La California del suizo John Sutter
Antes de llamarse Sacramento, la actual capital de California llevaba el nombre de Fort Sutter, rebautizado en 1840 como Nueva Helvetia por su fundador: un emigrante suizo, cuya figura es ciertamente controvertida.
De hecho, en el siglo XIX hubo miles de suizos que partieron hacia Estados Unidos en busca de fortuna, fundando nuevas comunidades que, al menos en sus nombres, llevaban porciones de la Confederación Helvética fuera de sus fronteras. En 1803, por ejemplo, se fundó Nouvelle Vevay (hoy New Vevay) en Indiana, o Nueva Suiza en Illinois en 1831, o incluso New Glarus en Wisconsin en 1845.
Del mismo modo, California fue uno de los destinos favoritos de los emigrantes suizos que abandonaban su tierra natal y, en particular, de los tesineses, con una cifra estimada de 27.000 emigrantes entre finales del siglo XIX y principios del XX, que llegaron al llamado «Golden State» para trabajar como vaqueros o ganaderos, a menudo en propiedades pertenecientes a otros compatriotas que les habían precedido, para luego convertirse ellos mismos en terratenientes; además de los yacimientos de oro, también resultaba especialmente atractiva la legislación liberal de California, y en particular la Homestead Act de 1862, que simplificaba la adquisición de tierras.
Los mayores asentamientos se produjeron en la región de San Francisco, a lo largo de las cordilleras costeras, y en los valles centrales; el clima suave de estas zonas favorecía el establecimiento de viticultores. Desde las haciendas adquiridas por los pioneros -se calcula que los tesineses poseían unos mil ochocientos kilómetros cuadrados de tierra, equivalente a dos tercios de la superficie del Cantón del Tesino- se enviaban a casa generosas cantidades de dinero para ayudar a mantener a sus familias; algunos emigrantes regresaban después a su país, mientras que a otros se les unían sus esposas e hijos, creando nuevas generaciones de suizos-americanos.
En cuanto a la lucrativa fiebre del oro californiana, el pionero fue el suizo-alemán John SutterEnlace externo en 1849, en cuyo honor se bautizó el actual condado californiano de Sutter CountyEnlace externo, situado a orillas del río Sacramento en el valle de Sacramento, y que contaba en 2020 con una población de casi 100.000 habitantes. El condado alberga las Sutter Buttes, conocida como la «cordillera más pequeña del mundo»: una formación volcánica que rompe el horizonte llano del valle del Sacramento.
Fuga de Suiza
La figura de John Sutter es hoy algo discutida. Natural de Rünenberg (Basilea-Campo), nació sin embargo en Alemania el 23 de febrero de 1803, en Kandern, que en aquella época pertenecía al margrave de Baden; su nombre de pila era Johann August Suter, más tarde conocido como pionero, aventurero, político, pero también como capitán de artillería del ejército suizo, y finalmente terrateniente y «héroe» de la frontera americana. Asistió a la escuela en Kandern y Saint-Blaise, completó un aprendizaje en la imprenta y editorial Thurneysen de Basilea, probablemente siguiendo en parte los pasos de su padre en Basilea, Johann Jakob Suter, capataz de la fábrica de papel Heusler. Después trabajó como empleado en un comercio textil en Aarburg y Burgdorf, antes de alistarse en la milicia bernesa como subteniente.
En 1826 se casó con Anna Dübeld, hija de un rico comerciante, y juntos tuvieron cinco hijos; una familia que Sutter abandonó en mayo de 1834, después de que sus negocios fracasaran y, para escapar de sus acreedores, decidiera huir a Estados Unidos, adoptando el nombre de capitán John Augustus Sutter. En Misuri, de 1834 a 1838, intentó en vano establecerse como hombre de negocios recurriendo sin escrúpulos a actividades ilegales como el comercio de caballos a lo largo de la frontera occidental estadounidense. Debido a las deudas acumuladas, y a una comparecencia posterior ante el Tribunal de Apelación del condado de Jackson, volvió a esconderse en 1838: siguiendo el camino de Oregón, Sutter llegó a Fort Vancouver (Portland, Oregón) y, tras unas breves escalas en Hawai y Alaska, en 1839 arribó a la bahía de San Francisco, en California, que por entonces estaba bajo el poder colonial de México, pero ya en el punto de mira de los primeros colonos estadounidenses.
Aquí obtuvo del gobernador mexicano Juan Batista Alvarado el permiso para establecerse en el valle del Sacramento y la concesión, en dos plazos 1839 y 1840, de unos doscientos kilómetros cuadrados de tierras. Alvarado también le nombró representante del gobierno y delegado de justicia para el Frente Norte, con el fin de acabar con el robo de caballos a gran escala practicado por grupos de cuatreros blancos y nativos americanos a los que se les habían confiscado sus tierras.
La fiebre del oro
John Sutter erigió entonces en su propiedad un fuerte que se convirtió en el símbolo del centro económico del primer asentamiento colonial europeo permanente en el Valle Central de California. Un edificio de dos plantas erigido entre 1841 y 1843, que hoy se traduce en la única estructura original superviviente del Parque Histórico Estatal Sutter’s Fort,Enlace externo que consta de 280 unidades de parque, más de 340 millas de costa, 970 millas de lagos y ríos, 15.000 plazas de camping, 5.200 millas de senderos, así como 3.195 edificios históricos y más de 11.000 yacimientos arqueológicos prehistóricos e históricos.
Fue aquí donde el 28 de enero de 1848 el carpintero James MarshallEnlace externo se reunió en privado con Sutter para mostrarle el oro que había encontrado mientras construía su aserradero junto al río American sólo cuatro días antes. Esta noticia provocó que el fuerte (y la colonia) fuera abandonado por su propietario, que se dirigió a Sutter’s Mill, también de su propiedad, dejando que el edificio cayera en el abandono.
En 1891, la Native Sons of the Golden West Association (Asociación de Hijos Nativos del Dorado Oeste) -cuya misión hasta el día de hoy es preservar los lugares emblemáticos de la época de los pioneros de California- compró y rehabilitó Fort Sutter cuando la ciudad de Sacramento había decidido demolerlo; la restauración finalizó en 1893 y, a continuación, el fuerte fue donado por la Asociación al estado de California para ser catalogado como uno de sus bienes históricos. Medio siglo después, en 1947, el fuerte fue transferido a la autoridad de Parques del estado de California.
Texto adaptado del italiano por J. Wolff
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