Los clichés son difíciles de erradicar
¿Han desaparecido los estereotipos de los libros de texto? ¿Las mujeres aparecen representadas como científicas y los hombres como enfermeros? Suiza está lejos de esa meta. Así lo muestra un análisis realizado en diversas regiones del país.
Quienes hoy tienen más de 40 años recordarán sin duda los libros de texto ilustrados con escenas familiares muy caricaturescas. En la Suiza francófona, los métodos empleados en la región de habla alemana quedaron grabados en la memoria: las mujeres se retrataban sistemáticamente como amas de casa y los padres como cabeza de familia que trabajaba fuera del hogar.
A partir de los años 70, las protestas feministas impulsaron una revisión de los materiales escolares. La reforma tomó tiempo y, en 1999, dio lugar al informe Viejos clichés y nuevas tonalidades, realizado por la Conferencia de Delegados Suizos sobre la Igualdad, que consignó por escrito una serie de recomendaciones para “la igualdad en los medios utilizados en la enseñanza”. ¿Qué ha cambiado en los últimos tres lustros?
Para Marcel Gübeli, director de la Coordinación Intercantonal de la Suiza alemana, prácticamente “el 90% de los libros de texto se ha liberado ya de los estereotipos que existían hace 15 años”. Adicionalmente, se realiza un control antes de imprimir cualquier nueva obra para asegurarse de que cumple los principios establecidos. Y la cuestión de la igualdad de género figura entre los criterios de equilibrio temático, al igual que la religión y el respecto de los valores.
Luca Pedrini, director adjunto de Educación Secundaria en el Tesino, afirma que actualmente se pone un gran cuidado en que las niñas y los niños estén representados de forma igualitaria, por ejemplo, en las diferentes responsabilidades que ejercen en la organización escolar cotidiana.
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«Una cultura desigual legitima la desigualdad»
No todo son avances
Pero hay especialistas que se sienten menos satisfechas y satisfechos con la situación actual. Barbara Ruf, responsable de la Oficina de Igualdad del cantón de Berna, destaca que “en términos globales, la situación ha mejorado, pero aún hay aspectos negativos. La Suiza francófona parece estar un poco más avanzada que el resto del país”.
Aunque la Universidad de Basilea fue la primera en crear un instituto de estudios en materia de género, fue en Ginebra donde más atención se ha prestado al material escolar y a la formación de los educadores.
Actualmente, es el único cantón que tiene previsto un módulo para a representación de géneros en la formación del cuerpo docente. Una estructura que fue creada en 2009 y confiada a Isabelle Collet, encargada de la enseñanza e investigación, y autora de un estudio sobre la representación de hombres y mujeres de ciencia en los libros de texto.
Un estudio realizado por la investigadora Isabelle Collet en los libros de texto de Ciencias muestra la persistencia de condiciones presupuestas. Para ilustrar el fenómeno de la menstruación, bloqueada por la glándula pituitaria en casos de estrés, se observa la representación de una chica joven entre libros.
El mensaje que transmite: los estudios son tan desgastantes para las mujeres que les provocan un grado extremo de estrés, lo que en opinión de Isabelle Collet refleja un cliché del siglo XIX.
En Gramática, cuando se tratan los verbos en infinitivo a menudo nos encontramos con frases como Mamá -sacar- el plato del horno.
En un libro de Biología, los músculos son ilustrados por los chicos, mientras las niñas son la base para explicar los reflejos.
En la literatura infantil, aunque abundan las chicas heroínas, es poco frecuente encontrar escenas de apoyo y colaboración entre niños y niñas, señala Collet.
Dos veces más hombres que mujeres
“La desigualdad que nos hacía saltar al techo en el pasado ha desaparecido en la actualidad “, reconoce Isabelle Collet. “Hoy tenemos la suerte de contar con algunos manuales ‘correctos’, aunque sigan siendo una minoría. En general, en los libros de texto, la presencia de los varones es dos veces mayor que la de las mujeres”.
Muriel Golay, directora de la Oficina de Promoción de la Igualdad entre Mujeres y Hombres del cantón de Ginebra (BPE), confirma la visión de Collet: “Los estereotipos escapan rápidamente a la atención de quienes redactan los libros de texto porque tienen otras preocupaciones en la cabeza. Su principal objetivo es la gramática, la biología, etcétera”.
Por lo tanto, explica Isabelle Collet, “cuando uno busca una frase, las primeras que llegan a la mente son con frecuencia lugares comunes. Es así como se reproducen los clichés…”
La gramática o la biología, entre otros ejemplos (ver información anexa) parecen el campo ideal para el ejercicio de los estereotipos, especialmente cuando se hacen comparaciones. La típica frase de una de texto escolar sería “Pierre es más fuerte que Diana y no Susanne es más rápida que Christine”, explica Collet. “No se trata en absoluto de provocar una guerra de sexos y de decir Susanne es más fuerte que Pierre, pero sería bueno incluir un poco de todo”.
Los problemas no se detienen en la representación sexista: “Los modelos femeninos registran una gran ausencia en los contenidos de la enseñanza. Casi no encontramos mujeres que tengan peso en la historia y que hayan contribuido al progreso”.
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Entre recuerdos y reivindicaciones
Maletín pedagógico
“Cuando intervenimos en las clases, las jovencitas se sienten contrariadas al conocer que hasta 1988, las mujeres necesitaban la firma de sus esposos para abrir una cuenta bancaria, una fecha que no está tan lejos del presente”, dice la directora de la BPE.
Para Muriel Golay, “es la suma de elementos lo que contribuye a anclar a las niñas en ciertos roles, particularmente debido a que el sexismo es muy fuerte en medios como la publicidad, por citar un ejemplo”.
Es la razón por la cual la BPE ha desarrollado un maletín pedagógico: Desechemos los estereotipos, que contiene una serie de apoyos para los docentes de todo tipo de asignaturas a partir de la educación primaria. Este maletín está disponible en todos los cantones francófonos y en el de Berna, que es bilingüe (alemán y francés).
“El mensaje de igualdad debe fluir desde arriba, desde el poder político”, sostiene Isabelle Collet. Un exhorto que comparte Barbara Ruf al considerar que la libertad de los cantones y de los profesores es demasiado amplia, razón por la que los departamentos cantonales de instrucción pública tendrían que ser más directivos en este tema.
“El momento es propicio para lanzar nuevamente el debate, ya que con el plan de estudios armonizado de la Suiza de habla alemana –Lehrplan 21– que no está aún concluido, se revisarán numerosos libros utilizados para la enseñanza y los cantones elaborarán otros nuevos”.
Así, los cursos sobre la pubertad en los que se habla de que las niñas comienzan a maquillarse mientras los chicos observan cómo le crece la barba, deberían desaparecer de una vez por todas.
Especialistas en las representaciones de género en los libros de texto afirman que con frecuencia otro tipo de clichés –de índole racista, social o histórica- siguen una lógica parecida.
En los libros destinados a la educación se presentan muy pocos niños negros, aunque la mezcla racial es un hecho en la sociedad.
Por otra parte, aun cuando la mitad de los matrimonios terminan con un divorcio en Suiza y las familias mixtas (reconstituidas) son cada vez más comunes, el modelo tradicional de familia sigue intacto y predomina en los libros de texto suizos.
Por su parte, la arqueóloga e investigadora Miriam Sénécheau, profesora en la Universidad Albert Ludwig de Friburgo de Brisgovia (Alemania), estudió las representaciones de la arqueología utilizadas en el material escolar de la Suiza germanófona entre 1994 y 2004.
En las imágenes de estos libros de texto, las mujeres del Paleolítico siempre son representadas cuidando a los niños o en casa. Los niños juegan y los hombres neolíticos se dedican al arado o a la construcción de viviendas, “aunque sabemos bien que las mujeres y los niños también realizaban trabajos pesados”, apunta Miriam Sénécheau.
(Traducción: Andrea Ornelas)
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