En urbes suizas, tanta cocaína como en Ámsterdam
Berna, Zúrich, Ginebra y Lucerna figuran entre las ciudades europeas donde más cocaína se consume, según se desprende de un análisis de las aguas residuales en el Viejo Continente. El dato no sorprende a los expertos en prevención de drogas.
“Las cantidades de cocaína en las aguas residuales en esas ciudades se encuentran en el mismo rango que en las ciudades europeas con el mayor consumo a escala continental”, indica Christoph Ort, del Instituto Suizo de Ciencias Acuíferas y Tecnología (Eawag).
Ort participó en la primera investigación europea que analiza el consumo de drogas ilícitas a partir de las aguas residuales en 19 ciudades, que suman una población total de 15 millones. Los resultados de los vecinos europeos, publicados en el diario ‘Science of the Total Environment’ los comparó con los datos helvéticos.
De este modo, el experto llega a la conclusión de que las ciudades suizas se encuentran a la par de Amberes y Ámsterdam, con un consumo promedio de cocaína de 1,5 gramos diarios por cada mil habitantes.
“No me sorprende esta información, pues Suiza mantiene una reputación de país con alto consumo de sustancias ilegales, principalmente cannabis, heroína y cocaína”, indica Jean-Pierre Gervosoni, jefe del departamento de Medicina Preventiva y Social del Hospital Universitario de Lausana.
“Debemos tener cuidado con esos resultados, pues no es realmente sencillo establecer comparaciones. Aun así, no nos sorprende esta información”, indica Simon Frey, de la plataforma Adicción Suiza.
Estimaciones
De acuerdo a cálculos de la Policía Federal, hay entre 25 mil y 32 mil personas que consumen regularmente cocaína y entre 36 mil y 44 mil usuarios ocasionales en Suiza, un país con 8 millones de habitantes. Esto representa el 90% de las 4 a 5 toneladas de cocaína que entran al año en el país, por valor de 520 millones de franco suizos. Pero estas cifras solo pueden deducirse de las estimaciones de la Unión Europea y Naciones Unidas.
Predecir cuánto se consume en Suiza resulta extremadamente difícil. Los niveles de confiscaciones (401 kg de cocaína) y arrestos sugieren que el narcotráfico permaneció estable en 2011, indica la policía.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que ha aumentado lentamente la curiosidad de los jóvenes suizos por probar la droga: en 1986, afectaba a 1% de los chicos de entre 15 y 16 años. En 2010, al 2,7%. Una encuesta nacional de 2007 mostraba una tendencia similar entre los jóvenes varones.
“Se vio un claro incremento en la década pasada por un acceso más fácil a la droga, por el descenso de su precio, ligado también a la disminuida calidad de la droga”, indica Gervasoni, quien subraya que el acceso a substancias ilegales no es exclusivo de Zúrich o Basilea, sino que afecta a todas las ciudades helvéticas.
Pese a todo, pierde popularidad
El interés por la cocaína desciende o aumenta a modo de oleaje, indica Peter Meni, experto de Infodrog, la coordinadora suiza sobre adicciones.
“Hace tres años la cocaína era más popular, ahora loes la heroína”, advierte.
A esa conclusión llegan también los especialistas que, con el afán de evitar daños mayores al joven consumidor, realizan análisis gratuitos de la droga adquirida en clubes y festivales.
“Hasta hace tres o cuatro años el consumo era estable, pero después comenzó a disminuir lentamente”, indica Alexander Bücheli, coordinador de ‘Streetwork’, una organización consultiva en Zúrich.
Este tipo de análisis contribuyen a hacer comprender a los adeptos qué tipo de sustancias se introducen en el cuerpo. Y ante la evidencia de que la droga ha disminuido en calidad, es decir, está cada vez más adulterada, parece que ha también se ha reducido el consumo.
Cerca del 70% de la cocaína analizada en 2011 por el Centro de Información sobre Drogas en Zúrich resultó adulterada con levamisole, sustancia utilizada para eliminar parásitos en el ganado.
La concentración promedio de cocaína fue del 51,7%, con variaciones de adulteraciones que iban del 5 al 99,9%. Los distribuidores pueden mezclarla con hasta 7 agentes de corte como anestésicos locales.
Otra razón de la disminución del consumo pudiera ser que esa gente cada vez es más consciente de los efectos de la cocaína, opina Bücheli.
De fiesta, difícil decir ‘no’ a la droga
Los análisis de Eawag muestran que el uso del polvo blanco podría doblarse o incluso cuadruplicarse en manifestaciones callejeras como el ‘Zurich Street Parade’, que tuvo lugar el 12 de agosto pasado y que atrajo a 900 mil personas.
Streetwork, presente en este desfile, señala que el éxtasis y el ‘speed’ fueron los principales narcóticos elegidos por los jóvenes que se acercaron al centro de análisis.
Tuvimos menos muestras de cocaína que antes. «Pero es difícil decir si esto es debido a una reducción en los hábitos de consumo”, advierte Bücheli.
“La mayoría de estos jóvenes sabe de alguien que ‘podría’ tener la droga a disposición”, agrega Hannes Hergarten, coordinador de la organización de prevención ‘rave it safe’ en Berna. «Los precios de la cocaina han disminuido en los últimos tiempos. Sea como fuere, el polvo blanco sigue siendo caro: alrededor de 80 a 100 francos suizos por un gramo- pero la gente aquí puede permitírselo».
«Ahora mismo hay dos tendencias entre los que se mueven en estos ambientes de fiesta: algunas personas dicen que la coca no produce problema alguno, mientras que otros la tildan de basura y la rechazan”, dice Hergarten.
“También existen aquellos usuarios ambivalentes que saben acerca de los peligros de la cocaína, pero la consumen de todas formas. Pero si usted pregunta en una noche de fiesta a los chicos qué es lo que más se consume, responderán que éxtasis y ‘speed’. La realidad puede ser un poco diferente, pues la cocaína sigue siendo un partícipe importante en la escena. Si existe la posibilidad de inhalar una línea antes o después de una fiesta, algunas personas tendrán dificultades en decir ‘no’ a tal ofrecimiento.”
Normalmente esnifar, también puede inyectarse o fumarse (crack).
La cocaína tiene un efecto estimulante, pero de corto tiempo. Después tiene efectos depresivos y cambios psicológicos, agresión y, en dosis elevadas, provoca malnutrición y psicosis.
(Fuente: Adicción Suiza)
Los investigadores calculan que 356 kg. de cocaína son usados a diario en Europa, lo que significa entre el 10 al 15% de la producción global de esta droga, según la ONU.
Amberes y Ámsterdam encabezan la lista de ciudades con el mayor consumo, con un nivel diario equivalente a 1,5 g por cada mil personas.
Barcelona, Londres, Milán y París tienen niveles de entre 0,5 a 1 g.
Entre tanto, las ciudades escandinavas de Estocolmo, Oslo y Helsinki registran el más bajo nivel: 0,15 gr/1000 personas.
La investigación para detectar rastros de sustancias ilícitas en la orina extraída de las aguas residuales indica también que la cocaína se utiliza más en Europa Central y Occidental, que en la Europa Oriental.
La cocaína, después del cannabis, es la segunda droga ilegal más consumida en Europa.
De acuerdo a una encuesta de 2007, en el caso suizo, 4,8% de los varones de entre 15 a 24 años han probado al menos una vez en su vida cocaína. (En 2002: 3,8%).
Las cifras de las jóvenes se mantienen estables: 2,8% en 2002 y 2,7% en 2007.
Traducción: Patricia Islas
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