Nunca se olvidan del camino de regreso
Entre los emigrantes que residen en Suiza, los gallegos son, probablemente, los que más emprenden el retorno a su tierra. Así lo dicen los números y también lo ha constatado la antropóloga suiza, Marianne Helfer.
La joven investigó en distintas partes de Galicia el retorno de los trabajadores y los inmigrantes de Suiza a esta región del norte de España.
Para los gallegos, la emigración fue un proyecto de retorno, de ahorro, donde el regreso estaba tan presente que nunca se cuestionaba y que impidió que vivieran realmente en Suiza, explica Helfer a swissinfo.ch.
A ella, además del propio retorno en sí, siempre le llamó la atención que dentro del amplio ámbito de las migraciones, el retorno no jugara ningún papel y no se hablara de ello, por lo que decidió abordarlo en su tesis universitaria.
Helfer estuvo dos meses -en varios periodos- en Carballo, la capital de comarca española con más emigrantes en la Confederación, en la Costa de la Muerte. Allí entrevistó a 16 retornados de Suiza, ocho matrimonios de la primera generación de emigrantes llegada al país en los años 60 y 70. Regresaban a su tierra unos años antes de la jubilación, con ahorros y sin intención de trabajar en su nueva vida en Galicia.
Fractura con el presente
Eran entrevistas autobiográficas, los retornados hablaban de sus vivencias y ponían el énfasis donde les parecía. El objetivo era abordar el retorno y todo su tiempo que pasaron en Suiza, sin olvidar el papel que desempeñó el retorno en su vida en la Confederación, explica la antropóloga a swissinfo.ch
“Se creían preparados para el retorno, pero después vivían la fractura con el presente. Sin duda, para los gallegos la emigración fue un proyecto de retorno, de ahorro. Siempre estaba presente la idea de volver a su tierra, lo que hacía la vida muy difícil”, cuenta Helfer.
Nunca para siempre
El retorno era tan importante que no dejaba tener otra opción, nadie se planteaba quedarse en Suiza para siempre. La conquista de una vivienda, su construcción, fue un motivo básico para emigrar. Una vez construida, es una razón de peso para volver.
Los entrevistados frecuentaban los Centros y Asociaciones de Gallegos en Suiza, otro ámbito donde según Helfer, el retorno es “omnipresente y constante”, incluso entre los emigrados de segunda generación, algo que la especialista califica de “sorprendente”.
“Son personas criadas aquí, se formaron en Suiza, donde tienen un futuro profesional y siguen pensando en el retorno pero, ¿A dónde van a retornar?” se pregunta.
Política atrasada
El emigrante quería retornar y en Suiza la estancia prolongada de estos trabajadores no era deseada, donde no había una política de integración, no existía, dice Marianne Helfer. Se suponían que venían y que se iban después, por tanto nada sobre cursos de idiomas o la idea de que los extranjeros participaran de alguna manera en la sociedad. La integración no era un tema para nada en ambos lados, tanto en los gallegos como en el pueblo suizo, razona la ahora colaboradora científica en la oficina de Integración de la ciudad de Berna.
“Se veía que la gente no volvía como se había esperado. Tenían hijos e iban al colegio. La política migratoria suiza fue muy atrasada. Primero la cosas se hacían realidad y solo después actuaba la política”, argumenta Helfer.
Campañas y xenofobia
También, desde los años 60, en Suiza hubo campañas y convocatorias de referéndos con tintes de xenofobia, frecuentes hasta ahora, comenta Helfer. “Hoy se centra en otros objetivos y tiene otros actores. Primero fueron los italianos, después los tamiles, yugoslavos. Ahora se centra en los africanos y los musulmanes. La xenofobia es algo real, que existe”.
Los españoles en general y los italianos forman simplemente parte de la realidad diaria del país, gracias a que los suizos valoran la emigración de entonces, mientras que la actual se ve como problema, sostiene Helfer. “Que tus hijos tengan compañeros de clase croatas, serbios, turcos o africanos, eso sí se considera problemático.”
Como es patente, la emigración y el retorno son aspectos problemáticos que se traducen en poca integración, una vida dura, mucho trabajo, dificultades…
“Todo tiene un toque tan negativo que pienso a veces que soy injusta, pero esa gente hizo su vida, lo que pudieron hacer en esa época y ahora nuestra generación los juzgamos de alguna manera. No es justo y por eso el carácter biográfico de mi trabajo. Sus vidas no son ni peores ni mejores que las nuestras, eran las circunstancias por las que atravesaban”, apunta como reflexión final Marianne Helfer.
Marianne Helfer (1977) es Antropóloga Social. En la facultad de la Universidad de Berna, se centró en el tema de la emigración. También estudió Literatura Española e Historia Contemporánea. Procede del cantón de Friburgo.
La joven investigadora realizó su tesis de Máster sobre el retorno de los trabajadores retornados de Suiza a Galicia y ha colaborado en distintas publicaciones.
Es colaboradora científica en la oficina de Integración de la ciudad de Berna.
En los 60, Suiza y otros países de Europa, vivieron un boom económico y precisaban trabajadores para abastecer sus fábricas. “Había una necesidad urgente de mano de obra, que además resultó barata debido al auge económico de la década, se trataba de asegurar el flujo”, según Helfer.
En Suiza, como en Alemania, se impone la doctrina del ‘Gastarbeiter’ (trabajadores invitados), que suponía acoger de forma temporal a los extranjeros, colectivo sin muchos derechos y que no podía traer a sus familias con ellos.
Fue entre otras cosas gracias a las presiones de Italia, con una numerosa colonia en Suiza, cuando se mejoraron y aumentaron los derechos de este colectivo. Los gobiernos negociaron la mejora de sus condiciones de vida y trabajo.
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