Por qué algunos suizos expatriados vuelven a casa
Cada año, más de 20 000 suizos y suizas residentes en el extranjero vuelven a su tierra natal. Algunos porque se ven obligados, otros porque lo eligen. Este es el caso de dos antiguos expatriados con los que se reunió SWI swissinfo.ch.
“Cinco minutos, no más”, responde Danielle Brocard a la pregunta de si alguna vez se ha arrepentido de su decisión de volver a Suiza. Sin embargo, esta suiza de 73 años ha pasado la mayor parte de su vida en el extranjero.
Sin haber cumplido los 18 años y con su diploma de maestra bajo el brazo decidió salir a descubrir el mundo. Era mediados de los años 60 y la liberación social estaba en marcha. “Todo estaba limpio, todo era hermoso en Suiza. Era demasiado perfecto, me aburría”, recuerda esta suiza oriunda del cantón de Vaud. Viajó primero a Pisa, donde vivió un año, y luego se trasladó a Grecia como profesora particular en el seno de una familia. Pero en abril de 1967, un golpe de Estado llevó al poder a una junta militar. La “dictadura de los coronelesEnlace externo” ordenó a los extranjeros salir del país en un plazo de tres días.
Vida de aventura
Danielle Brocard decidió entonces ir a trabajar como voluntaria en un kibutz en Israel. Sin embargo, la historia también la alcanzó ahí: el estallido de la Guerra de los Seis DíasEnlace externo le impidió llevar a cabo sus planes. Volvió a Suiza temporalmente, antes de irse a Londres por un año como niñera.
Nacida en una familia protestante con un padre socialista, Danielle buscaba el sentido de su vida. “Me decía que estaba en esta tierra para hacer algo, no solamente para formar una familia y tener una casa”. La aventurera volvió a Italia. Esta vez a Roma. Y fue allí donde conoció al hombre que aún comparte su vida.
Dar sentido a la vida
De su unión nacieron dos hijas, y luego del traslado de su marido por razones profesionales, la familia se instaló en Génova. “La mentalidad de los genoveses se parece a la de los suizos”, comenta. Danielle Brocard trabajó como profesora en la escuela suiza y luego en un banco. Pero su vida le parecía “tonta”, y no se correspondía con sus ideales de juventud.
Así que se le ocurrió ponerse en contacto con la organización benéfica suiza Terre des HommesEnlace externo para proponerle desarrollar una oficina en Italia. Reencontró lo suyo. Durante más de 20 años, esta mujer desbordante de energía no cesó de poner en marcha acciones para la asociación, “siempre de forma voluntaria. Mi trabajo estaba en el banco. Terre des Hommes era labor comunitaria”.
El regreso a Suiza
El momento de la jubilación llegó en 2013. Adultas, las hijas vivían en Suiza una, otra en Alemania. “Así que empecé a preguntarme qué íbamos a hacer solos en Génova”. Luego de reflexionarlo unos dos años, la pareja decidió volver a Suiza, a Lausana.
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“Las montañas y la nieve siempre me habían hecho falta”, dice, pero confiesa entre risas que, curiosamente, a su marido le fue más fácil integrarse. “Me costó un tiempo distanciarme de Italia”. No obstante, a sus 73 años, algunos de los aspectos que podrían haberle molestado en su juventud se convirtieron en ventajas: “Todo es tan fácil aquí comparado con Italia, ¡no recordaba lo extraordinario que es que todo funcione!”
Desde el punto de vista económico, Danielle Brocard ha tenido que adaptarse y “renunciar a muchas cosas”, porque “aunque nunca hemos derrochado el dinero”, la vida en Suiza es cara para dos pensiones italianas, por muy buenas que sean.
Como no tiene casa en Italia, ahora va como turista, y “es genial”, exclama.
Asia, una evidencia
También Phil Guinand y su esposa volverán como turistas a su destino precedente: Asia, en donde vivieron durante más de 40 años, primero en Tailandia y luego en Singapur.
La sed de conocer otros lugares está en los genes de este suizo de 74 años. Nacido en la India de padres suizos, pasó su juventud entre el país que lo vio nacer, Sudamérica y África. De vuelta a Suiza en 1964, conoció a su futura esposa, una indonesia que había llegado a estudiar a la Suiza de habla francesa. Pero pronto “quise volver a irme, me aburría”, recuerda.
Tras dos empleos en el sector farmacéutico en Suiza, encontró el trabajo de sus sueños: un empleo en una empresa helvética en Tailandia. La familia, que ya incluía dos hijos, se trasladó al país de las sonrisas en 1971.
En 1999 la crisis económica golpeó con fuerza a Asia y Phil Guinand perdió su trabajo. Luego de un año sin encontrar otro puesto decidió volver a la Confederación. “Fue difícil afrontar las realidades de la edad y la vida profesional en Suiza”. De hecho, mientras Occidente pone a la juventud en un pedestal, “la edad avanzada es importante en Asia”.
Finalmente encontró un empleo en San Gall, siempre en la industria farmacéutica, cubriendo desde Suiza todos los territorios del sudeste asiático y el Pacífico. Pero después de dos años, los constantes viajes lo agotaban. En 2006, propuso a su jefe abrir una oficina en Singapur. “A cierta edad, Singapur es un buen compromiso, pero no es realmente Asia”, matiza.
“Asia ya no es lo que era”
Llegados a la edad de la jubilación, Phil Guinand y su mujer decidieron trasladarse al país de origen de ella, Indonesia, para vivir el resto de sus días. Sin embargo, pronto advirtieron que la calidad de vida no era de su agrado, sobre todo por la contaminación y la dificultad para desplazarse.
El regreso a Suiza se hizo evidente: “No queríamos adaptarnos a un nuevo país en Asia. Nos pareció más fácil volver a Suiza”, señala Phil y añade: “Quizá también fuera porque nunca habíamos vivido realmente en Suiza. Al final, también era un descubrimiento”.
El septuagenario lamenta la creciente intercambiabilidad entre los diferentes lugares. “Cuando nos fuimos, la mayoría de los países asiáticos estaban en vías de desarrollo. Hoy en día, con la globalización, las diferencias se desvanecen. El espíritu de aventura que había en ellos ya no existe”.
Aclimatación
Al igual que Danielle Brocard, Phil Guinand tuvo que readaptarse a la vida en Suiza. Después de toda una vida en otra cultura, “no tienes los mismos valores que la gente de aquí y viceversa”. Pero él también aprecia ahora los aspectos que le resultaban desagradables en su juventud. “La calma y la seguridad de Suiza pueden tener un filo aburrido, pero tienen valor”.
También se alegra de ver que “Suiza ha evolucionado en la dirección correcta”. La encuentra mucho más abierta que antes y ahora puede hallar de todo en las tiendas, “cosa que no ocurría hace cuarenta años”.
¿Por qué vuelven los expatriados?
De los 770 900 suizos y suizas residentes en el extranjero en 2019, 23 965 optaron por poner fin a su expatriación. Los motivos no están documentados.
El Ministerio de Exteriores (DFAE) y la Organización de Suizos en el Extranjero (OSE) plantean diversas hipótesis. Para esta última, la calidad de la asistencia y la cobertura de los seguros, las crisis económicas locales y la falta de perspectivas profesionales, así como las estancias a veces limitadas por cuestiones profesionales explicarían el retorno en la mayoría de los casos. Sin embargo, la OSE admite que “no está en condiciones de dar razones precisas basadas en cifras fundamentadas”.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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