Los ‘pequeños’ también deben proteger el clima
El último informe sobre el clima confirma la responsabilidad humana en el calentamiento global. El mundo político está llamado a actuar para reducir las emisiones. ¿Qué puede hacer un país como Suiza, cuyo impacto sobre el clima global es prácticamente nulo? Los representantes de varios sectores responden.
Ioane Teitiota es el primero. Y probablemente no será el último. El hombre de Kiribati, una isla del Pacífico, perdió su casa, arrasada por las aguas. Ioane buscó refugio en Nueva Zelanda, donde solicitó asilo alegando un motivo sin precedentes: el cambio climático.
El éxito de su petición es aún incierto. Ninguna ley reconoce el calentamiento global como razón para conceder asilo. Sin embargo, se tiene la certeza de que una de las causas del aumento del nivel de los mares es la actividad humana. En su último informe, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) confirma al 95% la responsabilidad antropogenética del calentamiento global.
Los investigadores consideran que la ciencia ha hecho su parte. Ahora es el turno de los políticos. Una reacción que no debería tardar, afirman los climatólogos. Dos tercios del presupuesto para la reducción de gases de efecto invernadero –la cantidad máxima de emisiones que podemos permitirnos si queremos contener en 2°C el aumento de la temperatura media del globo – se han agotado.
Se esperan esfuerzos principalmente de los países que más CO2 producen.
Suiza, responsable de cerca del 0,1% de las emisiones globales, figura entre los pequeños contaminadores. Incluso si redujera a cero sus emisiones, las consecuencias sobre el clima global serían insignificantes. ¿Para qué actuar entonces?
En Suiza, el principal responsable de las emisiones de CO2 es el tráfico. “Los automóviles y las instalaciones de calefacción no emiten solo CO2, sino también otras sustancias contaminantes”, puntualiza el portavoz de Greenpeace Suiza, Clément Tolusso.
Aunque la calidad del aire mejora cada año, los niveles de ozono, partículas finas y dióxido de nitrógeno son aún muy elevados, señala el último informe de la Red Nacional Suiza de Observación de Contaminantes Atmosféricos, publicado a inicios de octubre. Y en 2012, el país alpino no alcanzó el objetivo de disminuir las emisiones de CO2 que se había fijado.
“Al reducir el CO2 contribuimos a proteger no solo el clima, sino también nuestra salud, algo que nos beneficia directamente”, subraya Clément Tolusso.
Una persona en Suiza emite cerca de seis toneladas de CO2 al año. En realidad, la cifra es más elevada, anota Urs Leu, del foro suizo sobre el clima y el cambio climático (ProClim). “Hay que tomar en consideración también las emisiones que generan los productos importados”.
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El clima está cambiando
En un estudio de 2010, los científicos de la organización estadounidense Carnegie Institution for Science demostraron que más de un tercio de las emisiones ligadas al consumo de bienes y servicios en los países ricos se producen fuera de sus fronteras. Algunos, entre ellos Suiza, deslocalizan más de la mitad de CO2, destaca el documento.
La diputada ecologista Regula Rytz aboga por establecer un valor límite para las importaciones. “No hay que importar productos que generan elevadas emisiones de CO2”. En Suiza, agrega Regula Rytz, se debería actuar también en el sector de los transportes. “Por ejemplo, introducir un impuesto sobre los carburantes y normas más estrictas sobre los gases de escape de los automóviles”.
Christian Wasserfallen, diputado del Partido Liberal Radical, sin embargo, opina que Suiza debe evitar adoptar medidas unilaterales que solo amenazan con perjudicarla. Creer que Suiza puede influir en el clima global es pura presunción, sostiene el político de centroderecha. “En cambio, habría que presionar a países emergentes como China”.
La 19ª Conferencia sobre Cambio Climático en Varsovia, del 11 al 22 de noviembre, quiere concretizar las decisiones adoptadas el año pasado en Doha (prórroga del Protocolo de Kioto hasta 2020) y definir la futura estructura de un régimen climático.
Discutirá, en especial, cómo debe funcionar el Fondo Verde para el Clima, que a partir de 2020 destinará 100.000 millones de dólares a la adopción de políticas climáticas en los países emergentes y en desarrollo.
La delegación suiza aboga por que se establezcan medidas para reducir realmente las emisiones de efecto invernadero. Pide, además, que se definan de modo “preciso y transparente” los compromisos voluntarios de todos los países.
Según un comunicado de la Oficina Federal de Medioambiente hecho público el 30 de octubre, “los países industrializados que no han suscrito el Protocolo de Kioto deben reducir sus emisiones de forma equivalente a los Estados que lo firmaron”.
Suiza se sitúa a la vanguardia de la investigación sobre el clima, subraya Andreas Schellenberger, de la sección Relaciones Climáticas y Adaptación a los Cambios de la Oficina Federal de Medioambiente. “El país dispone de conocimientos tecnológicos y medios económicos: debe, por tanto, asumir sus responsabilidades y reducir las emisiones”.
Suiza y los países ricos, en general, tienen que enviar una “señal contundente” a las naciones emergentes, afirma Jürg Buri, director de la Fundación para la Energía. “Deben mostrar que es posible mantener el nivel de bienestar con menos emisiones”.
A escala internacional, Berna ha manifestado su voluntad de hacer avanzar las cosas, explica a swissinfo.ch Franz Perrez, representante de Suiza en las negociaciones internacionales sobre medioambiente. “Lo hace con propuestas concretas y creíbles. El año pasado, por ejemplo, presentamos una propuesta muy ambiciosa en Doha: limitar la transferencia de un periodo a otro de los certificados de reducción de emisiones no utilizados”.
Redunda en nuestro interés que actuemos, anota Franz Perrez. “Suiza se ve especialmente afectada por el cambio climático. Además, si dejamos el proceso entero en manos de las grandes potencias, no creo que podamos avanzar significativamente”.
Para convencer a la mayor parte de los países de la necesidad de adoptar una política climática coordinada, es indispensable que Suiza reduzca también sus emisiones y comunique sus decisiones, sostiene Urs Näf, responsable de cuestiones energéticas en la Federación de Empresas Suizas (economiesuisse). “Asumir las propias responsabilidades significa emitir una fuerte señal a la comunidad internacional”.
Es importante que los pequeños países presionen a las grandes potencias, recalca Franz Perrez. Pese a las reticencias de algunos gobiernos, el negociador helvético es optimista: “Creo en un acuerdo global vinculante. Será probablemente diferente del de Kioto, pero estoy convencido de que lo alcanzaremos de aquí al año 2020”.
China, Estados Unidos y Brasil figuran entre los 20 países que más CO2 emiten. ¿Qué esperan de las naciones menos influyentes en materia climática? swissinfo.ch recogió las opiniones de expertos de esos tres países.
Zhong Xiang Zhang, Universidad Fudan de Shanghái y Academia China de las Ciencias
“En chino tenemos un refrán: No te canses de hacer pequeñas cosas por los demás: a veces estas pequeñas cosas ocupan la parte más grande de su corazón”.
Suiza siempre se ha mostrado muy comprometida en las reuniones internacionales sobre emisiones de CO2. Los pequeños países pueden dar ejemplo, sobre todo, en los ámbitos político y técnico. Así, Australia, o sea un país pequeño en términos de emisiones, ayudará a China a desarrollar un sistema de intercambio de cuotas de emisiones”.
Kathleen Miller, Centro de Investigación Atmosférica de Boulder (Colorado)
“Cada tonelada de emisiones tiene el mismo impacto sobre el clima global, independientemente de quien la genere. No se puede justificar que algunos países no se sumen al esfuerzo global para reducir la contaminación por CO2, si disponen de las capacidades técnicas y económicas para participar en ese esfuerzo”.
Edmo J. D. Campos, Instituto Oceanográfico de la Universidad de São Paolo
“Los pequeños países pueden dar un buen ejemplo. Suiza goza de reconocimiento en Brasil por su seriedad. Si adopta decisiones sobre un tema determinado y las divulga adecuadamente, es muy probable que estas medidas tengan un efecto significativo también en la sociedad brasileña. Y por consiguiente, en quienes toman las decisiones”.
(Traducción del italiano: Belén Couceiro)
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