La información, medio de integración
Llegaron a Suiza como trabajadores o refugiados y probablemente nunca pensaron que podrían pasar su vejez en este país. Un nuevo proyecto busca que los inmigrantes de edad avanzada conozcan los servicios a su disposición.
Cartones con nombres suizos y extranjeros reposan sobre las mesas en el centro de formación de la Cruz Roja Suiza en las afueras de Berna. Es el primer día del ‘Gemeinsam in die Zukunft’ (‘Juntos hacia el futuro’), un proyecto iniciado en 2014 por ciudades del cantón de Berna, incluida la capital, Biel y Langenthal.
Los nuevos estudiantes – de entre 30 y 64 años – vuelven de su pausa matinal charlando en alemán. Para la mayoría se trata de una lengua extranjera. Como representantes de comunidades italianas, españolas, portuguesas, turcas, albanesas, serbias, croatas y tamiles en Suiza, acuden para aprender a moderar debates entre los miembros de mayor edad de sus grupos.
El objetivo del programa es ayudar a los inmigrantes que envejecen a acceder a la información oficial sobre temas como nutrición, salud mental, seguridad social y jubilación, e informarles de los servicios disponibles.
“Hemos visto, por experiencias de primera mano, y por lo que escuchamos de los organismos especializados, que las generaciones de inmigrantes de 1960 y 1970 no aprovechan los servicios del gobierno local” para la tercera edad, señala Sibylle Vogt, coordinadora del curso.
“O no saben de la existencia de los servicios, o tienen inhibiciones, quizás por las dificultades del idioma. Lo que está claro es que carecen de información sobre el envejecimiento en Suiza”, indica a swissinfo.ch. “Requieren conocimientos, intercambios, consejos, acceso”.
Llegar a ellos
En 2014, el 11% de los residentes mayores de 60 años de Berna eran extranjeros. El proyecto de Berna está dirigido a 2 000 residentes extranjeros mayores que probablemente no pueden buscar información en alemán, lengua de la capital suiza. Aquí se incluyen antiguos trabajadores temporeros procedentes de España e Italia y refugiados de las guerras de los Balcanes de la década de 1990. Muchas de esas personas han mantenido su propia cultura (incluida la lengua) en sus muy unidas comunidades.
Según Evelyn Hunziker, del Centro de Competencia para el Envejecimiento de Berna, para llegar a los inmigrantes es conveniente el apoyo al proyecto por parte de una dependencia local del gobierno.
A guisa de ejemplo señala que “gente que vino aquí desde Turquía hace 40 años tiene una idea de un hogar de ancianos en Turquía en 1960 o 1970 – una habitación con una docena de personas en camas de hierro. Y piensan que un hogar de ancianos aquí, hoy, es igualmente terrible”. Sin información, no tienen ninguna posibilidad de cambiar su idea, agrega. “Es importante que puedan ver que en el siglo XXI la situación es diferente. En Suiza, y también en Turquía”.
Otro tema es la salud. Los inmigrantes tienden a ser menos saludables que los ciudadanos suizos, apunta Hunziker. Proporcionándoles información sobre nutrición y actividad física se puede mejorar su bienestar y evitar costos en el largo plazo. “Si no hacemos nada, el costo termina siendo mayor que si gastamos un poco”, anota, independientemente de que las personas sean suizas o extranjeras”.
Sin embargo, ha sido difícil establecer contacto con esos residentes. Muchos inmigrantes de edad son reticentes a confiar en el gobierno, dice Hunziker.
“Está claro que prefieren obtener información de sus contemporáneos – que hablan su idioma – que de una agencia oficial”.
Así nació el programa ‘Juntos hacia el futuro’.
Los moderadores
Catorce personas – dos hombres y 12 mujeres – se han registrado para la clase actual, que comenzó en octubre de 2015. Proceden de diversos países y cuentan con formaciones diferentes, desde traductores hasta educadores para adultos o enfermeros en Geriatría.
De treinta años, y procedente de Italia, Paola Oggiano trabaja para un sindicato de ese país y como voluntaria en la coordinación de actividades para los miembros mayores de su parroquia. Para ella, ‘Juntos hacia el futuro’ es la oportunidad de interactuar con la gente a un nivel personal más que profesional. Ser parte del grupo es una experiencia única, comenta. “Siempre me ha gustado estar con personas de diferentes culturas y diferentes lenguas”.
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Punto de vista: Paola Oggiano, Italia
Para Paola Oggiano el curso representa una forma de adquirir conocimientos que “pueden ayudarme a hacer mucho mejor mi trabajo voluntario”.
Además del conocimiento sobre dónde puede obtenerse la información, los estudiantes aprenden métodos para transmitir esa información a los miembros de su comunidad. ¿Cómo llevo una mesa redonda? ¿Dónde encuentro a los participantes? ¿Cómo ayudo a las personas a desarrollar la confianza para ir a una dependencia oficial?
Suela Kasmi, de origen albanés, trabaja en un centro que ofrece apoyo a las madres de niños pequeños, con un enfoque en programas para los inmigrantes. En 2014 participó en el programa piloto ‘Juntos hacia el futuro’.
“Me preguntaron si me gustaría participar”, recuerda. “Yo estaba más interesada en las familias y los niños, pero soy bien conocida en mi comunidad. Tengo muchos contactos, desde niños hasta adultos. Es fácil para mí comunicarme, tanto con grupos como a nivel individual”.
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Punto de vista: Suela Kasmi, Albania
Gente como Suela Kasmi se denominan en Berna ‘Schlüsselpersonen’, mediadores clave entre el gobierno local y las comunidades de inmigrantes.
“Para nosotros es importante un amplio apoyo”, subraya Hunziker. “Cuantas más personas conozcamos en los círculos de las diversas culturas, más información tenemos sobre lo que las personas de esas comunidades necesitan”.
Yolanda Gama, de México, representa a una serie de personas que viven en Suiza y hablan español.
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Punto de vista: Yolanda Gama, México
Apoyo a los inmigrantes
Suiza es, al parecer, un buen lugar para envejecer, sin importar si se es suizo o extranjero. Este país obtuvo el primer lugar entre un total de 96 en el índice 2015 ‘Global AgeWatch’, que clasifica cada año a los países de acuerdo con el bienestar social y económico de sus residentes de edad avanzada.
“Con casi el 24% de su población por encima de los 60 años, Suiza tiene una serie de políticas y programas de actividades para personas mayores, promoción de sus capacidades, salud y entorno propicio”, anota el informe de ‘AgeWatch’. El país tiene una alta calificación en áreas como transporte público, esperanza de vida (83 años para los suizos, solamente un año menos que los japoneses, que son los más longevos), y apoyo de amigos y familiares.
Los inmigrantes no son las únicas personas mayores que necesitan apoyo. ¿Por qué, entonces, los organismos suizos y las oficinas del gobierno están tan interesados en ayudarlos?
“La declaración de la misión de Berna dice que queremos una alta calidad de vida para las personas mayores en la ciudad”, apunta Hunziker, “y que, naturalmente, los implicados sean informados acerca de los servicios disponibles”.
Según la coordinadora del curso, Sybille Vogt, “se trata de servicios a los que todo el mundo tiene derecho, pero muchos inmigrantes no sienten que tienen derecho a la información, al apoyo financiero. Esperamos ser capaces de convencerlos de que pueden exigir igualdad de oportunidades”.
Hunziker está de acuerdo:
“Estamos aquí para todos, no solamente para los suizos”.
Traducido del inglés por Marcela Águila Rubín
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