo padece el 1,1%.
Sus autores han analizado una muestra de 10.038 personas en edades comprendidas entre los 15 y 60 años, por lo que el estudio tiene carácter representativo y, además, es el más extenso de su género hasta la fecha.
“Cuando habla de trastornos del comportamiento alimentario, la prensa sensacionalista suele destacar que afectan a una de cada dos personas y que su número aumenta exponencialmente”, afirma Gabriella Milos, coautora del estudio y jefa del Centro de trastornos alimenticios del Departamento de Psiquiatría del Hospital Universitario de Zúrich.
“Los científicos somos más cautos. Para estar en condiciones de afirmar si los casos se han incrementado, disminuido o se mantienen estables, hay que recopilar datos precisos, algo que hasta ahora no se había hecho en Suiza”, agrega.
Estos disturbios acaparan cada vez más la atención de los medios informativos. Dos ejemplos recientes son la historia de una joven de 20 años que se recuperó de anorexia y la entrevista televisada con Tanja Baumann, campeona mundial de fitness, que padeció anorexia durante siete años.
“Te sientes en un hoyo oscuro y solitario. Te sientes culpable”, explica a swissinfo.ch.
El deporte le ayudó a superar su enfermedad. A la edad de 20 años, comenzó a competir en concursos de fitness. Fue así que se percató de que “para desarrollar musculatura necesitaba comer”.
El IMC se utiliza para determinar si un adulto tiene sobrepeso, obesidad o bajo peso. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un IMC inferior a 18,49 determina un peso demasiado bajo; un peso normal oscila entre 18,5 y 24,99; el sobrepeso entre 25 y 29,99; y la obesidad es superior a 30.
Cuando el peso se torna en problema
Cuatro de cada diez adultos en Suiza (39%) tienen sobrepeso, con un índice de masa corporal de 25 o más (ver recuadro). La Oficina Federal de Salud Pública aboga por la prevención y la terapia para combatirlo. Pero el sobrepeso solo es una parte del problema.
Los trastornos alimentarios autodestructivos cuestan entre 200 y 250 millones de francos anuales a la sociedad, estima el Centro de prevención del Hospital Universitario de Berna (PEP).
Las personas que padecen el trastorno por atracón (binge eating disorder, BED) suelen tener mucho más sobrepeso que las que no sufren problemas alimentarios. Y los enfermos de bulimia recurren al vómito y laxativos para expulsar la comida ingerida.
Al contrario de las personas anoréxicas, su peso suele ser extremadamente bajo y puede poner en peligro su vida. Sin embargo, la sociedad es menos consciente de los riesgos que representa un peso excesivamente bajo, señalan los investigadores de Zúrich.
Anorexia nerviosa: peso corporal inferior al 85% del peso normal según la edad y estatura; un gran miedo a ganar peso; percepción distorsionada del propio cuerpo y peso; y en las mujeres amenorrea (cese del ciclo menstrual durante al menos tres meses consecutivos).
Bulimia: ingesta compulsiva de grandes cantidades de comida al menos dos veces por semana; incapacidad de controlar el impulso de comer incluso cuando no se tiene hambre; vomitar, laxativos, diuréticos, ayuno y práctica excesiva de deporte para no aumentar de preso.
Trastorno del atracón (binge eating disorder): ingesta rápida y reiterada de cantidades exageradas de comida; incapacidad de controlar el impulso de comer, pero sin recurrir a métodos para eliminar los alimentos ingeridos. A menudo va asociado a la obesidad.
Mejor información y formación
¿Pero cómo llegar a quienes la padecen? En 2009, un grupo de estudiantes de la Escuela Universitaria Profesional de la Suiza noroccidental quiso determinar cómo se puede ayudar a los afectados. Con ese fin analizaron los servicios prestados a esos pacientes en los centros de prevención y tratamiento de adicciones en la región alemana del país.
El estudio reveló que la consultoría, el tratamiento ambulatoria y el triaje son eficaces, pero que queda trabajo por hacer para mejorar la prevención y el diagnóstico precoz. Sus autores recomendaron incrementar la información y formación de los estudiantes, padres, docentes, médicos y miembros de clubes deportivos, así como la publicidad.
Aún resulta difícil aplicar estas recomendaciones a escala nacional. En un país federalista como Suiza, “la formación de los docentes y de otros actores del sistema educativo es competencia de los cantones”, recuerda la OFSP.
Por su parte, la fundación pública Promoción Salud Suiza no ha previsto para 2013 una campaña de sensibilización y prevención a escala nacional ni cantonal sobre esta problemática. Cómo enfocará la OFSP su estrategia de lucha en el futuro es un asunto “actualmente en fase de estudio”.
Según los científicos de la Universidad de Zúrich, la incidencia de la anorexia, bulimia y el trastorno del atracón en Suiza, respectivamente, es del 1,2% 2,4% e 2,4% para las mujeres y del 0,2%, 0,9% y 0,7% para los hombres. La relación entre hombres es mujeres es de aproximadamente 1:3 en el caso de la bulimia y el trastorno del atracón; y de 1:6 en el de la anorexia.
Comparado con Estados Unidos, Suiza tiene la misma incidencia de anorexia, más bulimia y muchos menos casos de trastornos de atracón. No se pueden establecer comparaciones con otros países europeos, debido a diferencias de muestreo y modelos de estudio.
Ayuda
Hoy, los afectados disponen de varios tratamientos. Además de una terapia individual, hay grupos de apoyo y ambulatorios, los pacientes que necesitan un seguimiento constante pueden ingresar en un hospital.
“Cuando llegan aquí suelen estar bastante seguros de cómo y cuántas veces deben comer, independientemente de que tengan sobrepeso, un peso normal o bajo peso”, señala Martina Scheibel, médico que dirige la Clínica Wysshölzli, en el cantón de Berna. “Necesitan estar muy convencidos de que nosotros sabemos lo que les conviene. Nos delegan esa responsabilidad”.
Generalmente las personas que optan por una hospitalización están determinadas a cambiar, continúa la doctora. A veces ocurre que un paciente que llega obligado por su familia deja la clínica al poco tiempo para volver a los seis meses “por su propia voluntad”.
Los trastornos alimenticios muchas veces representan una carga para los familiares y cónyuges, que se sienten impotentes. “Para los allegados suele ser muy difícil presenciar y soportar la situación”, explica la asociación Arbeitsgemeinschaft Ess-Störungen (disturbios alimentarios).
La mayoría de los familiares no saben qué actitud adoptar frente al paciente. La discusión y confrontación constituyen un impulso importante, muchas veces decisivo, para que la persona afectada busque ayuda.
Los modelos de rol también pueden ser útiles. Tanja Baumann cita a la fallecida Princesa Diana de Gales, que luchó contra la bulimia entre 1980 y 1990. “Fue una aportación muy grande que lo hiciera público”. Quienes se hallaban en la misma situación se dijeron: No soy la única. Hay otra gente que sufre. Ya no tengo que ocultarlo.
Compartir su experiencia con gente de la misma edad puede ser de gran ayuda. No obstante, la curación no depende solamente de los médicos y psiquiatras, sino de que los afectados se enfrenten al problema y asuman sus responsabilidades.
Los trastornos alimenticios pueden prolongarse varias décadas. En promedio, suelen durar seis años. Baumann resume así lo que ha aprendido de su experiencia: “Tú eres algo precioso, independientemente de tus formas y dimensiones”.
Asesoramiento en nutrición, métodos para cambiar el comportamiento alimentario, terapia individual o en grupo; técnicas de relajación, arteterapia, terapia laboral y fármacos. Los enfermos de bulimia responden bien a las terapias cognitivo conductuales y los tratamientos con psicofármacos.
Hospitalización: La Clínica Wysshölzli (cantón Berna), por ejemplo, dispone de 17-19 plazas para mujeres adultas. El tratamiento dura mínimo 12 semanas; en promedio 19. Precio: 415 francos por día.
(Traducción: Belén Couceiro)
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