¿Suiza es la utopía del reparto justo de la riqueza?
Mientras muchos países debaten sobre la creciente brecha entre ricos y pobres, un columnista del New York Times elogia a Suiza, en particular por su equitativa distribución de la riqueza. Suiza sería una utopía menos socialista, pero más exitosa que la escandinava. ¿Tiene fundamento esa tesis?
Serie: Desigualdad social en Suiza
Desde hace algunos años, la desigualdad social es un tema predilecto de investigadores, medios de comunicación, políticos y…. los parroquianos de las cafeterías. En Suiza también. El ejemplo más reciente es la ‘iniciativa 99%’, que exige que las rentas del capital, así como los intereses y los dividendos, se graven más que los ingresos del trabajo. En el origen de esta iniciativa popular, los Jóvenes Socialistas desean “crear finalmente justicia y poner fin a los privilegios de los superricos”.
Suiza, ¿el paraíso de la igualdad?
En un artículo de opinión titulado The Happy, Healthy Capitalists of SwitzerlandEnlace externo (Los felices y saludables capitalistas de Suiza), publicado en el New York Times, el autor e inversionista Ruchir Sharma alaba a Suiza como paraíso de la igualdad. En su opinión, Suiza es más rica que Escandinavia y redistribuye la riqueza de una manera sorprendentemente equitativa. En el texto: “Olvídate de Escandinavia. Suiza es más rica y, sin embargo, tiene una distribución de la riqueza sorprendentemente igualitaria”.
Entonces, ¿aquel sobre la desigualdad social es una especie de “debate importado” de países como Francia o Estados Unidos? ¿Es Suiza realmente un paraíso de la igualdad?
Las respuestas varían mucho dependiendo de a quién se plantee la pregunta.
“Suiza está bien situada. Las declaraciones que pretenden que la clase media está colapsando son parte de un debate importado de Estados Unidos”, dice Reto FöllmiEnlace externo, profesor de Economía de la Universidad de San Gall. “Tenemos condiciones estables en Suiza. Y cuando se tienen en cuenta los activos de las pensiones, la distribución de la riqueza es relativamente equitativa”, señala Marco SalviEnlace externo del laboratorio de ideas Avenir Suisse. “Suiza tiene una de las distribuciones de riqueza más injustas del mundo. En cuanto a la desigualdad de ingresos, se encuentra en la mitad de la clasificación”, estima Robert FluderEnlace externo, profesor de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berna.
Estas declaraciones contradictorias muestran cuán política y controvertida es la cuestión. Por esa razón dedicamos una serie de artículos a este tema. La primera etapa consiste en recoger en este texto introductorio algunos hechos y datos sobre Suiza.
Repartición de la fortuna y los ingresos
Un estudio de Reto Föllmi e Isabel Martínez titulado Die Verteilung von Einkommen und Vermögen in der SchweizEnlace externo (La repartición de los ingresos y la riqueza en Suiza) muestra que las desigualdades entre ricos y pobres no son muy pronunciadas en Suiza y que la diferencia en los ingresos se ha mantenido dentro de unos límites muy pequeños durante los últimos cien años. Con una excepción: “Recientemente, los ingresos y la riqueza de los superricos crecen continuamente”, dice Rete Föllmi.
Sin embargo, un informeEnlace externo de la Administración Federal de Impuestos muestra que la repartición de la riqueza en Suiza fue más desigual entre 2003 y 2015. El porcentaje más rico de la población vio aumentar su riqueza en casi un 43% durante ese período. Al mismo tiempo, las tres cuartas partes de los menos favorecidos vieron aumentar sus activos en un 18,6%. Cabe señalar que estas cifras no tienen en cuenta los activos del régimen de pensiones.
Un estudio realizado por Avenir Suisse concluye que la distribución de la renta en Suiza es notablemente estable y equilibrada.
“Los resultados de estos estudios son contradictorios”, señala Robert Fluder. “Dependen mucho de los datos y definiciones que usemos». Por eso, junto con otros colegas, este profesor de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berna pretende desarrollar una nueva base de datos y crear un sistema de seguimiento de la pobreza en el marco de un proyecto de investigaciónEnlace externo.
Por el momento, puede decir que “hay también una tendencia al aumento de la desigualdad en los ingresos en Suiza, pero no tanto como en Alemania o Estados Unidos” y que “las primas de los seguros médicos y los alquileres aumentan, mientras que el crecimiento salarial es moderado, lo que explica por qué la situación se hace más complicada también para la clase media baja en Suiza”.
Los factores decisivos
El sistema tributario y el Estado de bienestar tienen una gran influencia en la redistribución y, por lo tanto, en la igualdad social. En la Suiza liberal hay menos redistribución que en otros países europeos, los impuestos son moderados y no hay redistribución de los ricos a los pobres en los seguros de salud y los fondos de pensiones.
Existen otras particularidades suizas que tienden a aumentar las desigualdades sociales.
Durante las dos guerras mundiales, los ricos de los países en guerra perdieron una parte considerable de su riqueza, lo que paradójicamente condujo a una mayor igualdad (aunque esto no mejoró necesariamente la suerte de los pobres). Ese no fue el caso en Suiza, donde la guerra más bien acentuó las diferencias entre ricos y pobres.
Con apenas el 40%, Suiza tiene la tasa más baja de acceso a una vivienda propia en Europa. Con el aumento constante de los precios del sector inmobiliario, los propietarios son cada vez más ricos. Pocas personas en Suiza gozan de ese beneficio.
Suiza atrae a algunos extranjeros ricos con bajos gravámenes, en virtud de la imposición fiscal global (a tanto alzado): el impuesto a los extranjeros ricos que residen en la Confederación, pero no ejercen ninguna actividad lucrativa se calcula como una suma global en función de sus gastos, en lugar de en los ingresos y activos reales, como en el caso de los demás contribuyentes. La presencia de esas personas superricas se refleja en las estadísticas.
Se han reducido los impuestos sobre la sucesión en Suiza. Son más bajos que en la mayoría de los demás países. Eso preserva la riqueza.
En Suiza, las ganancias de capital no son imponibles. Cualquiera que venda acciones y obtenga un beneficio, como particular, no paga impuestos sobre esa ganancia. Las acciones son generalmente propiedad de los ricos.
Y ahora, un factor que va más en la dirección de la igualdad: “Suiza es uno de los pocos países donde el impuesto sobre el patrimonio es significativo”, señala Reto Föllmi.
¿La receta secreta?
Después de lo que se ha dicho, es realmente sorprendente que a Suiza le vaya tan bien en términos de igualdad social. Entonces, ¿cuál es su secreto?
En su estudio, Avenir Suisse identifica diferentes elementos que pueden servir de inspiración a otros países para combatir las desigualdades: un mercado laboral muy flexible, un sistema educativo dual, una democracia (semi) directa y una fiscalidad descentralizada.
Robert Fluder cita otra razón: “Los salarios más bajos no han caído tan bruscamente en Suiza como en otros países. Esto debe atribuirse en particular a la política de los sindicatos sobre los salarios mínimos”.
Además, para Marco Salvi, Suiza tiene menos problemas que otros países, debido principalmente a su mercado laboral: “El factor decisivo es sin duda que tenemos una alta tasa de empleo”. Además, el nivel de ingresos es muy elevado en comparación con los niveles internacionales, incluso ajustado al coste de la vida. “Los que ganan poco en nuestro país se mantienen bien situados en comparación internacional”, estima Marco Salvi.
Reto Fölmi está de acuerdo: “En Suiza, más del 90% de los jóvenes de 25 años han terminado una formación académica o un aprendizaje profesional. Es un récord internacional”. En Suiza, el primer salario después de un aprendizaje aporta inmediatamente entre 4 500 y 5 500 francos, dependiendo del área. “Estos son salarios sólidos”, dice Reto Föllmi. Según él, si muchas personas en un país no tienen una calificación profesional y trabajan en sectores de bajos salarios, eso conduce a una repartición salarial completamente diferente.
Conclusión: Suiza puede no ser un paraíso de la igualdad, como lo describió el columnista del New York Times, pero en comparación con otros países, podría estar peor.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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