El conteo de feminicidios es un desafío mundial
Ante la falta de datos confiables, los feminicidios son un fenómeno subestimado en la mayoría de los países. A principios de marzo, la ONU anunció nuevas recomendaciones para el registro estadístico de este delito perpetrado en contra de las mujeres. El principio fundamental que sostiene, compartido por Suiza, es que solamente puede lucharse contra aquello que es medible.
El feminicidio se ha abierto camino en el vocabulario cotidiano durante los últimos años. El término incursionó en el diccionarioEnlace externo francés hasta el 2015. Antes, se hablaba exclusivamente del “asesinato de mujeres por parte de su cónyuge”, o de “crímenes pasionales”. Un cambio de lenguaje que no es trivial, ya que asienta que las víctimas fueron asesinadas porque eran mujeres, y que existe todo un fenómeno social detrás de estas muertes.
Considerado en el pasado como un signo de militancia exclusivamente enarbolado por los movimientos feministas, el concepto de feminicidio -asesinato de mujeres o niñas ligado a su condición femenina- hoy es reconocido por las Naciones Unidas como una “forma más de violencia extrema y brutal contra las mujeres”. Y aunque la comunidad internacional se ha fijado como objetivo erradicar este fenómeno que afecta a todos los países, se enfrenta a la dificultad de identificarlo y medirlo correctamente.
Los más refractarios creen que es una noción sin sentido y que la palabra «homicidio» resulta suficiente. A veces su definición se sobrepone con la de asesinato conyugal. Hay algunos colectivos feministas que le reconocen un significado muy amplio, según el cual se considera como feminicidio al acto de matar a una mujer, incluso de forma involuntaria (por ejemplo, las muertes vinculadas a abortos clandestinos).
La dificultad para acordar una sola definición ha tenido siempre como corolario la falta de estadísticas internacionales confiables y homologadas. Todas las organizaciones que luchan contra la violencia que afecta a las mujeres destacan la importancia de contar con datos de calidad.
“Conocer las motivaciones y circunstancias (…) puede ayudar a los gobiernos a proteger mejor a las víctimas potenciales, y a castigar y disuadir a los perpetradores”, señala el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE).Enlace externo
Cuando los estereotipos de género llevan a matar
La ONU espera poner orden en este tema. El pasado 4 de marzoEnlace externo, la Comisión de Estadística de esta organización aprobó un “nuevo marco estadístico global para medir los feminicidiosEnlace externo”, que es producto de tres años de trabajo. Al presentar el documento, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, resumió así los desafíos: “la falta de datos es un gran obstáculo para la lucha (contra el feminicidio). Podemos actuar mejor contra aquello que podemos medir».
Este nuevo referente de medición tiene varios objetivos: “definir estadísticamente el feminicidio de la manera más exhaustiva posible”, “animar a las autoridades nacionales a producir estos datos” y “brindarles pautas para hacerlo”, explica a SWI swissinfo.ch Enrico Bisogno, jefe de la Sección de Desarrollo y Difusión de Datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC). Fue su equipo el que desarrolló estas recomendaciones en colaboración con ONU Mujeres.
El primer eje consiste en definir, de una vez por todas, qué es un feminicidio. No todos los asesinatos a mujeres y niñas lo son, dice la ONU. El feminicidio debe ser intencional y de género. La “motivación relacionada con el género” se refiere no solamente a la motivación específica del perpetrador, sino también a las causas sociales fundamentales.
El documento cita en particular “la ideología (…) del privilegio del hombre sobre la mujer, las normas sociales relativas a la masculinidad” o incluso “la necesidad (…) de imponer los roles de género”. «Estos factores pueden desencadenar la violencia por parte de los perpetradores cuando se percibe que el comportamiento de la mujer no cumple (con las expectativas masculinas)».
Los criterios del feminicidio
El segundo eje consiste en establecer criterios que permitan medir objetivamente la influencia del género. Pero esta característica definitoria de los femicidios siempre es muy difícil de estimar.
Actualmente, la ONUDC recopila cifras de violencia domésticaEnlace externo de distintos países y son datos que sirven como punto de referencia para las comparaciones internacionales. Son los que permiten acercarse lo más posible a una representación del fenómeno.
Dado que son producto de las normas sociales de género, la mayoría de los asesinatos perpetrados contra mujeres en el ámbito privado son feminicidios. Los que tienen lugar en una relación de pareja “muchas veces están vinculados a la necesidad de hacer valer el control masculino”, afirma la ONU en su documento. Y cuando son cometidos por otros miembros de la familia, suelen ser crímenes por cuestiones de honor o relacionados con la dote, es decir, temas igualmente “anclados en las normas sociales y culturales”.
Pero la ONUDC reconoce las limitaciones de estos datos. Los indicadores y variables que utilizan los países que intentan medir los feminicidios tienen grandes diferencias entre sí, lo que hace casi imposible la comparación internacional. Algunas naciones transmiten datos incompletos y muchas otras, no generan dato alguno.
“Para los países menos desarrollados, la generación de estadísticas -incluso parciales- es un gran esfuerzo. Así que tomamos en cuenta estos datos porque debemos sopesar siempre entre lo ideal (la aplicación de nuestras normas en todos los países) y lo real», concede Enrico Bisogno.
Sobre todo, si se estima que a nivel mundial las muertes cometidas en la esfera privada representan alrededor del 60% de todos los feminicidios, dice el estadístico.
Un total de 81 000 mujeres y niñas fueron asesinadas en 2020 en el mundo. De estos crímenes, 47 000 (58%) fueron cometidos en el ámbito privado, lo que representa una muerte cada 11 minutos, según la ONUDC.
Estimando que las estadísticas de violencia doméstica enmascaran gran parte del fenómeno del feminicidio, muchos colectivos feministas, grupos de investigación y medios de comunicación han iniciado su propio seguimiento de estos delitos.
En Suiza, el trabajo que realiza Stop FemizidEnlace externo desde el 2020 es publicado por la prensa. Algunos otros ejemplos son el Censo de FeminicidioEnlace externo en el Reino Unido; el censo realizado en Francia por el diario LiberationEnlace externo; el esfuerzo de la organización Casa delle donne per non experimente violenzaEnlace externo, en Italia; feminicidio.netEnlace externo, en España; el blog Stop fémicide Enlace externobelga o femicid.net Enlace externo, en Rusia.
Sin embargo, cada una de estas iniciativas privadas aplica su propio método. Algunas, por ejemplo, optan por contabilizar a todas las mujeres asesinadas por hombres, independientemente de las circunstancias, lo que la ONUDC considera inapropiado.
Las nuevas directivas de la ONU recomiendan seguir considerando, por defecto, que los asesinatos de mujeres en el ámbito doméstico son feminicidios. Pero sugiere también integrar otras ocho características relacionadas con el contexto del delito o su modus operandi, porque son marcadores de la dimensión de género de un delito.
La ONU espera que los Estados y la sociedad civil vayan adoptando estos estándares estadísticos. Los exhorta fervientemente a hacerlo, aunque no es un compromiso vinculante. Pero independientemente del desenlace, “nada de esto sucederá de la noche a la mañana”, advierte Enrico Bisogno.
“Sabemos que a los países les tomará tiempo y les representará una inversión de recursos esta adaptación porque deben cambiar la forma de recolectar la información de la policía y de toda la cadena de la justicia penal”, anticipa el especialista en estadísticas de ONUDC. Su organización apoyará a los países en esta fase de implementación.
¿Cómo están las cosas en Suiza?
Suiza es miembro del Convenio de EstambulEnlace externo para la lucha contra la violencia contra las mujeres, desde el 2018. Actualmente se ubica a la mitad de la clasificación europea en materia de violencia doméstica. La tasa de mujeres que son asesinadas en un contexto de relación de pareja o familia es de 0,48 por cada 100 000 habitantes, lo que la coloca por debajo de Finlandia y Alemania, pero por encima de Francia o Italia.
Si bien el número absoluto de asesinatos es bajo en Suiza, la proporción de los cometidos en el marco de una relación es significativa, aproximadamente 40%, indica Sina Liechti, responsable de comunicación de la Oficina Federal para la Igualdad de Género (BFEG).Enlace externo
Un estudioEnlace externo reciente encargado por el Gobierno suizo muestra que la gran mayoría de los asesinatos en el seno de la pareja son cometidos por hombres (90 %) y tienen como víctima a una mujer (96%). Y esta es una tendencia que se ha mantenido estable durante los últimos 25 años, aunque se ha registrado una baja generalizada en Suiza de todo tipo de muertes.
En 2016, un “análisis de género de las muertes violentasEnlace externo”, publicado por la oenegé Small Arms Survey, con sede en Ginebra, reveló que Suiza era uno de los pocos países desarrollados con una tasa de asesinatos -de todo tipo- superior para las mujeres que para los hombres. Una realidad que sigue vigente.
En los últimos años, Suiza ha sido una buena alumna aportando estadísticas policialesEnlace externo (de las que se extrae el gráfico previo) en las que pueden distinguirse ya los asesinatos de mujeres dentro y fuera del ámbito privado, el sexo de las víctimas, información sobre los perpetradores, y se precisa la relación que había entre ambos. Criterios que se alinean con los de la ONUDC que habían prevalecido hasta ahora.
Con respecto al nuevo marco anunciado, la Confederación lo “aprueba de forma generalEnlace externo”, considerando que “debe definirse un enfoque estadístico común” que permita realizar comparaciones y que ayude a una toma de decisiones basadas en la evidencia». Pero sigue siendo una incógnita cómo se pasará de la teoría a la práctica. Alinearse con las recomendaciones de la ONU tiene implicaciones legales y requiere prácticas que aún no se han analizado, afirman diversos servicios relacionados con la Oficina Federal de Estadística (OFS), contactados por SWI.
“Tanto la Confederación como la policía cantonal son sensibles a este tema y deberán encontrar soluciones para la identificación y denuncia de este fenómeno en su conjunto”, dice la OFS. Pero esto requiere conciencia en torno al tema, y también recursos destinados a trabajar incluso en las escenas del crimen para incorporar los elementos de contexto que caracterizan a los feminicidios a la tarea de recopilación de datos y de información de los mismos. Es prematuro afirmar ahora si esto será técnica y materialmente viable, pero se planea trabajar este año en el tema, anticipa.
Suiza inició una investigación complementaria en 2019, sobre los asesinatos cometidos en el pasado y la continuará hasta el 2024. El objetivo es averiguar más sobre las condiciones de vida de las víctimas y los sospechosos, así como las circunstancias de los crímenes.
En este contexto, se ha puesto en marcha un cuestionario especial que permite a los agentes de la policía recopilar diversas informaciones adicionales, por ejemplo, la situación profesional de las personas o si había violencia preexistente. Los resultados de este estudio se utilizarán para la prevención de feminicidios, indican las oficinas federales contactadas por SWI. Esta investigación mostrará, en todo caso, que sí es posible recopilar información sobre el contexto sociocultural de los delitos y sobre todo, que existe voluntad política para hacerlo.
Países a la vanguardia en identificación de feminicidios
En Europa, España está a la cabeza en el reconocimiento de los feminicidios. Cuenta con juzgados especializados en violencia de género, e introdujo a principios de este año una nueva metodología para contabilizar los feminicidios. Estos delitos ahora se clasifican en cinco categorías, que coinciden en gran medida con los ocho nuevos criterios recomendados por la ONU.
En unos pocos países se reconoce al feminicidio con calificación jurídica propia. La mayoría están en América Latina. Se reconoce como un delito específico en Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México y Perú, y el género es considerado como agravante de delito en Argentina y Venezuela.
Ni Suiza ni ningún país de la Unión Europea (UE) tienen una definición penal de feminicidio, y no se prevé que esto cambie en breve. Si bien la contabilización de los feminicidios y su calificación jurídica son dos cosas distintas, algunas voces consideran que distinguir penalmente el feminicidio permitiría una mejor consideración de este fenómeno.
Traducido del francés por Andrea Ornelas
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