Las voces invisibles que hacen viable el trabajo de la ONU
Sin su pequeño ejército de intérpretes simultáneos, Naciones Unidas quedaría paralizada. Gracias a personas como Rebecca Edgington, las reuniones entre representantes de 193 países no se convierten en una Torre de Babel y Estados enfrentados pueden entablar un diálogo en terreno neutral.
Es por la mañana. Rebecca Edgington, intérprete de la ONU desde 2004, ocupa una de las cabinas apenas iluminadas al fondo de una inmensa sala de conferencias del Palacio de las Naciones en Ginebra. Lee un texto en voz alta y enlaza una frase con otra, casi sin respirar.
“… las informaciones de un aumento de los casos de incitación al odio y otras actitudes intolerantes causan preocupación…”
Pero Rebecca Edgington no lee, sino que traduce simultáneamente del ruso al inglés el discurso que está pronunciando el representante de Bielorrusia en la sala. De hecho, el funcionario se salta párrafos enteros de la versión escrita.
La interpretación simultánea es la misión principal de los intérpretes de la ONU. En reuniones como la del Consejo de Derechos Humanos consagrada a la Evaluación Periódica Universal (EPU) de Noruega, aumenta la velocidad de habla. Cada delegado quiere aprovechar al máximo los escasos minutos que le corresponden.
En el ideal de los casos, el intérprete se expresa como lo haría un “orador u oradora de lengua materna inglesa”, afirma Edgington. Pero a veces “sencillamente hay que tratar de transmitir el significado lo más rápido posible”.
Rebecca Edgington es una de los 101 intérpretes en Ginebra, de los cuales 18 trabajan en inglés. La plantilla puede recurrir a una cincuentena de profesionales ‘freelance’.
Trabajo en el terreno
Edgington formó parte del equipo de intérpretes en las recientes negociaciones sobre Siria, que se celebraron en Ginebra y Montreux y en las que participaron el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, y el secretario de Estado americano, John Kerry, entre otros.
Y ha trabajado también en ambientes menos ‘civilizados’. En el año 2000, como ‘freelance’ para el Consejo de Europa, vistió casco y chaleco antibalas para subirse a un helicóptero y acompañar a un grupo de diplomáticos a Chechenia. El helicóptero fue atacado en pleno vuelo, pero logró esquivar los tiros.
“La situación era muy tensa”, recuerda. Las misiones en zonas bélicas son voluntarias. Edgington, de 43 años, nunca rechazó una oferta. Hoy, sin embargo, casada y madre de dos niñas pequeñas, se lo pensaría dos veces antes de aceptar un mandato semejante, aunque reconoce que le resultaría difícil refutarlo.
Las reuniones de la ONU –en las sedes de Nueva York y Ginebra o en una misión especial en cualquier lugar del mundo– se celebran siempre en uno de los seis idiomas oficiales de la organización: árabe, chino, inglés, francés, ruso y español.
El responsable del Servicio de InterpretaciónEnlace externo de la ONU, Alexandre Voitenkov, destaca que los intérpretes provienen de múltiples países, pero la nacionalidad “no tiene mucha importancia – lo crucial son las habilidades y la adhesión a los ideales de Naciones Unidas”.
Bajo vigilancia
Edgington, británica de origen, traduce del ruso, alemán y francés al inglés. Los traductores simultáneos de la ONU deben dominar al menos dos lenguas de trabajo, además de la materna.
Traducir de la lengua de Tolstói le resulta especialmente interesante, pero también estresante. Y es que los delegados rusos suelen observar minuciosamente el trabajo de los intérpretes. Y si no les gusta la palabra elegida o una expresión dialectal, se encargan de que llegue a oídos del intérprete, a menudo incluso durante la traducción simultánea.
Se confunden cuando la traducción al inglés no coincide con la estructura sintáctica de la versión original en ruso, comenta John Intrator, intérprete de la ONU que acaba de jubilarse. “A veces tenemos que sacrificar la calidad con tal de tenerlos contentos”, confiesa.
Durante la reunión de esta mañana, Edgington preconiza: “En este momento es poco probable que Ucrania hable en ruso”. Y no se equivoca. El delegado ucraniano pronuncia su discurso en inglés.
Tipos de interpretación
Además de la interpretación simultánea, existe la interpretación ‘consecutiva’, que consiste en relatar el contenido de una declaración breve una vez que el orador ha concluido.
Una tercera modalidad es la interpretación susurrada: una traducción simultánea susurrada al oído en presencia del intérprete y sin ayuda de instalaciones o soportes técnicos.
Los intérpretes de la ONU traducen siempre a su idioma materno, a excepción de los intérpretes árabes y chinos, que suelen traducir al inglés y al francés, porque faltan profesionales cualificados en la lengua de Mahoma y en mandarín.
Edgington se crió en el condado de Cambridgeshire y se inició en el francés a los once años. A los doce, empezó a estudiar alemán y a los 17, ruso. “Veía la ‘perestroika’ y las comparecencias de Gorbachov en la televisión. Quería entender lo que decía”.
Su trayectoria profesional comenzó en Estrasburgo, donde trabajó durante nueve años como autónoma para varias organizaciones internacionales, entre ellas el Consejo de Europa.
En esa época vivió uno de los momentos más emotivos. Una periodista argelina muy crítica con su gobierno prestaba declaración. “Tenía 27 años, los mismos que yo, y relataba ante un gremio cómo varios hombres la habían violado durante sus investigaciones. A pesar de las heridas y el sangrado, logró llegar a su casa. Su familia la expulsó”, recuerda Edgington.
“Un compañero veterano y yo nos alternábamos en la cabina de interpretación. Cuando la periodista terminó su declaración, miré mi mesa. Estaba mojada. Desconecté el micrófono y le pregunté a mi compañero: ‘¿Qué ha pasado?’”. Había llorado durante toda la declaración al unísono con la periodista argelina. Edgington estaba preocupada por su comportamiento poco profesional, pero su compañero la reconfortó: “Sencillamente, te identificaste con ella”.
Imparcialidad
De los intérpretes se espera que, además de transmitir los sentimientos de los oradores, eviten que sus opiniones personales influyan en su trabajo.
“Cuando traduces algo con lo que no estás de acuerdo, quieres ser lo más preciso posible en la interpretación, por lo que te mantienes neutral”, afirma Edgington. “Pero a veces te entran ganas de levantar un cartel que dice: ‘No soy yo quien lo dice, yo simplemente traduzco’”.
Antes de incorporarse a la ONU, fue intérprete en una asamblea de jóvenes sindicalistas. Un hombre de Marsella tomó la palabra y “soltó un discurso de incitación al odio culpando a las mujeres trabajadoras de todos los males en el mundo. Si pudiéramos retroceder en el tiempo hasta los años 1930 cuando las mujeres se dedicaban a los fogones…”.
Al escuchar la traducción simultánea, los participantes soltaron una carcajada. El conferenciante se percató entonces de lo que estaba ocurriendo y enseguida rectificó: “Obviamente, hay excepciones”.
Mantenerse al margen
En su función de jefa de la ‘cabina inglesa’ en la sede ginebrina de la ONU, Edgington se encarga también de formar y seleccionar a jóvenes con un Master en Interpretación para que practiquen el oficio durante unos días o unas semanas y se familiaricen con la jerga de la ONU.
Neil Cumming, de 24 años, es el miembro más joven de la plantilla ginebrina. Es británico y traduce del francés y del ruso al inglés. Uno de los mayores desafíos reside en mantener la objetividad. “Tienes tu propia opinión, pero tu misión aquí se limita a hacer tu trabajo”, dice. Puede resultar casi paradójico, cuando en la ONU “se trata, precisamente, de que todo el mundo pueda expresar su opinión”.
Alexandre Voitenkov considera fundamental ser capaz de soportar situaciones de estrés”, especialmente durante conferencias en el terreno, que pueden durar dos semanas e implican largas jornadas laborales”. Los intérpretes deben disponer de una “curiosidad intelectual” sobre lo que pasa en el mundo, afirma este ruso, que se estrenó en la profesión en Moscú y aterrizó en la ONU en 1979.
Rebecca Edgington lo corrobora. Tanto ella como sus compañeros suelen leer permanentemente la prensa internacional y documentarse sobre los temas candentes antes de las reuniones. Ella atribuye una gran importancia a “todo ese trabajo fuera de la cabina”. Y también el ego se queda fuera, porque el intérprete debe permanecer “invisible”. “Su misión no es ser parte de la historia”.
Traducción del inglés: Belén Couceiro
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