“Suiza no es país para solteros”
Joana P.* nació y creció en Setúbal. Estudió en la Universidad de Lisboa antes de emigrar a Lausana, donde trabaja como diseñadora de interfaces gráficas desde hace cuatro años. Sin embargo, a pesar de la satisfacción profesional, esta portuguesa de 36 años está pensando en abandonar Suiza, “un país ideal para morir”, pero no para “quien busca calor humano y vida nocturna”.
“La mía es una historia común”. Así comienza la conversación con Joana, en un tono de voz humilde, pero al mismo tiempo enérgico. “Trabajaba en Portugal como diseñadora en una empresa del sector sanitario. Las cosas iban bien, pero mi compañero de entonces –un físico– entró en una profunda crisis con nuestro país: Portugal. Por eso, después de haber recibido una propuesta de trabajo en el CERN [Centro Europeo de Investigación Nuclear] de Ginebra, decidió partir y me pidió que le acompañara. Ante la decadente situación política y económica de mi país, decidí hacer las maletas y tomar un avión para venir a su encuentro.”
Joana, hija de padre portugués y madre alemana, es bilingüe. Además ha estudiado francés, inglés y un poco de español. “Apenas tres meses después de mi llegada, conseguí un trabajo de mi profesión en una empresa norteamericana”, comenta.
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Durante ese tiempo, la relación con su pareja comenzó a deteriorarse y, después de un periodo de crisis, la historia llegó a su fin. Habiendo desaparecido el motivo sentimental y siendo su trabajo enormemente requerido en todo el mundo, Joana está pensando en cambiar de residencia de nuevo. Lo que menos le gusta de Suiza es la convivencia, mucho más fría que la mediterránea. “Desgraciadamente, desde el punto de vista cultural, la diferencia es mucho mayor de lo que esperaba inicialmente. Los suizos son más cerrados que los mediterráneos y, además, tienen una idea negativa de los portugueses”.
La inmigración portuguesa en Suiza tiene una larga historia, que comienza en los años 60 con la llegada de trabajadores estacionales que encontraban trabajo, sobre todo, en la construcción civil, la agricultura y la restauración. Hoy la comunidad portuguesa representa la tercera concentración de extranjeros más importante del país (casi 286 000 personas), y no ha parado de crecer en los últimos cinco años.
A diferencia del pasado, hoy día son muchos los inmigrantes portugueses altamente cualificados. Pero los estereotipos siguen sin desaparecer, afirma Joana. “Los portugueses son reconocidos como buenos trabajadores, pero en la percepción colectiva siguen siendo obreros, camareros o mujeres de la limpieza. En aquel tiempo no existía la emigración especializada de hoy.”
Joana tiene un método infalible para comprobar los prejuicios de los suizos. “Cada vez que digo que soy portuguesa ponen una cara. Y cuando digo que soy alemana –porque soy también alemana– ponen otra. Es algo que me molesta. Es como con la familia: podemos criticar nuestro país, pero no nos gusta cuando son otros los que lo hacen.”
¿Partir o quedarse?
Jacopo OttavianiEnlace externo, especializado en estadística aplicada al periodismo, escribe para medios de comunicación como ‘The Guardian’, ‘Al Jazeera International’, ‘El País’, y en Italia, para una revista semanal de análisis internacional. En 2015 recibió diversos premios como por el proyecto E-wasteRepublicEnlace externo, un reportaje sobre el mercado de los residuos electrónicos en Ghana y otros lugares del mundo. Dos años después participó en el proyecto Themigrant filesEnlace externo, un proyecto internacional de periodismo de datos sobre la inmigración en Europa. También en 2014 Jacopo Ottaviani coordinó Generation EEnlace externo, el primer proyecto de colaboración abierta sobre historias de inmigración juvenil en Europa. Este artículo fue realizado gracias a los datos recogidos por Generation E.
Pero también es cierto que hay muchas cosas de Suiza que le gustan. No solo un sueldo más alto del que solía cobrar y la excelente organización de los servicios o la naturaleza y los paisajes que le permiten practicar deportes como canoa y esquí, sino también el respeto al ciudadano y la conciencia política de los suizos.
“Los suizos son gente organizada y responsable desde un punto de vista político, económico y ambiental. Tienen una política equilibrada y que representa dignamente a la población que vive en los diferentes cantones. El respeto al ciudadano es mucho mayor que el que se observa en países como Italia, España o Portugal”, afirma. “Un amigo mío recibió una multa y la pagó ‘online’, desembolsando más dinero del debido. Poco después recibió una carta explicándole los pasos para recuperar el dinero sobrante. Eso sería algo impensable en Portugal”.
A pesar de todo, tanta estabilidad para una joven soltera, con poco más de 30 años, puede pesar a largo plazo. Asegura que Lausana carece del calor humano, la vida nocturna, del movimiento y dinamismo que se puede encontrar en otras ciudades europeas más favorables a la convivencia. “Lausana es una ciudad estupenda para construir una familia. O mejor, como dijo mi madre una vez que me visitó, es un buen lugar para morir. No es adecuada para un soltero en busca de vida social, fiestas o aventuras que no sean excursiones por la naturaleza. Mi vida social es bastante triste y no me siento ya en sintonía con mi entorno. Tal vez haya llegado el momento de cambiar de lugar.”
Contacte con el autor a través de twitter: @JacopoOttavianiEnlace externo
*Debido a numerosas reacciones en las redes sociales, la persona entrevistada nos ha solicitado permanecer en el anonimato para proteger su vida privada. La redacción conoce su nombre verdadero.
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Traducción del italiano: José M. Wolff
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