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«El papa Benedicto XVI cayó en la trampa»

La Misa en Ecône es aún en latín.

La rehabilitación de los obispos integristas decidida por el papa Benedicto XVI y los propósitos abiertamente negacionistas de uno de ellos causan revuelo. Albert Longchamp, superior de los jesuitas de Suiza conversa con swissinfo al respecto.

Como los alemanes, los obispos suizos se distanciaron de la decisión del Vaticano de rehabilitar a Monseñor Richard Williamson, quien negó la existencia de las cámaras de gas, y del que condenaron los «indefendibles desvíos».

Albert Longchamp, Padre provincial de los jesuitas de Suiza – Superior de las comunidades de los Padres jesuitas en Suiza – analiza las repercusiones del levantamiento el sábado de la excomunión en 1988 de cuatro obispos integristas de la Fraternidad Sacerdotal San-Pío X, fundada por Monseñor Lefebvre, un movimiento con sede en Ecône, cantón del Valais.

swissinfo: La decisión del papa coincidió con las observaciones radicalmente negacionistas de uno de los cuatro obispos. ¿Una infeliz coincidencia o un acto deliberado?

Abert Longchamp: Estas observaciones seguramente no fueron hechas de manera fortuita. Me pregunto incluso si el obispo no utilizó la mano tendida por el Papa para expresar a voz en cuello su pensamiento, sabiendo que así tendría el máximo de resonancia.

swissinfo: ¿Se abusó de Benedicto XVI?

A.L.: Como se dice, el papa cayó en la trampa. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, por otra parte, marcó su distancia. Yo no estoy seguro de que Benedicto XVI vaya a reaccionar a esas observaciones negacionistas, dado que uno de sus antecesores, Pío XII, tuvo una actitud criticable hacia los judíos antes y durante la II Guerra Mundial. De hecho, las relaciones entre la Iglesia Católica y los judíos siguen siendo muy delicadas.

Es decir, las observaciones negacionistas del obispo Richard Williamson y la medida de Benedicto XVI no tienen nada qué ver entre sí.

swissinfo: ¿El levantamiento del decreto de excomunión de los obispos lefebvristes significa la rehabilitación de este movimiento integrista a la Iglesia Católica y Romana o señala el principio de un proceso?

A.L.: Este gesto de Roma se inscribe en una política de mano abierta. Es una invitación a la reintegración de una comunidad, una reintegración que falló por poco en 1988, bajo los auspicios del cardenal Joseph Ratzinger, el actual papa. Pero sólo es un primer paso.

swissinfo: Con todo, a pesar de este gesto, los integristas se mantienen firmes en sus posiciones.

A.L.: Por ahora no vemos señal de apertura por su parte. Pero la Fraternidad Sacerdotal San-Pío X manifiesta su voluntad de entrar en un proceso que ponga término al «escándalo de la división», como lo declaró el papa Benedicto XVI. Pero en el fondo, las posiciones se mantienen inamovibles. La Iglesia no va a cambiar una sola línea del Concilio Vaticano II y espera que la Fraternidad acepte todas las enseñanzas de la Iglesia.

Es decir, el Vaticano no les pidió una declaración formal de sumisión bajo todos los términos del Concilio a cambio de la rehabilitación de sus obispos.

Pienso que el Vaticano quiere dar tiempo al tiempo y que está consciente de que otros pasos serán necesarios para alcanzar la plena comunión, la plena unidad de la Iglesia Católica.

swissinfo: ¿Esta decisión del papa no corre el riesgo, por el contrario, de dividir a los católicos?

A.L.: Este gesto no carece de riesgo, obviamente. Dentro de la Fraternidad San-Pío X, no es seguro que todos quieran esta reintegración en la Iglesia. La decisión papal puede también incitar a algunas corrientes a separarse de la Iglesia.

swissinfo: ¿Esta rehabilitación se enmarca en la voluntad del Vaticano de afirmarse ante las otras religiones?

AL: Cuando Benedicto XVI era aún cardinal, habló de la restauración de la Iglesia. Es necesario recordar que, en efecto, mucho fieles dejan la Iglesia. Se trata, pues, de cerrar filas alejándose de posiciones extremas de derecha como de izquierda.

En todo el mundo, se desarrolla un fuerte interés por las religiones, aparejado a una desconfianza importante respecto a las instituciones. No pasa un día sin que algunos medios de comunicación aborden tal o cual aspecto de las religiones o de la espiritualidad.

El Vaticano busca pues legitimizar nuevamente a la Iglesia Católica preservando al mismo tiempo su unidad y sin negar el Concilio Vaticano II.

swissinfo: ¿Esta voluntad de aproximación con Ecône se inscribe en el reacomodo a la derecha de la Iglesia Católica?

A.L.: En los países occidentales, se tiende a volver a la tradición, dejando de lado a la innovación. El levantamiento de las excomuniones se inscribe en una corriente bastante fuerte dentro de la Iglesia Católica, en particular, entre los jóvenes, ya sean seminaristas o sacerdotes.

Distintas corrientes circulan actualmente por la Iglesia Católica y resulta difícil saber a dónde la conducirán.

Entrevista swissinfo: Frédéric Burnand, Ginebra
(Traducción del francés, Patricia Islas Züttel)

Durante su audiencia general, Benedicto XVI se refirió este miércoles (28.01), a su decisión de levantar la excomunión a los cuatro obispos de la fraternidad San Pío X como un gesto de «misericordia paternal».

Asimismo, al distanciarse de las declaraciones negacionistas del obispos Richard Williamson, el Pontífice ratificó su «solidaridad total e indiscutible», con los judíos.

Manifestó su esperanza de que la memoria de la Shoa sirva como advertencia contra «el imprevisible poder del mal cuando se apodera del corazón de los hombres».

Al recordar su visita al campo nazi de exterminio de Auschwits en 2006, condenó «la masacre despiadada de millones de judíos, víctimas inocentes del odio racial».


Riccardo Di Segni, gran rabino de Roma, calificó las declaraciones del papa de «necesarias y bienvenidas».

Nacimiento Surgido de la Acción Francesa, el partido de ultraderecha del escritor Charles Maurras, la Fraternidad sacerdotal San Pío X fue creada en 1970 por monseñor Marcel Lefebvre.

Excomuníón El día 30 de junio de 1988, Lefebvre decidió consagrar cuatro obispos en su feudo suizo del monasterio de Ecône, pese a la oposición explícita del papa Juan Pablo II. Tal afrenta al Vaticano constituyó todo un seísmo en la Iglesia católica, y fue la primera rebelión contra la autoridad papal en 115 años.

Monseñor Lefebvre fue sancionado por ello con el castigo más duro que un católico pueda sufrir: la excomunión. Años antes, en 1976, ya había sido suspendido a divinis (prohibición de celebrar los sacramentos) por Pablo VI. Lefobvre había ordenado sacerdotes sin el consentimiento de Roma.

Muerte A su muerte, en 1991, Marcel Lefebvre fue enterrado en Ecône (en el cantón del Valais), en una de las seis casas de formación de la Fraternidad que cuenta con alrededor de 150.000 fieles.

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