Multinacionales: la impunidad pasa por Suiza
Tras Colombia y Zambia, la multinacional Glencore esta vez es señalada por violación a los derechos humanos y medioambientales en el Congo. Para las víctimas, el acceso a justicia e indemnizaciones resulta una quimera.
Provincia de Katanga, en el sur de la República Democrática del Congo (RDC). Una región que detenta el 34% de las reservas mundiales de cobalto y el 10% de las de cobre.
Aquí la multinacional suiza Glencore ha invertido una parte de su capital en las empresas Kamoto Copper Company (KCC) y Mutanda Mining, que dirige una docena de explotaciones mineras.
La explotación al máximo de estos yacimientos podría transformar a Glencore en el mayor productor de cobalto y cobre en todo el continente africano.
Pero la población no se beneficia de esa riqueza: En Katanga, el 70% de la gente vive en pobreza extrema y apenas dos de cada diez personas tienen acceso a agua potable. Y eso no es todo.
Según una investigación realizada por las ONG Acción Cuaresma y Pan para el Prójimo, las filiales de Glencore en la RDC son presuntamente culpables de violaciones a los derechos humanos y al medio ambiente, de emplear a menores y de evadir impuestos. La multinacional es señalada por haber comprado minerales extraídos en minas rústicas por las manos desnudas de miles de trabajadores, incluidos menores de edad; y de contaminar las riberas aledañas a sus explotaciones, lo que ha dejado a miles de personas sin el líquido vital.
Glencore rechaza las principales acusaciones del informe, indica a swissinfo.ch Simon Buerk, portavoz de la multinacional. Además, Buerk hace hincapié en la voluntad de Glencore de mantener el diálogo con las ONG helvéticas y las comunidades locales para aclarar la situación.
Las palabras no bastan
No es la primera vez que las organizaciones suizas apuntan con el dedo a Glencore. “En 2011 publicamos un primer informe que puso en evidencia toda una serie de violaciones cometidas por la filial KCC en Katanga”, explica Chantal Peyer, historiadora y experta de política de desarrollo en la ONG Pan para el Prójimo. Pero un año más tarde no hemos constatado progreso alguno”.
Pese a las pruebas reunidas, será difícil que el asunto llegue a los tribunales. “La RDC es un país políticamente inestable. Las instituciones no funcionan como deberían y la independencia del sistema judicial no siempre está garantizada”.
“Para las víctimas es extremadamente peligroso presentar una queja ante el tribunal congolés. Las amenazas están a la orden del día”.
Impunidad en el Congo, opacidad en Suiza
Entonces, ¿por qué no recurrir a un tribunal suizo, dado que Glencore tiene sede en el cantón de Zug?
«Todavía es muy conservadora la legislación suiza sobre responsabilidad corporativa», indica el abogado ginebrino François Membrez, quien realizó un estudio sobre este tema solicitado por ONG suizas. No existen disposiciones que obliguen a las multinacionales y a sus dirigentes a respetar los derechos humanos y ambientales cuando operan en el extranjero a través de sus filiales”.
«El derecho civil prevé la posibilidad de llevar un negocio ante un tribunal, pero hace una distinción muy clara entre la casa matriz y sus filiales, bajo el principio de la separación de la personalidad jurídica», agrega Membrez. Esto significa que un tribunal suizo no puede dirimir supuestas violaciones cometidas Kamoto Copper Company y Mutanda Mining en la RDC, pese a que Glencore es el accionista mayoritario.
A juicio de François Membrez, esta separación es anacrónica. «Hoy, las multinacionales trabajan cada vez más a través de una enorme red de filiales en el extranjero y explotan esta opacidad para operar en los límites de la legalidad, o más allá de ellos”.
Si la flexibilidad es prácticamente nula en la parte del derecho civil, en el ámbito penal suizo existe la posibilidad de denunciar a una empresa desde 2003, pero solo si la persona responsable de los actos no puede ser identificada. «Una condición muy estrecha y poco satisfactoria,» comenta Chantal Peyer.
«El Artículo 102 prevé penas de hasta 5 millones de francos para las violaciones cometidas por una multinacional a través de sus filiales en el extranjero. La ley, sin embargo, se limita a delitos particularmente graves en el plano internacional, como el terrorismo o el blanqueo de dinero, sin incluir casos de violación de los derechos humanos y medioambientales.”
El caso Nestlé, ¿un precedente?
La queja presentada en Suiza a inicios de marzo contra Nestlé y varios de sus dirigentes puede sentar un precedente. Es la primera vez que un procedimiento tal se intenta en Suiza por acusaciones de una filial en Colombia de esta multinacional.
Con base en los artículos 102 y 117 del Código Penal, Nestlé es acusada de negligencia y complicidad en la muerte de Luciano Moreno, un ex empleado de Cicolac, filial del gigante alimentario helvético.
La denuncia fue presentada por dos abogados suizos en nombre del sindicato colombiano Sinaltrainal y de la ONG alemana ECCHR ante el Ministerio Público del cantón de Zug.
Independientemente del resultado, esta iniciativa tiene una importancia simbólica y jurídica fundamental, señala Chantal Peyer. «Si esta queja se declara admisible, podría allanar el camino para otras acciones del mismo tipo. Y si fuera rechazada, de cualquier modo permitirá comprender mejor nuestro sistema jurídico y confirmar la necesidad de una reforma de la ley».
Entonces ¿por qué no intentar hacer lo mismo con el caso Glencore? «La denuncia contra Nestlé habla de complicidad en caso de homicidio, uno de los crímenes más graves en el ámbito penal”, explica Chantal Peyer. En el caso de la contaminación del medio ambiente o incluso de trabajo infantil, no es tan fácil apoyarse en el artículo 102. Además, para las comunidades locales no es sencillo dar este paso en Suiza, con tan pocas posibilidades de éxito.»
A pesar de las dificultades, Chantal Peyer se mantiene optimista. «En noviembre, la campaña Derechos sin Fronteras ha puesto en marcha una petición que dirigirá al Gobierno y al Parlamento para endurecer las leyes en vigor, y esta iniciativa obtiene un buen apoyo».
Sin embargo, los cambios no están a la orden del día. Durante la sesión parlamentaria de marzo pasado, y contra la opinión del Gobierno, la cámara baja rechazó un postulado de la diputada socialista Hildegard Fässler-Osterwalder, en la que solicitaba un informe sobre el papel de las empresas con sede en Suiza activas en el negocio de las materias primas, los riesgos para la imagen del país y eventuales contramedidas.
Por primera vez, el primer ejecutivo de Glencore, Ivan Glasenberg, aceptó hablar ante las cámaras de las televisiones británica (BBC) y suiza (RTS), con los periodistas que realizaron un reportaje sobre las actividades de la multinacional en la RDC, en colaboración con dos ONG suizas.
Ivan Glasenberg negó categóricamente cualquier vínculo entre su empresa y el trabajo infantil. «Glencore nunca ha comprado materias primas procedentes de las minas artesanales», dijo.
Aseguró que no se contaminarán más con ácido los arroyos cercanos a las minas que explota en la RDC. Este anuncio fue confirmado por las comunidades locales, aunque no obtuvieron garantía alguna de una posible indemnización por los daños causados ya por estas sustancias.
Glencore International SA, que tiene su sede en el cantón de Zug, es uno de los principales proveedores de materiales primas en el mundo.
La multinacional tiene 50 filiales en 40 países y emplea a más de 2.800 personas.
Directamente o indirectamente gestiona además actividades de explotación en una docena de países, en las que trabajan unas 55.000 personas.
En 2011, su volumen de negocios ascendió a 186 millones de dólares, un incremento del 28% con respecto al año precedente.
En años recientes, a través de inversiones y adquisiciones, Glencore ha ampliado sus actividades: de simple intermediaria, ahora ha pasado a controlar todo el proceso de producción de las materias primas que explota.
El último paso de esta estrategia ha sido el proyecto de fusión con Xstrata, de la cual detenta el 34,5% de sus acciones.
Si los accionistas de ambas partes aceptan esta fusión, el nuevo grupo se convertiría en el cuarto gigante de la minería en el mundo.
La República Democrática del Congo (RDC) posee una de las zonas del mundo más ricas en minerales.
Una riqueza de la que no se beneficia la población: el 84% vive con un ingreso menor a un dólar al día.
En 2010, la RDC se colocaba en el penúltimo puesto del Índice de Desarrollo Humano de la ONU.
Un niño de cinco muere antes de cumplir sus primeros cinco años de edad.
El 76% de la población sufre de alimentación insuficiente.
(Fuente: Programa de la ONU sobre el desarrollo, OMS, FAO y World Facts Book della CIA)
Traducción: Patricia Islas
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