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«El racismo, lo siento instintivamente»

El rechazo a lo diferente y las tendencias discriminatorias, eventualmente racistas, se producen en Suiza normalmente de modo sutil. Keystone

¿Dónde comienza el racismo? Cómo se manifiesta en la vida cotidiana? ¿Cómo afrontar las discriminaciones? Dos mujeres narran sus experiencias. Ambas tienen la piel oscura, un pasaporte suizo y una estrategia de defensa.

“Soy mulata. En mi familia, la piel presenta todos los tonos de color; se trata de una cosa normal. En mi país era aceptada”, narra Josefina Schnell-Ortiz, de 50 años, de República Dominicana y quien estudió psicología y ruso en San Petesburgo, donde conoció a su marido. La pareja se instaló en Suiza en 1988.

“En ese tiempo, muchas personas que huían de Sri Lanka llegaron a Suiza. Más tarde, el flujo de inmigrantes comenzó a llegar de los Balcanes. Tal vez los suizos se sienten amenazados porque no los conocen y por la cantidad de extranjeros que han llegado. Yo estaba algo preocupada; me preguntaba si podría vivir en un país tan hostil a los extranjeros”, describe Josefina Schnell-Ortiz, quien trabaja actualmente como maestra de español y ruso en el cantón de Berna.

No obstante, ella no considera que haya un fondo racista detrás de cada comportamiento desagradable. “No lo tomo todo de modo personal, todo no se dirige directamente a mí”.

Físico que marca

Isobel Allen nació en 1964 en Escocia. Su madre era suiza y su padre, jamaiquino. Llegó a Suiza a la edad de 20 años.

“A diferencia de en Escocia, aquí estaba tranquila”. En la ciudad de Glasgow, de 3 millones de personas, era tildada de black bastard (negra bastarda). En Suiza también me hicieron comprender en varias ocasiones que yo era diferente”.

Por ejemplo, a la hora de intentar encontrar un apartamento. Concertaba las citas de manera telefónica, hablando fluidamente el dialecto alemán que se habla en Berna, pero la sorpresa se producía cuando se presentaba en persona para ver el apartamento en cuestión. “Mi aspecto no corresponde a la imagen que uno se hace de mí, se espera a otra persona”, indica.

Nadie le rentó un piso sin tener que recurrir a la recomendación de un conocido. “Yo puedo fiarme a mi instinto. Si hay motivaciones racistas tras un rechazo de empleo o para rentar un apartamento, lo siento. Es una sensación que reconozco desde mi infancia”.

En parte, cuestión de actitud

Josefina Schnell-Ortiz advierte de la existencia de comportamientos racistas y que algunos tienden a juzgar al otro por su aspecto físico. “Pero no me siento víctima, y no quiero decir que soy tratada de modo distinto a causa del color de mi piel”, relativiza.

Se trata, en parte, de una cuestión de actitud. “Mi personalidad no se encuentra en el color de mi piel. Trato a los otros con respeto y espero que los otros me traten de igual forma”.

Josefina Schnell-Ortiz está convencida que para encontrar su sitio en una sociedad como la helvética, los inmigrantes deben desarrollar una cierta confianza en sí mismos. “Uno es observado por un largo tiempo; no es aceptado de inmediato”. Hoy día, ella no se considera extranjera, sino suiza, con familia y niños: “Aquí estoy en casa y no le quito nada a nadie”.

Isobel Allen se ha formado como maestra de danza gimnástica y enfermera. En su tarea debe, con frecuencia, atender a muchos pacientes de edad a domicilio. “A nivel profesional no soy tratada con menosprecio. Claro que mis clientes a veces se sorprenden y, curiosos, me preguntan de dónde provengo. No han nada racista en ello. Hace poco una paciente me dijo: ‘Está usted bastante bronceada’. No se había percatado de que siempre he sido morena”.

Tomar posición y reaccionar

Isobel Allen sabe que es juzgada por su aspecto. “En la aduana casi siempre me controlan. Es normal y el tema no me ocupa de modo constante. Antes, la sensación de ser extranjera la tenía más presente, pero los años han pasado y, probablemente, también me comporto ahora de manera diferente”.

Cuando presencia que alguien trata sin respeto o injustamente a otra persona, ella siente que debe hacer algo. Esto, “para que la gente se dé cuenta de cómo se comporta”.

Con el tiempo ha aprendido a protegerse y a defenderse. Una vez, de vuelta de vacaciones, colocó en su balcón un tendedero con ropa recién lavada y una vecina le gritó que eso no se hacía en Suiza y que debía volverse a su país. “Justamente he vuelto a mi país, este es mi hogar’, le respondí. Estaba tan molesta. Finalmente trabajo y pago mis impuestos aquí, como los otros también”.

Fenómeno humano

Para Josefina Schnell-Ortiz las discriminaciones existen en todas partes del mundo, sea porque uno es blanco o negro, hombre o mujer, o porque tiene otra religión u otra forma de pensar.

“Suiza no es ni más ni menos racista que otros países. El miedo a lo desconocido, a lo extraño es un fenómeno humano”. También ella ha vivido situaciones en las que se observa un toque discriminatorio, pero advierte: “no permito que la situación degenere. Me defiendo”.

Y narra un episodio sucedido en el tren. Una mujer quería sentarse, pero la silla estaba ocupada por el bolso de Josefina. “En lugar de pedirme que lo quitara, me dio pequeños toques con el dedo en mi espalda. Le dije que podía dirigirme la palabra, pero que evitase tocarme”.

Josefina Schnell-Ortiz no quiere dar mayor importancia a este género de episodios que, de cualquiermodo, no afectan realmente su vida. “¿Qué debo hacer si la gente no conoce los buenos modos? No puedo educarla; pero intento evitar entrar en conflicto”.

178 casos fueron verificados en 2010, 16 más que en el año precedente, por la red de centros de consulta dirigida a las personas que consideran haber sido objeto de discriminación racial. (Balance 2010, presentado en junio pasado)

Estas informaciones son recopiladas por la Comisión Federal contra el Racismo y la asociación humanrights.ch.

Entre las constataciones recogidas se encuentra la de consideración de que los incidentes tratados están asociados a una forma latente de xenofobia o intolerancia al color de la piel o al islamismo.
 
En 2010, los actos racistas debidos a la xenofobia fueron más frecuentes de acuerdo a la apreciación de los consejeros de la red de consultación, con 72 casos. La islamofobia fue señalada en 23 ocasiones.
 
Las más afectadas por discriminación racial resultaron las personas provenientes del África subsahariana (42 casos), de Europa central (26) y de África del Norte (23), de un total de 134 casos de los que se conoce la procedencia de la víctima.

 
Los insultos racistas (69) son los incidentes más frecuentes registrados.

Cabe señalar que la categoría de “rechazo a prestaciones públicas”, aumentó con 17 casos.

Se trata, por ejemplo, del rechazo a ser admitido en un establecimiento nocturno, como una discoteca.

Traducción: Patricia Islas

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