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Los pueblos de montaña buscan un futuro viable

En el pueblo de Trun, una innovadora empresa textil está generando empleos. RDB

“La media luna enclavada en el corazón del continente”, así describe a los Alpes un folleto publicado por los ocho países que conforman la llamada Convención Alpina. Un lugar hermoso y muy visitado.¿Pero cuántos turistas estarían dispuestos a vivir ahí?

Hoy, solo uno de cada siete habitantes de Suiza vive en los Alpes, a pesar de que la región montañosa abarca dos tercios del territorio del país. En 1800, era uno de cada cinco.

Por ello, Los Alpes renovables  y la creación de oportunidades laborales en esta zona fueron uno de los temas centrales de la ‘Semana de los Alpes’, celebrada en Poschiavo, localidad del cantón de los Grisones en la que se habla italiano.

“La gente que vive en las áreas rurales de los Alpes lo hace porque disfruta de la cercanía con la naturaleza, de un medio ambiente virgen y de la calidad de vida prevaleciente”, expresa a swissinfo.ch Guido Passmann, director de la Red de Zonas Alpinas Protegidas.

Pero creo que mantenerse cerca de un pueblo siempre es importante. A una distancia de 35 minutos, o una hora como máximo. Para muchos esto es importante para hacer viables los desplazamientos diarios al trabajo, y las actividades que se realizan en los pueblos, añade.

¿Cómo mantener a la gente en las áreas montañosas ofreciéndoles oportunidades económicas que garanticen simultáneamente un respeto al medio ambiente? “Esa es la pregunta del millón”, responde Passmann.

Conexiones globales

No es novedad que uno de los principales motores de la economía alpina es, y ha sido siempre, el turismo. Pero Internet y la globalización están abriendo nuevas oportunidades para la zona.

Las pequeñas y medianas empresas (PYME) se cuentan entre las principales beneficiarias de los empleos que generan las nuevas tecnologías.

Si bien la industria turística no es nueva en los grandes poblados, en los más pequeños y tradicionales el turismo está en pleno proceso de reestructuración, o vías de extinción.

Heike Mayer, profesora de Geografía Económica de la Universidad de Berna, reconoce esta realidad y destaca la importancia que tienen las conexiones globales en este proceso.

“Las PYME se ven obligadas a innovar y a utilizar la tecnología, así que tienen que estar en contacto directo con nuevas ideas”, afirma.

Innovación

Una de las personas que han ayudado a las empresas a conectarse con el exterior es Melanie John, de la organización OpenAlps, un proyecto internacional liderado por la Cámara de la Industria y el Comercio de la región alemana de Schwarzwald-Baar-Heuberg.

“La idea es ser capaz de encontrar el tipo de innovación más adecuada y los recursos humanos necesarios para cada empresa”, señala a swissinfo.ch

Muchas compañías innovan espontáneamente, pero en un mundo globalizado las presiones son cada vez mayores y no todos los negocios están en condiciones de resistir, advierte.

“No es que nuestro proyecto pretenda generar un efecto tan importante que sin él todo se iría por la borda. No. Pero sí nos interesa apoyar directamente a las empresas a preservar empleos y crear nuevas plazas”, cita.

El tipo de negocios cubiertos por OpenAlps es muy amplio y depende de cada región, e incluye lo mismo empresas que manufacturan equipo médico, que concesionarios de coches y fabricantes de herramienta, entre otros.

¿Hay esperanza para el futuro?

Las regiones montañosas necesitan ofrecer a las nuevas generaciones buenas razones para permanecer.

Moritz Schwarz, un joven universitario de Innsbruck con una gran conciencia política, opina que la educación es el mejor camino para mantener a la gente viviendo en los Alpes: una población formada puede ser empleada por las nuevas compañías que se establecen en la zona para el desarrollo de proyectos sustentables.

Schwarz e Isabella Hilber, su colega de 16 años, son unos apasionados del futuro de la región. Ambos asistieron al Parlamento Juvenil de la Convención Alpina, que convocó a jóvenes de ocho naciones consideradas alpinas.

Aunque poner en marcha el citado Parlamento fue una idea surgida entre los profesores de su escuela, Hilbert reconoce que la mayoría de sus compañeros no están interesados en el tema. E incluso en su caso, pese al amor que siente por las montañas, piensa mudarse a Viena o Alemania para continuar sus estudios.

Silvia Semadeni, miembro del Parlamento helvético, opina que incluso aquellos que parten a estudiar o trabajar a otro sitio pueden realizar un pequeño esfuerzo por la región. La diputada socialista creció en Poschiavo, cerca de la frontera con Italia, y ahora vive en Coira, la capital de los Grisones.

“Es verdad que no hay trabajo para todos y que muchos tendrán que irse. Pero hay muchas formas de que la gente que se ha mudado a las zonas urbanas ayude a promover los intereses de la región alpina”, dice a swissnfo.ch

Cuestión de perspectiva

¿Realmente importa que la gente joven permanezca en las montañas?

“En el corto plazo, ciertamente sí”, responde a swissinfo.ch Franz-Ferdinand Türtscher, presidente de la pequeña comuna austriaca de Sonntag, quien explica que si la gente se va, no quedará nadie para mantener la vida social y política de los pueblos. Y esto generará un círculo vicioso.

Los clubes rurales son muy importantes: son una de las razones por las que muchos aceptan gustosos viajar cada día de su casa al trabajo en lugar de vivir cerca de sus empleos, dice Türtscher. Su comuna tiene 750 habitantes, de los cuales 50 forman parte de una orquesta, un número importante y el concepto atrae cada vez más adeptos.

“Aún tenemos gente joven deseosa de ser parte de los clubes y asociaciones, o de participar en la vida política comunal, pero no sé cómo serán las cosas dentro de 10 o 15 años”, afirma.

“Escucho a la gente decir –especialmente aquella con un mayor nivel educativo- que no consiguen encontrar su sitio aquí”.

Guido Plassmann es más optimista. “Los jóvenes frecuentemente se van, quieren vivir en la ciudad, ver cosas nuevas, pero muchos regresan”.

Pero cuando se pregunta si realmente es importante que la gente se quede en las montañas o no, Plassmann piensa en el largo plazo.

“Tiene que ver con nuestra visión de los Alpes. Creo que nuestra generación difícilmente podría imaginar esta región cubierta completamente de bosques. Pero si las generaciones futuras pueden imaginarlo, entonces será diferente”, señala.

“No es una cuestión de si es positivo o negativo. Por supuesto, para nosotros es positivo que la naturaleza sea parte de nuestra cultura, y obviamente queremos mantenerlo así. Pero es nuestra perspectiva de seres humanos. La perspectiva de la naturaleza puede ser otra muy distinta”.

El llamado arco alpino se extiende desde el oeste de Francia hasta el este de Eslovenia. Otras naciones alpinas son Austria, Alemania, Italia, Liechtenstein, Mónaco y Suiza.

Los Alpes abarcan un área total de 190.000 km2, en el que viven 14 millones de personas. La densidad poblacional varía de mucho de una región a otra.

Los principales ríos que atraviesan Europa –Danubio, Rin, Ródano y Po- tienen su origen en los Alpes, o son alimentados por ríos que nacen en esta zona.

Los Alpes conforman una región altamente turística, acostumbrada a recibir unos 10 millones de viajeros cada año.

La actividad humana ha estado presente aquí desde hace más de 1.000 años, primero a través de la agricultura, después de la ganadería, silvicultura y minería.

El turismo inició hace alrededor de 200 años. Y el turismo de invierto se ha desarrollado, sobre todo, durante el último siglo, y ha supuesto la construcción de pistas de esquí, hoteles y carreteras.

  

Esta zona es vital para la producción de hidroelectricidad, considerada como una fuente de energía renovable libre de emisiones de CO2.  Diversos valles han permitido la construcción de presas.

Alrededor de dos tercios del territorio suizo es alpino.

En 1800, la población alpina sumó 22,6% del total. En 1990, era de sólo 14,6%.

Se celebró en la localidad de Poschiavo (Grisones), coincidiendo con la conferencia de los miembros de la Convención Alpina.

Fue la ocasión de reunir a expertos y representantes de los gobiernos para discutir los caminos para “renovar” las regiones alpinas a través del desarrollo sostenible.

Los grupos organizadores fueron:

La Convención Alpina, responsables de la ejecución de este tratado internacional entre países alpinos, en el que participa también la UE, con miras a promover el desarrollo sostenible. Suiza ocupa actualmente la presidencia.

Alparc, en representación de cientos de áreas protegidas en los Alpes.

Iscar, Comité Internacional de Investigación Científica de los Alpes.

Club del Arco Alpino, que congrega a asociaciones de montañismo, la protección de la naturaleza y la organización territorial.

Alianza en los Alpes, la asociación que aglutina a las autoridades de los poblados y las regiones.

Cipra, que promueve el desarrollo sostenible en la zona.

Oficina de Turismo de Valposchiavo.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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