Diez preguntas sobre los servicios secretos suizos
El servicio de inteligencia de la Confederación tiene fama de ser un servicio pequeño e “intelectual” del que se habla más por sus errores de aficionado que por sus acciones cruentas. Un sucinto retrato en diez preguntas y respuestas.
¿Se practica el espionaje en Suiza?
¡Sí y de qué manera! Suiza ha sido y es un baluarte del espionaje extranjero. Durante la Segunda Guerra Mundial pululaban por Berna agentes secretos nazis y aliados, y en la época de la Guerra Fría abundaban los espías de los países del bloque del Este.
Hoy Suiza sigue siendo interesante para los espías internacionales debido a las numerosas organizaciones internacionales presentes en este país. El experto en inteligencia Clement GuittonEnlace externo asegura que se desconoce realmente el alcance del espionaje llevado a cabo por agentes extranjeros en Suiza. “Uno se puede preguntar también si el servicio de inteligencia suizo (SIS) tiene una idea precisa de lo que está pasando –y eso por una buena razón. Suiza tiene un comportamiento ambivalente en la lucha contra el espionaje”.
Suiza ha intentado durante años establecerse como lugar de negociación para las conversaciones diplomáticas y competir directamente con Viena y Nueva York. “Por supuesto, Suiza quiere que sus huéspedes se sientan cómodos y seguros”. Si se hiciera público que en Suiza se practica el espionaje se arruinaría su reputación como anfitrión y lugar seguro para las negociaciones.
Por lo tanto, Suiza debe realizar un análisis de coste-beneficio. “Dicho de otra forma: el contraespionaje no es la prioridad principal para Suiza”. Según Guitton, Suiza debería centrarse sobre todo en aquellos agentes que intentan espiar a las instituciones y empresas suizas.
Y eso es lo que ha hecho. El año pasado, el Consejo FederalEnlace externo (gobierno) y el Ministerio de Asuntos ExterioresEnlace externo intervinieron cuando las actividades de los servicios secretos rusos alcanzaron un nivel inhabitual con el intento de espionaje a los laboratorios de Spiez y en la agencia antidopaje de Lausana. El jefe del servicio de inteligencia afirmó en una conferencia de prensa que se habían sobrepasado todas las líneas rojas: “Tenemos que demostrar a las autoridades rusas que sabemos lo que está ocurriendo y que alguna vez hay que decir basta”.
¿Qué tamaño tiene el servicio suizo de información?
No es muy grande. En 2017 el servicio de inteligencia suizo tenía 303 empleados a tiempo completoEnlace externo y en 2018 había alrededor de 314, mientras que en 2015 eran 266. En comparación con otros paísesEnlace externo, el servicio de inteligencia suizo no está dotado de mucho personal. “El SIS es un servicio de inteligencia pequeño, pero efectivo y eficiente”, como se puede leer en su página webEnlace externo.
¿Cuánto cuesta el servicio suizo de inteligencia?
En 2017, los gastos del SIS (gastos e inversiones) ascendieron a 74,5 millones de francos suizos. En 2018 fueron 77,2 millones. El presupuesto para 2019 roza los 80 millones de francosEnlace externo.
¿Qué puede hacer el SIS?
Pocas cosas comparado con los servicios de inteligencia de otros países. Esta es otra de las razones del atractivo de Suiza para los espías extranjeros. El clima liberal de la Suiza neutral ha sido siempre muy apreciado por los agentes secretos. Se puede entrar y salir del país muy fácilmente y casi nunca se es vigilado”, declaró en una entrevista al diario Neue Zürcher Zeitung el exjefe del servicio secreto suizo Peter Regli.
“Antes de la entrada en vigor en 2017 de la nueva ley sobre inteligenciaEnlace externo, las competencias del servicio suizo de información eran claramente de menor importancia que la del resto de servicios de inteligencia europeos”, asegura Guitton. “Ahora es diferente, al menos en teoría”. La nueva ley otorga al servicio secreto más posibilidades en el terreno de la vigilancia; por ejemplo, pueden instalar micrófonos en las viviendas, escuchar conversaciones telefónicas o entrar en un ordenador privado.
Sin embargo, algunas opiniones críticas consideran que eso es ir demasiado lejos. “La ley tiene numerosos artículos que violan la Constitución o algunos tratados internacionales, porque superan los límites fijados por las más altas instancias judiciales”, afirma el veterano profesor de derecho Rainer J. SchweizerEnlace externo. “No existe derecho de acceso a la información y solo de manera excepcional se abre la vía a los tribunales. Esto es muy grave para la protección de los derechos humanos y los derechos fundamentales”.
¿Cuáles han sido los mayores escándalos de espionaje en Suiza?
En primer lugar el llamado “escándalo de las fichas”, que se hizo público en 1989. Se supo entonces que las autoridades suizas, sin base legal alguna, habían vigilado y elaborado informes (fichas) de cerca de 900 000 personas –un suizo de cada veinte y un extranjero de cada tres. Bajo el pretexto de la seguridad nacional se espió, sobre todo, a izquierdistas, sindicalistas y adversarios del ejército o de la energía nuclear. La banalidad de las notas consignadas en esas fichas mostraba claramente que la mayor parte de las personas afectadas no representaban ningún peligro. Por ejemplo, en la ficha de una parlamentaria se podía leer: “Le gusta tomar una cerveza por la nocheEnlace externo”.
En 2010 estalló un nuevo escándalo cuando el servicio de inteligencia fue acusado de disponer de un banco de datos con información de más de 200 000 personas, sin haber respetado las disposiciones legales. También en este caso, gran parte de la información era irrelevante. Tras ser amonestado por la autoridad de supervisión, el servicio de inteligencia se comprometió a eliminar las notas innecesarias.
¿Cuáles son las anécdotas más bochornosas del servicio secreto suizo?
La historia del SIS está sembrada de erroresEnlace externo. Aquí van tres ejemplos especialmente embarazosos: en 2012 un miembro del servicio de inteligencia robó datos altamente confidenciales, incluyendo información detallada sobre cooperación con servicios de inteligencia extranjeros. Y pretendió vender esos datos al mejor precio. El asunto se destapó gracias a unos diligentes empleados de banca, que informaron al servicio de inteligencia cuando esa persona quiso abrir una cuenta en el UBS. Se supo entonces que el servicio de inteligencia no disponía de ningún sistema de gestión de riesgos.
También en 2012 se hizo público que el número del teléfono móvil del entonces jefe del servicio de inteligencia, Markus Seiler, podía encontrarse fácilmente en internet. Seiler había olvidado cambiar su número al pasar a dirigir el SIS.
En 2016, el jefe de ciberseguridad del servicio de inteligencia concedió por primera vez una entrevista a los medios, bajo protección de anonimato. Sin embargo, a lo largo de la entrevista facilitó algunos datos que permitieron identificarlo con una simple búsqueda en Google, pues en el programa de una conferencia figuraba su nombre y función. El caso resultó aún más desafortunado porque el desliz fue advertido y hecho público por Qaasim Illi, quien, como portavoz del Consejo Islámico Central de Suiza, era sin duda un objetivo del servicio de inteligenciaEnlace externo.
¿De qué éxitos puede presumir el servicio de inteligencia?
El servicio de inteligencia suizo no lo ha confirmado pero según distintas informaciones aparecidas en los medios de comunicación, en agosto de 2016 se impidió un secuestro en suelo suizo. Al parecer un espía vertió unas gotas de KO en el vaso de un seguidor del predicador Fethullah Gülen para que unos agentes del servicio secreto turco pudieran secuestrarlo. Gracias a la vigilancia a que fueron sometidos los agentes turcos por parte del servicio de inteligencia suizo, se pudo evitar el secuestro. Es probable que haya más éxitos, pero, de acuerdo con la naturaleza de este servicio, se han mantenido en secreto.
¿Qué dicen las voces críticas?
“Tengo muchas reservas sobre el servicio de inteligencia de la Confederación”, afirma el profesor de derecho Rainer J. Schweizer, quien durante cerca de diez años ha trabajado en el órgano encargado de controlar al SIS y tiene por tanto una idea bastante precisa de su actividad. “He visto cometer demasiadas arbitrariedades e infracciones de la ley en el manejo de la información”.
¿Goza de buena fama el servicio de inteligencia suizo?
En realidad, el servicio de inteligencia suizo tiene todo lo necesario para ser el servicio más popular del mundo: “No vigilamos a los rivales políticos y no nos cargamos a los periodistas, como hacen otros. Tenemos un servicio de inteligencia puramente analítico y cerebral que recopila información para el Consejo Federal”, señalaba el exjefe de inteligencia Peter Regli al diario NZZ.Enlace externo
Sin embargo, entre la población suiza se percibe un gran escepticismo. Guitton cree que esta reserva procede de una falta de conocimiento combinada con titulares poco precisos o incluso falsos publicados en los medios. “El hecho de que el asunto de las fichas se utilice todavía como punto de referencia muestra que se pierden muchos elementos, incluyendo el papel del Parlamento”. Suiza, al igual que otros Estados, necesita crear una cátedra universitaria dedicada a la inteligencia y publicar más libros para que la población pueda comprender mejor lo que este servicio hace.
¿Quién controla el servicio de inteligencia?
“Probablemente soy el hombre más vigilado de Suiza”, afirmaba el otoño pasado el jefe del servicio de inteligencia suizo Jean-Philippe Gaudin durante una conferencia de prensa. En el mismo sentido se expresaba el anterior jefe del servicio secreto, Peter Regli, en unas declaraciones al NZZ: “Nuestro servicio de inteligencia es el más controlado de todo el mundo”. Y efectivamente, con la entrada en vigor de la nueva ley sobre el servicio de inteligencia, el control se ha reforzado y ampliado y se ha encargado su vigilancia a distintas instancias de la administración.
Traducción del alemán: José M. Wolff
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