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Oídos sordos al llamado para servicio militar femenino

Un 75% de las mujeres que deciden realizar el servicio militar llegan a ocupar altos cargos dentro de la institución. Keystone

Cuando oficiales de alto rango plantearon la posibilidad de reclutar a un mayor número de mujeres en el ejército suizo por la vía de la conscripción, generaron expectación. Pero para la opinión pública y en la práctica es más fácil decir que hacer.

Al inicio de año, el general de brigada Denis Froidevaux ocupó los titulares de la prensa al declarar que apoyaría la exigencia de un servicio militar femenino obligatorio. En marzo, en un debate parlamentario sobre la modernización del ejército, el ministro de Defensa, Ueli Maurer, afirmó que las mujeres podrían “motivar a las tropas” si un mayor número de ellas ingresara al ejército.

Pero luego, están los números: 170 553 personas sirven en el ejército suizo de milicias, de las cuales, solamente 1 061 – 0,6% – son mujeres.

Eso hace de las uniformadas una minoría casi exótica, de la que forma parte Mona Kräuchi.

“Tienes que estar consciente de que sales de la norma”, señala esta jefa de pelotón, de 21 años, especialista en armas antiaéreas, a swissinfo.ch. Un poco nerviosa al principio, adquiere más confianza al evocar los retos superados con sus compañeros de armas, como aquel de lograr la caminata de 100 kilómetros en el tiempo establecido. “Cuando estoy en un lugar público, como en las estaciones de tren, siempre hay gente que se me acerca y me pregunta cómo empecé con esto. Pero no critican mi elección, solamente tienen curiosidad”. 

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Una jefa de pelotón

Este contenido fue publicado en La lugarteniente Mona Kräuchi, jefa de pelotón de reclutas, aprende cómo utilizar los sistemas de armas antiaéreas. (Carlo Pisani, swissinfo.ch)

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La curiosidad también condujo a un grupo de cinco muchachas de la misma escuela a asistir a una reciente jornada de orientación para los nuevos reclutas, en el cantón de Berna. Les reservaron lugares especiales en la parte delantera de la sala, y antes de que iniciara la jornada las llamaron aparte para recordarles que, a diferencia de los jóvenes sentados detrás, ellas eran libres de elegir su nivel de implicación y participación militar.

Todas las suizas reciben una carta a los 18 años en la que se les informa que si desean unirse al ejército, son bienvenidas. Desde 1995, las mujeres colaboran con las fuerzas armadas y, desde 2004, todas las funciones les son accesibles.

El nivel de interés de las cinco chicas es muy diferente: a una le gustaría  aprender a usar las armas. A otra le atraen más los servicios civiles o sociales. Algunas cuestionan seriamente la necesidad del ejército, pero quieren verificar  lo que sus amigos dicen (y de lo que se quejan) desde que cumplieron 18 años. Pero ninguna cree que el reclutamiento femenino sea el camino a seguir para Suiza.

“Si me alistara, lo haría como un reto personal, para conocer  mis propios límites físicos y psicológicos”, dice Adchara Supiramaniam (18 años). Participó en el día de orientación para saber más sobre el funcionamiento del ejército. Atizó su curiosidad la declaración de su hermano mayor al término de la formación básica: “te quiebra mentalmente”.

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Cuestiones jurídicas y opinión pública

Sibilla Bondolfi escribió su trabajo de memoria de Derecho sobre el tema y concluyó que, desde un punto de vista jurídico, la obligatoriedad del servicio militar únicamente para los hombres contradice la prohibición constitucional de la discriminación.

“La conscripción femenina nunca ha sido considerada seriamente en Suiza”, explica. Una situación que le parece aún más notable actualmente, en los ámbitos político y legal. “Aunque es evidente que hay una desigualdad jurídica entre los géneros”.

Pero en una democracia directa todo pasa vía la opinión pública. Tibor Szvircsev Tresch es profesor de Sociología en la academia militar de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Dirige cada año un estudio sobre la opinión pública del ejército y afirma que la conscripción femenina cuenta desde hace tiempo con un apoyo de apenas 30% y que “no tiene muchas más posibilidades de éxito en el debate político”.

Explica que el comité creado para examinar el sistema tras el fracaso de una iniciativa (2013) que pretendía suprimir el servicio militar obligatorio, buscará principalmente la forma de ajustar el sistema actual para los hombres.

Otras opciones

En cambio, hay otras reformas en vista. Por ejemplo, un eventual servicio general para todos los ciudadanos suizos, con una gama de opciones, incluida el área militar. Ese modelo logró un apoyo público de 59% en 2013, y cuenta con respaldo del más grande laboratorio de ideas en el país, Avenir Suisse. Pero el entusiasmo ha decrecido ligeramente, según Szvircsev Tresch.

Y el porcentaje de personas que quieren mantener el sistema de conscripción tal cual (solamente para los hombres y solamente para el ejército) ha subido más de un 10% desde 2013, cuando se situó en el 48%.

Para Szvircsev Tresch, las última encuesta refleja una nueva ola de conservadurismo sobre asuntos militares en una sociedad ya en sí conservadora, en comparación con las políticas en otros países europeos.

“La gente tiende a pensar que las mujeres deben tener la oportunidad de entrar en las fuerzas armadas, pero sobre una base voluntaria. Su conscripción obligatoria es vista críticamente entre el público en general”.

Roles de liderazgo

Sin embargo, el ejército sigue invirtiendo en ese reclutamiento, sobre todo porque hasta el 75% de aquellas que se alistan terminan en puestos dirigentes.

La lugarteniente Kräuchi es un ejemplo. Supervisa grupos de reclutas que aprenden a utilizar un sistema de armas antiaéreas. Los arsenales están ocultos en toda Suiza, por lo que, a menudo, Kräuchi y los grupos que supervisa tienen que dormir, cocinar y entrenar en zonas remotas del país.

“Lo que es claramente diferente en el ejército es que yo, a esta temprana edad, he dirigido a mucha gente”, indica. “Es algo que no sucede en la vida civil”.

Anita Schjølset, es investigadora militar, oriunda de Noruega – país que acaba de convertirse en el primero en Europa en aprobar la circunscripción femenina. Las primeras reclutas comenzarán su servicio este otoño.

En proporción, hay diez veces más mujeres en el ejército noruego que en el suizo. Pero, de acuerdo con Schjølset, en este último se encuentran en las filas más altas, lo que no sucede en el país nórdico.

“Hay menos en posiciones de liderazgo, y más en puestos de servicio”, precisa. “En general, las mujeres no buscan posiciones de liderazgo”.

Para Kräuchi, como para muchas de sus colegas, el entrenamiento militar representa la posibilidad de mejorar el currículum y de un empleo. Sin embargo, no está segura de querer una carrera de largo plazo en las fuerzas armadas.

En Noruega – que celebró un siglo del sufragio femenino en 2013 y reserva 40% de sus consejos de administración para las mujeres – el ejército ha representado el último bastión de la desigualdad de género dice Schjølset. Por ello, no es visto como un empleador atractivo.

“El mercado de trabajo noruego está muy abierto a las mujeres. Entonces,  ¿por qué querrían permanecer (en el ejército) donde tendrían que hacer su trabajo dos veces mejor que sus colegas masculinos para ser aceptadas?”

Obstáculos estadísticos y de organización

La exigencia de la conscripción para ambos sexos, según Schjølset, estaría destinada a acabar con esas desigualdades y a reclutar a más mujeres. Froidevaux, el general suizo que planteó la cuestión de la conscripción femenina, calificó la medida de Oslo como “interesante” en el periódico ‘Neue Zürcher Zeitung’ y la citó como una posible fuente de inspiración para Suiza.

Pero hay diferencias importantes en la organización de los dos países. En Noruega, no todas las conscriptas son enroladas. A diferencia de lo que sucede en Suiza, solamente un porcentaje de las conscriptas son enroladas y la selección se basa en los resultados de exámenes. El ejército alcanzó recientemente el 10% de la participación femenina, un umbral que Szvircsev Tresch considera importante desde un punto de vista científico.

“En el debate científico, una proporción mínima de mujeres debe participar en las fuerzas armadas para que puedan ser vistas como una parte integral de la organización”, dice. “Esa cantidad debe ser de alrededor del 10%, de lo contrario las mujeres tienen una posición marginal”.

Pero el porcentaje de la participación militar femenina en Suiza se ha estancado en torno al 1%, y Szvircsev Tresch contempla pocas opciones para aumentar significativamente ese número más allá de modificar el sistema de conscripción.

Historia: La mujer en el ejército suizo

Desde 1903, las mujeres suizas pudieron servir en la Cruz Roja. Muchas participaron durante y entre las dos guerras mundiales.

Más tarde, las mujeres pudieron asumir funciones en el ejército a través del llamado ‘servicio de ayuda militar de las mujeres’, fundado durante la Segunda Guerra Mundial y separado luego de la Cruz Roja para convertirse en la primera opción de servicio militar para ellas. En 1980, se introdujo una serie de reformas que les permitieron una educación militar y filas paralelas.

Las mujeres se integraron en el ejército en 1995, pero hasta 2004 no se les permitió ocupar todas las funciones y desde entonces reciben también las armas de servicio.

Traducido del inglés por Marcela Águila Rubín

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