Crece aceptación de la tortura deplora el CICR
Cerca del 20% de los suizos estiman que un combatiente puede ser torturado para obtener información militar, revela un estudio efectuado por el CICR entre más de 17 000 personas de 16 países, cuyos resultados fueron difundidos el lunes (5.12) en Ginebra. La complacencia, a escala internacional, supera el 50%.
“Debemos reafirmar con fuerza una regla fundamental: la tortura en todas sus formas está prohibida”, dijo el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, quien se mostró “decepcionado” por esta estadística y subrayó la necesidad de seguir creando conciencia entre la población.
Recientemente, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, justificó durante su campaña el uso de la tortura. De vuelta de ese país, Maurer señaló que no había percibido “avidez”, entre sus interlocutores, en particular los militares, por cambiar la política estadounidense en ese campo.
Oposición a la tortura
El CICR nunca había realizado una encuesta tan amplia. Denominada ‘Las Voces de la Guerra’, tuvo lugar de junio a septiembre e incluyó entrevistas con habitantes de diez países en conflicto. Comprendió también a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia) y a Suiza.
Más del 70% de los suizos que participaron en el estudio manifestaron su rechazo a cualquier posibilidad de utilizar la tortura. A nivel mundial, ese porcentaje es de solamente 48 puntos, cuando dos terceras partes de la población se oponían a la tortura hace 20 años.
Los yemeníes son completamente refractarios, mientras que el 70% de los nigerianos aceptan esa práctica. Esas diferencias entre las poblaciones confrontadas a la violencia pueden ser explicadas por la polarización y la duración del conflicto, así como por el estigma del enemigo, explicó Maurer.
Se requiere protección civil
En términos más generales, el 12% de los suizos estiman que la tortura es parte de la guerra contra más del 85% que la desaprueban. Una tercera parte de los palestinos la considera problemática y más de la mitad la asocia con la guerra. En general, dos tercios la perciben en forma negativa y más de una cuarta parte estima que es un componente de los conflictos.
Sobre la migración, más de dos tercios de los encuestados creen que si los Convenios de Ginebra fueran “más respetados”, los civiles huirían menos.
También dos tercios de los encuestados comparten el sentimiento de que debe haber límites a la guerra, una estadística que Maurer consideró muy alentadora. Esa cifra, indicó, fortalece al CICR para exigir a los Estados que sus actividades coincidan con lo que su población pide.
Poco más del 60% de los interrogados desea una mayor intervención política frente a las violaciones de los Convenios de Ginebra. Una proporción menor a la que existía hace unas dos décadas.
Sin embargo, el 80% asienta que deben tomarse precauciones para proteger a la población civil, y un número mayor denuncia los ataques contra el personal sanitario. Más del 70% extiende su rechazo a los monumentos.
En contraste, solamente el 59% condena la violencia contra el personal humanitaria. Más de 70% en los países en conflicto y poco más de 50% en los otros. El presidente del CICR se negó a “especular” sobre esa cifra, inferior al porcentaje de repudio al ataque a los monumentos. Hay que examinar si las respuestas eran estructurales o se produjeron en un debate particular, dijo.
En tela de juicio
Los habitantes de los Estados en guerra están más apegados al principio de humanismo de los Convenios de Ginebra. Cerca de 80% se pronuncia por evitar ataques en las zonas densamente pobladas, frente al 50% entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Suiza. El total es de 59%, contra 68% hace cerca de 20 años.
Menos del 15% de los preguntados en los países en conflicto afirma que la privación de alimentos, agua o medicamentos forma parte de la guerra. Esa idea prevalece en más de una cuarta parte de los “cinco grandes”.
Por otro lado, más del 70% de los encuestados dice que el personal de salud debe tratar a todos los civiles. Menos de una cuarta parte opina que solamente a los civiles que se encuentren cerca.
Los cuatro Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales –que establecen límites a los efectos de los conflictos sobre los civiles, los combatientes heridos o detenidos- han sido puestos en tela de juicio, quizá como nunca antes, había advertido recientemente Peter Maurer.
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