La Iglesia Católica Suiza busca expiar sus culpas pederastas
Los medios internacionales se hacen eco de la biografía del suizo que narra 4 años de violaciones por parte de un sacerdote en Friburgo. Apenas una de las víctimas de la Iglesia Católica Suiza, misma que hoy busca limparse de culpas con una Comisión de Reparación para casos prescritos.
La nueva comisiónEnlace externo está abierta a recibir los reclamos de compensación de víctimas de sacerdotes pedófilos, indica Joseph Bonnemain, de la Conferencia Episcopal Suiza.
Este órgano, creado en enero y compuesto por seis personas, cuenta con un fondo de 500 000 francos suizos ($498,000) para compensar a las personas que sufrieron abusos por parte de miembros de la Iglesia y cuyos casos ya prescribieron.
Cabe decir que en Suiza solo a partir del 30 de noviembre 2008 está en vigor la ley de imprescriptibilidad de abusos sexuales. Para situaciones anteriores a esa fecha, la prescripción se aplica 15 años después de los últimos hechos. En el caso de que la víctima haya tenido menos de 10 años de edad, la prescripción se cumple cuando el concernido llega a los 25 años de edad.
Solo dos casos recibidos
La víctima de abuso sexual debe dirigir su queja a la diócesis que le corresponda en la parte germanófona de Suiza, o si se trata de la parte francófona, a la comisión independiente para casos prescritos de abusos sexuales (CECAR)Enlace externo.Enlace externo
El monto de las compensaciones financieras puede ser de 10 000 a 20 000 francos suizos.
Un paso de la Iglesia tras la cerrazón
En 2010, la Iglesia Católica Suiza finalmente aceptó su responsabilidad en los abusos sexuales cometidos por sus sacerdotes.Entre 2010 y 2015Enlace externo, 294 víctimas denunciaron a las autoridades eclesiásticas sus casos, ocurridos entre 1950 y 2015. De este total, 49 personas tenían 12 años de edad en el momento de los hechos.
De acuerdo a un informe de 2015, solo 20 casos llegaron a los tribunales en contra de sacerdotes católicos por abuso sexual en Suiza desde 2010, pese a que la Iglesia registró 172 denuncias durante ese quinquenio.
Cuarenta años de calvario
Muchos casos ocurrieron antes de 1950, y muchos de los autores de abusos ya murieron, mientras que otros no pudieron ser perseguidos debido a que las diócesis suizas mantuvieron una muy cerrada política informativa al respecto, especialmente entre 1950 y 1980.
Pero ahora la Iglesia busca expiar sus culpas, atizada por los reclamos. Baste nombrar el libro recién publicado de Daniel Pittet ‘Mon Père, je vous pardonne’ (‘Padre, le perdono’)
Este suizo de 57 años de edad describe los abusos que sufrió de 1968 1972 -entre la edad de 9 y 13 años- por parte del cura Joël Allaz, un suizo de la orden capuchina.
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Testimonio de un cura pederasta y su víctima
Cada semana durante cuatro años fue violado por este cura. Más de 40 años después, Daniel Pittet cuenta su calvario y su combate por la verdad en un libro con el prólogo del papa Francisco.
Pittet sufrió unas «doscientas violaciones», a menudo en medio del silencio de un convento. Pero basta una sola violación «para destruir la vida de una persona», indica el afectado. Por si esto fuera poco, Daniel Pittet estima en «más de 100» las víctimas probables del padre Joël.
Daniel Pittet esperó cerca de veinte años antes de denunciar al padre Joël Allaz ante la justicia eclesiástica, después de oír hablar sobre una nueva víctima. Sin embargo, el sacerdote fue trasladado inmediatamente a Francia, a una diócesis de Grenoble.
Crímenes en Suiza y Francia
En 2003, tras nuevas sospechas, el padre Allaz fue transferido a la hermandad de los capuchinos de Bron, cerca de Lyon, donde dirigía un «servicio administrativo sin ministerio». Sin embargo, hubo que esperar nuevas revelaciones para que la policía abriera una investigación.
En 2008 se conocieron 24 casos de víctimas de abusos sexuales -la mayoría prescritos- cometidos entre 1958 y 1995 en Suiza y Francia, probablemente por el mismo hombre.
Joël Allaz fue condenado en diciembre 2011 a una pena de dos años de cárcel en suspenso tras un juicio en el que dos víctimas se constituyeron en parte civil. Daniel Pittet fue reconocido como una víctima por la diócesis de Friburgo y la congregación de los capuchinos. Pero la justicia eclesiástica no condenó a su violador. Una investigación interna abierta en 2002 en Grenoble fue cerrada «por falta de pruebas».
«Testimonios como el suyo hacen luz»
El sacerdote «nunca fue reducido al estado laical», lamenta Pittet. El capuchino, ahora de 76 años, sigue viviendo en comunidad, en un convento en Suiza.
En una entrevista al diario BlickEnlace externo publicada el martes, Allaz admite ser “un monstruo, un predador con dos personalidades”. Tras años de terapia, dice “sufrir de todo el dolor causado a sus víctimas”, niños de Friburgo, Vaud, Valais, Jura, en Suiza; y de la vecina Francia.
Daniel Pittet, residente del cantón de Friburgo, conoció al papa en 2015. Francisco aceptó escribir el prólogo de su libro. Indica que «testimonios como el suyo hacen luz sobre una zona terrible de sombra en la vida de la Iglesia», sacudida por numerosos escándalos de pederastia.
La Conferencia Episcopal Suiza prometió investigar los casos cometidos por Allaz.
La ley de imprescriptibilidad
La ley de imprescriptibilidad de abusos sexuales concierne a los hechos ocurridos a partir de su entrada en vigor, el 30 de noviembre de 2008.
Para situaciones anteriores, la prescripción se aplica 15 años después de los últimos hechos. En el caso de que la víctima haya tenido menos de 10 años de edad, la prescripción se cumple cuando el concernido llega a los 25 años de edad.
Fuente: Centro de consulta especializada en el tratamiento de secuelas de abuso sexualEnlace externo
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Adaptación: Patricia Islas
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