«Todos los refugiados huyen de una guerra, no entiendo la diferencia»
Con los refugiados ucranianos, Suiza ha aplicado por primera vez el estatus de protección "S". Para los solicitantes de asilo de países árabes, africanos y asiáticos que han huido de sangrientas guerras y conflictos, este hecho provoca sentimientos encontrados. Nuestras columnas de comentarios en árabe muestran irritación, asombro, pero también comprensión.
«No entiendo cuál es la diferencia entre los refugiados de Siria, África Central o Afganistán y los de Ucrania: todos huyen de una guerra». A pesar de comprender la gravedad de los acontecimientos en Ucrania y la magnitud de la tragedia humana, los lectores de nuestra página árabe de Facebook han reaccionado de forma diferente, y algunos han mostrado su disconformidad.
La razón es la introducción del estatus de protección de categoría «S». Con esta acción extraordinaria Suiza mostró una apertura sin precedentes hacia los refugiados ucranianos. Este estatus legal se aprobó el 11 de marzo. Su objetivo es permitir una respuesta adecuada, rápida y pragmática a las situaciones de huida masiva. Para evitar la sobrecarga del sistema de asilo, los refugiados de Ucrania reciben protección en Suiza sin tener que pasar por el procedimiento de solicitud de asilo.
Es una medida que ha desencadenado una gran comprensión y muchos elogios, aunque también ha sido objeto de fuertes críticas. En una entrevista a la cadena de televisión SRF, Miriam Behrens, directora de la Ayuda Suiza a los Refugiados, habló de una «desigualdad jurídica». Otros refugiados lo han experimentado o experimentan de primera mano, por ejemplo, cuando el proceso de su solicitud de asilo se retrasa a causa de los refugiados ucranianos, que mantienen privilegios sobre los refugiados que sólo tienen el estatus de admisión temporal. Según información de la SRF, muchas organizaciones de ayuda han expresado este mismo malestar.
Esta decisión ha provocado también sentimientos encontrados entre muchos solicitantes de asilo que viven en Suiza procedentes de países árabes, africanos o asiáticos, que huyeron de guerras sangrientas y conflictos devastadores muy similares a la guerra en Ucrania.
El estatus de protección «S» significa que las personas afectadas reciben protección en Suiza sin tener que someterse a un procedimiento de asilo. Éste se limita a un máximo de un año y es renovable. Después de cinco años, como mínimo, reciben un permiso de residencia B, limitado en el tiempo hasta que se levante la protección temporal.
Guerra en Siria: ¿»un dibujo animado para niños»?
Otro ejemplo de malestar entre los lectores es el siguiente comentario: «¿Dónde estaba esa ayuda para los que venían de Oriente Medio, donde las catastróficas guerras han causado cientos de miles de muertos y millones de personas sin hogar? Y un iraquí añadía: «Humanidad significa piedad y sentido común, pero esto debe aplicarse a todas las personas que sufren, sin favorecer a un grupo sobre otro, porque el hombre es hermano del hombre».
Si comparamos el caso sirio con el ucraniano, vemos que en ambos casos la gente se vio obligada a abandonar sus hogares para salvar sus vidas. «Entonces, ¿por qué unos reciben el permiso S y los otros un permiso B o F? ¿No se considera esto discriminación racial? ¿Dónde está el principio de igualdad y transparencia?»
A lo que un lector sirio respondía: «Parece que la guerra en Siria fue sólo un dibujo animado para niños, por eso los sirios no consiguieron nada».
Para otro lector, esta decisión de Suiza «no significa apertura, sino discriminación racial». Se trata simplemente de una «apertura hacia el mismo color y la misma cultura», señalaba. Y añadía: «Están en su derecho, pero por favor, dejen de molestarnos con el disco rayado de la humanidad».
Los sentimientos de rabia también se mezclaron con la decepción en las columnas de comentarios, que algunos expresaron con duras palabras: «Desgraciadamente, la guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto la hipocresía del bello, civilizado y humanitario Occidente que tanto admiramos, y su falsa imagen civilizada». Algunos fueron más allá diciendo: «Está bastante claro que los valores en este mundo están fragmentados y que los principios que los europeos nos han hecho creer no son más que tinta sobre papel».
¿Dos categorías de «personas»?
Como era de esperar, algunos de los solicitantes de asilo comparan sus condiciones y las dificultades que han tenido durante años con el privilegio que ahora se concede a los refugiados ucranianos. «¿Qué pasa con los refugiados que todavía no tienen permiso de residencia, que ni siquiera pueden comprar una tarjeta SIM o visitar a sus familias que están a pocos kilómetros de ellos?»
Otro se siente molesto con la justicia suiza: «Para ser sincero, ni siquiera le deseo a mi enemigo el permiso de residencia F. Aunque, obviamente, el doble rasero y la injusticia son fenómenos que existen en el sistema judicial suizo».
Otros se muestran más comprensivos y comparan las dos situaciones: «Los europeos son bienvenidos en Europa, pero los que vienen de otros países no, aunque mueran por las atrocidades de la guerra. Y si son aceptados, es sólo a regañadientes y con condiciones de trabajo y de vida muy difíciles. Pero no podemos culpar a los europeos, porque los Estados árabes tampoco acogieron a estos refugiados y sometieron a Europa a una presión masiva. El racismo proviene principalmente de los más cercanos».
Cuando algunas personas del mundo árabe que viven en Suiza recordaron que la mayoría de los refugiados ucranianos eran mujeres y niños, uno de ellos respondió: «Siguiendo un principio pragmático y una visión materialista, tal vez se pueda entender, pero según las normas humanitarias, toda persona desplazada o refugiada, haya sido desplazada por la guerra, por catástrofes medioambientales o por una persecución injusta, tiene derecho a una seguridad, a un refugio y a una continuidad de una vida digna (no necesariamente a una integración), independientemente del color de la piel o de la nacionalidad. Sin embargo, mientras las personas sean seleccionadas, no hay posibilidad de hablar de «grandes valores humanos»».
Otro escribe: «Creo que Suiza debería revisar sus decisiones sobre el permiso F para personas que han residido en Suiza durante más de seis años».
Comprensión de la decisión suiza
La discusión entre los usuarios también muestra que los refugiados árabes que viven en Suiza ven las cosas desde una perspectiva diferente.
La simpatía por los nuevos refugiados es clara: «Que Dios les facilite el camino. Gracias a Dios estamos aquí, tenemos un trabajo y no nos falta nada. La categoría de estatus de residencia no cambia nada para nosotros». Otro añadía que «Suiza está dando una lección a los Estados árabes que no han acogido a su propio pueblo perseguido». Un usuario afirmaba incluso que: «La simpatía de los europeos por el pueblo ucraniano es un magnífico ejemplo del que deberían aprender los ricos árabes y musulmanes».
Y hablando de refugiados sirios, alguien mencionaba: «Suiza también ha abierto la puerta a los sirios. Miles de refugiados sirios llegaron a Suiza. Incluso hay personas que obtuvieron un permiso de residencia de categoría B sin acudir a los tribunales y que además se instalaron directamente en un alojamiento privado.»
Otros hablan también desde su propia experiencia: «He estudiado en escuelas suizas, he trabajado con suizos, y me han parecido las personas más sinceras, leales y morales. La paz y la humanidad corren por sus venas como el Rin por sus ciudades. Si Suiza es racista, ¿cómo hemos de llamar a los países árabes, a Rusia, a China, a Corea o a Estados Unidos?».
Un optimismo prudente
Una de las preguntas que los lectores de lengua árabe plantean a las autoridades y a la opinión pública suiza de cara al futuro es: «¿Habrá en el futuro algún tipo de compasión por los refugiados de países del tercer mundo, o la democracia y las libertades civiles de Suiza exigen que se clasifique a las personas según su origen?»
Etienne Piguet, vicepresidente de la Comisión Federal de Migración, escribió en su blog: «La afirmación de que la apertura hacia las víctimas de la guerra en Ucrania constituiría un rasgo racista hacia los refugiados sirios, afganos o yemeníes debe ser analizada cuidadosamente por varias razones. Podemos soñar que la simpatía y la hospitalidad superarán un día todas las distancias y barreras, pero debemos tener cuidado de no quebrar la solidaridad de los más cercanos en nombre de ideales lejanos».
Sarah Progin-Theuerkauf, profesora de Derecho de la Universidad de Friburgo, es optimista respecto al futuro: «Quizá los suizos vean que esta forma de acogida (el permiso de residencia S) funciona y sea más fácil de usar en el futuro», declaró recientemente a SWI swissinfo.ch. Y añadió: «Espero que al menos la solidaridad que los suizos sienten hacia los ucranianos tenga un efecto positivo en los demás refugiados del país, porque están exactamente en la misma situación. También ellos se han visto desarraigados».
Traducido del alemán por Carla Wolff
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