Estudiantes colombianos contra privatización universitaria
Un mes después del inicio del paro nacional, la protesta promovida por los estudiantes universitarios colombianos se fortalece. Convocan a Jornada Latinoamericana para el 24 de noviembre.
Luego de una Asamblea que reunió a unos 2000 participantes durante el fin de semana, la Mesa Amplia Nacional de Estudiantes (MANE), órgano coordinador de la protesta, hizo públicas sus exigencias para levantar el paro nacional. Análisis de ONG suiza.
La semana pasada el Presidente Juan Manuel Santos había solicitado a los estudiantes concluir la medida de fuerza prometiendo que retiraría el proyecto de Ley de Educación del parlamento, a donde la había enviado una semana antes para su promulgación.
Para concluir la medida de fuerza, los estudiantes exigen que se haga efectiva la promesa presidencial.
Además, piden que el Gobierno asegure a través de una declaración pública su voluntad de promover para el futuro una reforma educativa consensuada con todos los sectores involucrados de la sociedad civil: profesores, estudiantes, rectores, sectores secundarios etc.
Solicitan también que se despenalice la protesta estudiantil y que se retire de inmediato la policía y los escuadrones antimotines de los centros universitarios y sus alrededores.
La MANE invitó a la sociedad civil colombiana “a participar el día 24 de noviembre en la jornada continental de movilización en defensa de la educación como un derecho”, la que será impulsada conjuntamente con sus pares chilenos que desde hace meses promueven multitudinarias protestas en ese país sudamericano.
“Una nueva cultura política”
Esta convocatoria estudiantil “cambia toda la lógica tradicional de movilizaciones violentas imperantes desde décadas en Colombia”, afirmó para swissinfo.ch Irma García, de la organización Pensamiento y Acción Social (PAS) y coordinadora nacional del programa de la ONG suiza E-CHANGER en este país sudamericano.
“Lo que más me sorprende es la creatividad de este movimiento… nunca antes visto”, enfatiza García.
Subraya, por ejemplo, el “besotón” – que fue una acción masiva de besar los escudos de los policías para distenderlos durante una manifestación de inicios de noviembre; las expresiones culturales en las marchas; los disfraces y colores. En síntesis, la marcha multitudinaria pacífica que promueven los jóvenes participantes.
Estas protestas traen “un aire renovador en el escenario de las luchas sociales colombianas” e incorporan la creatividad de los ‘indignados’.
Según la Coordinadora de los cooperantes suizos, “cuenta con un claro contenido, con mensajes directos, metodología no-violenta, un gran pluralismo y enorme diversidad de sus participantes”.
La protesta a la que adhieren maestros y educandos de otros niveles educativos ha recibido el apoyo también de numerosos sindicatos; asociaciones urbanas; organismos no gubernamentales, grupos indígenas y algunas organizaciones campesinas.
La masividad de la propuesta y su creatividad, “expresan una clara condena a todo tipo de violencia” enfatiza García y refuerza, en ese sentido, todas las iniciativas que promueven una solución pacífica al conflicto interno colombiano.
Elaborar propuesta alternativa
Los estudiantes ratificaron el último fin de semana la decisión de avanzar en la elaboración de una propuesta alternativa de Ley Educativa. Ésta retomará los principios básicos de su “Programa Mínimo”, anunciado en septiembre último.
Exige “que se asegure a la Educación como un derecho y una condición para el desarrollo nacional, dejando de lado su connotación de mercancía…” Y rechaza “de manera íntegra y categórica” la propuesta de nueva Ley de Educación Superior y toda medida que tienda abrirle paso al lucro y a las trasnacionales de la Educación Superior, incluyendo aquéllas que hacen parte de los Tratados de Libre Comercio y demás acuerdos comerciales que Colombia adopte sobre esta materia”.
El movimiento estudiantil aboga también a favor del “fortalecimiento de la autonomía universitaria”; y por el reforzamiento de la Universidad Pública en detrimento de la visión gubernamental de favorecer la privatización del nivel terciario. Defiende la calidad académica; la plena vigencia de las libertades democráticas en los ámbitos educativos, subrayando la estrecha relación entre educación y sociedad. En esa óptica, convoca a todos los sectores de la sociedad civil a sostener esta lucha que le corresponde “a conjunto de la sociedad colombiana”.
“La universidad pública debe discutir y adoptar un nuevo modelo pedagógico”, exige el MANE. El mismo debe “generar alternativas con respecto a las problemáticas sociales, económicas, y medio ambientales del país”, vinculando los “grupos étnicos y cultuales que componen la nación colombiana”, enfatiza.
“Pedagogía, sin violencia”, fue una de las consignas más cantadas durante las manifestaciones callejeras del pasado 10 de noviembre. Grupos de estudiantes muy bien organizados con afiches pacíficos, se interponían cuando grupos de manifestantes más radicales intentaban provocar los cordones policiales instalados al costado de las principales arterias bogotanas repletas de manifestantes pacíficos.
Pedagogía, educación, lucha estudiantil que integra en sus propias acciones una nueva forma de comprender la política. Una visión más fresca y renovada, propia del protagonismo juvenil, sin negociar contenidos, apostando a la defensa de la educación como bien público y no como mercancía. Adicionalmente, abierto a nuevas alianzas continentales con otros movimientos similares, como el chileno.
El pasado 10 de noviembre varias centenas de miles de personas se movilizaron en las principales ciudades del país convocadas por los estudiantes en paro.
Alrededor de 80 mil, protagonizaron “la toma de Bogotá”, que consistió en marchas simultáneas que confluyeron luego en la céntrica Plaza Bolívar, frente a la casa presidencial.
Según dirigentes sociales colombianos se trató de la principal concentración ciudadana que ha presenciado la capital en la última década. La hasta ahora más concurrida había sido la de noviembre del 2007, “Contra la guerra”, convocada por la Ruta Pacífica de Mujeres y en la que participaron unas 50 mil personas.
En un comunicado público horas antes de la convocatoria del jueves 10, los organizadores reiteraron sus exigencias a favor de una “educación alternativa, democrática, con gratuidad y al servicio de la inmensa mayoría”.
Desde el 12 de octubre, más de medio millón de estudiantes impulsan una huelga general en 32 universidades públicas del país.
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