«El comercio puede salvar plantas y animales»
El comercio internacional de especies salvajes no es necesariamente perjudicial para el ecosistema. Al contrario, puede contribuir a la conservación de plantas y animales en peligro. Para ello, sin embargo, debe ser controlado y realizado de manera transparente, explica el experto suizo Mathias Lörtscher.
Mathias Lörtscher es responsable del área de Conservación de las Especies en la Oficina Federal Veterinaria. También es miembro, desde 2004, de un grupo de expertos en animales en el marco de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES).
swissinfo.ch: ¿Cuál ha sido el acontecimiento más desafortunado que ha enfrentado desde que comenzó a trabajar para la CITES?
Mathias Lörtscher: La masacre de elefantes en Camerún el verano pasado. Los cazadores furtivos mataron a varios cientos de animales.
swissinfo.ch: ¿Y en Suiza?
M.L.: El caso más llamativo es el de una persona que había comprado y vendido de manera ilegal cientos de trofeos de caza y objetos en marfil. También recuerdo a un hombre condenado por un amplio comercio ilegal de loros. Importaba secretamente los huevos fecundados y vendía los loros haciéndolos pasar por animales suizos.
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¡Confiscado!
swissinfo.ch: ¿Los culpables fueron castigados?
M. L.: Por supuesto. Las sanciones pueden llegar hasta a la privación de la libertad. En los casos mencionados, los infractores debieron pagar una multa de 40.000 francos, la cantidad máxima permitida por la ley.
swissinfo.ch: Por 40.000 francos, casi vale la pena correr el riesgo…
M. L.: En cierto sentido sí, pero con la nueva legislación de la CITES, que entrará en vigor en mayo de 2013, las multas alcanzarán hasta un millón de francos.
swissinfo.ch: Este año se cumple el 40 aniversario de la adopción de la CITES. ¿Cuáles han sido sus principales logros?
M.L.: Pienso en particular en las decisiones relativas a los cocodrilos. Desde el comienzo de la CITES, la mayoría de las especies, incluyendo el cocodrilo americano, fueron mencionadas en el Anexo 1 de la Convención. Eso significa que el comercio internacional fue prohibido inmediatamente porque amenazaba la existencia de los cocodrilos.
Con la introducción de un sistema de control, que prevé el etiquetado en la piel de cada animal, fue posible luchar contra el comercio ilegal. Al mismo tiempo, creamos un sistema de vigilancia de los efectivos.
Resultado: el número de cocodrilos se ha incrementado y su comercio se permite de nuevo. Suiza importa, por ejemplo, más de un millón de correas de reloj de piel de cocodrilo anualmente.
El comercio internacional no es necesariamente perjudicial para la especie. Cuando es controlado y sostenible, por el contrario, puede tener un impacto positivo. Las poblaciones locales tienen interés en preservar la especie y su hábitat por motivos económicos.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES o Convención de Washington) fue adoptada el 3 de marzo de 1973, a iniciativa de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Su objetivo es regular el comercio de plantas y animales, vivos o muertos, y sus derivados (incluidos los productos alimenticios, bienes exóticos de cuero y marfil, instrumentos musicales de madera, recuerdos para turistas y remedios medicinales).
En la Convención figuran exclusivamente las especie cuya existencia se ve amenazada por el comercio internacional. La CITES no debería ser confundida con la Lista Roja de la UICN, que incluye todas las especies amenazadas.
La CITES cubre alrededor de 5.000 especies animales y 25.000 especies vegetales. Estos se dividen en tres categorías: el anexo 1 prohíbe el comercio internacional (con algunas excepciones), los anexos 2 y 3 lo permiten siempre que sea sostenible.
Suiza, sede de la UICN y WWF, es el país depositario de la Convención. La aplicación de las diversas disposiciones es responsabilidad de la Oficina Federal Veterinaria , en estrecha colaboración con las aduanas.
Los países signatarios son 177.
swissinfo.ch: ¿Sobre qué especies la CITES no ha obtenido los resultados esperados?
M.L.: Dos, principalmente: el elefante y el esturión. Para proteger a éste último, probamos el etiquetado de todos los envases de caviar vendidos. Un esfuerzo vano: en la actualidad, el esturión salvaje no es comercializable debido a los bajos efectivos que quedan.
swissinfo.ch: ¿Cuáles son las razones de estos fracasos?
M.L.: Los países de origen y de consumo no han respetado las reglas. Tomemos el ejemplo del marfil, cuyo comercio, en principio, está prohibido.
En África, dos mundos coexisten: los países que controlan y protegen a los elefantes por un lado, como Sudáfrica, Botsuana, Namibia y, en parte, Zimbabue. Por otro lado, los países que no quieren o no pueden actuar para salvar a sus paquidermos. En estos países, a menudo hay un comercio local de marfil, pero no es combatido.
swissinfo.ch: ¿La legalización de la venta controlada de marfil, colocando por ejemplo en el mercado las existencias de los depósitos africanos, podría ser una solución?
M.L.: Los países del África del Sur podrían quizá vender nuevamente marfil y utilizar los ingresos generados para proteger a los elefantes y apoyar a las comunidades locales. Por el contrario, otros países estiman que la liberalización solamente intensificaría el comercio ilegal. La CITES también está dividida en ese tema.
swissinfo.ch: ¿Qué piensa usted?
M. L.: Yo no tengo una respuesta clara. Si me hubieran preguntado hace unos años hubiera dicho que sí a la liberalización. Pero cuando los países del África del Sur tuvieron la oportunidad de vender sus existencias de marfil, sobre todo a China y Japón, se observó un claro incremento del comercio ilegal.
Tal vez sería posible liberalizar el comercio de marfil, pero con reglas más estrictas y consistentes.
swissinfo.ch: ¿Qué hechos actuales le preocupan más?
M.L.: El comercio mundial crece rápidamente y los países tienen la intención de ayudarlo. Para aquellos que lo controlan, esta evolución es peligrosa ya que las fronteras se hacen más permeables. Las aduanas son, por decirlo así, “nuestros ojos”. Trabajan en estrecha colaboración con la Oficina Federal Veterinaria. También apoyamos la propuesta del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) de introducir perros especializados en los aeropuertos.
swissinfo.ch: ¿Cómo puede la CITES obligar a un país a cumplir con sus compromisos?
M.L.: Cada país debe presentar un informe anual sobre el comercio de las especies salvajes Cada tres años, los expertos de la CITES consultan los datos comerciales. También podemos pedir a los países exportadores demostrar, con datos científicos, que la actividad comercial de una especie determinada es sostenible.
Si el país en cuestión se niega a cooperar, el comercio internacional de esa especie es prohibido. Este es un duro golpe para los países que desean explotar sus recursos naturales.
swissinfo.ch: ¿No se corre el riesgo de fomentar así el comercio ilegal?
M. L.: En efecto, el riesgo existe. Prohibimos la exportación de especies de loros procedentes de algunos países africanos. Al año siguiente, los vecinos, que previamente no exportaban, comenzaron a hacerlo…
swissinfo.ch: ¿Ese es el límite principal de la CITES?
M. L.: Yo no diría eso. Nuestra estrategia es utilizar el palo y la zanahoria. Por un lado, ayudamos a los países a establecer un comercio legal con la transmisión de nuestros conocimientos. Por el otro, si no respetan las reglas, prohibimos el comercio.
El límite de la CITES se encuentra más bien en su esencia misma: solamente puede intervenir en el contexto del comercio internacional. Si una especie está en vías de desaparición en un país, pero no es objeto de comercio internacional, no podemos hacer nada.
Traducción, Marcela Águila Rubín
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