¿Puede resurgir de las cenizas una alianza cacaotera de África Occidental?
Una iniciativa de Ghana y Costa de Marfil para aumentar los precios del cacao en grano quedó desarticulada debido a la pandemia de COVID-19. Ahora intentan recuperar el terreno perdido y sacar de la pobreza a millones de agricultores.
Originario de América Central y del Sur, el cultivo del cacao en África Occidental se registró por primera vez en 1868. Los archivos del Real Jardín Botánico de Kew hacen referencia a unos pocos árboles de cacao que prosperaban en la propiedad de la misión suiza de Basilea en Akropong, en lo que entonces se conocía como la colonia de la Corona Británica de Costa de Oro. Hoy en día, los países de África Occidental, Costa de Marfil y Ghana producen más del 60% de los granos de cacao del mundo y Suiza se ha convertido en sinónimo de chocolate
Esta relación, mutuamente beneficiosa, ha sufrido tensiones en los últimos años. Costa de Marfil y Ghana ya no se conforman con su escasa porción de 6 000 millones de dólares de la industria del chocolate, que asciende a 120 000 millones de dólares. Suiza, junto con la Unión Europea y Estados Unidos, está descontenta con la deforestación y el trabajo infantil en las regiones productoras de cacao de África Occidental. Ambas partes se presionan mutuamente para conseguir lo que quieren, pero la balanza de poder sigue estando muy inclinada a favor de los consumidores de cacao en comparación con los productores. Los ingresos combinados de los chocolateros suizos Nestlé (solo confitería), Lindt & Sprüngli y Barry Callebaut en 2021 fueron más de tres veces el valor combinado de los granos de cacao exportados por Costa de Marfil y Ghana el año anterior. Estas empresas, como principales interesadas, también están dando forma a la producción de cacao en el futuro.
Esta serie de seis artículos analizará cómo África Occidental está tratando de renegociar su papel en la industria del chocolate. Desde unir fuerzas y añadir valor hasta invertir en digitalización y sostenibilidad. Se trata de una batalla ardua, pero necesaria, para evitar convertirse en rehén de los precios mundiales del cacao y garantizar el sustento de los cinco millones de cacaoteros de la región.
Los dos mayores productores de cacao del mundo han tenido suficiente. La constante presión recibida por Ghana y Costa de Marfil durante la pandemia de COVID-19 para ofrecer descuentos a los compradores internacionales llevó a estas naciones a adoptar una posición conjunta.
El 29 de julio del 2022, la Iniciativa del Cacao Costa de Marfil-Ghana (CIGCI), organización binacional creada en Accra para influir en los precios cacaoteros, anunció que a partir de agosto Ghana y Costa de Marfil dejarían de hacer concesiones en la llamada prima diferencial de origen (DO), un complemento pagado sobre el precio internacional de los granos de cacao de alta calidad.
Las Juntas del Cacao de ambos países recortaron en 150% este diferencial en los últimos dos años, en un esfuerzo desesperado por desplazar las existencias de cacao en grano. Lo que antes era un sobreprecio que elevaba los ingresos de millones de productores de cacao se transformó en un descuento que agotó sus presupuestos fiscales.
«Ustedes (los compradores internacionales de cacao) siguen obteniendo la misma calidad, pero como mercado deciden descontar (esta prima) porque consideran que el precio es demasiado alto para el mercado», declaró Alex Assanvo, director general del CIGCI, a SWI swissinfo.ch.
El CIGCI fijó el 20 de noviembre como fecha límite para que las empresas de chocolate y cacao dejaran de pedir descuentos en la prima DO y les advirtió que, de no cumplir, suspendería sus programas de sostenibilidad y les prohibiría el acceso que tienen a las plantaciones de cacao para estimar las cosechas.
Dos días antes de la fecha límite, se llegó a un acuerdo para crear un grupo de trabajo de productores y compradores de cacao que buscarían juntos un mecanismo para fijar precios sostenibles de largo plazo capaces de garantizar a los agricultores un pago justo por los granos de cacao de calidad. Este grupo de trabajo debe presentar una propuesta antes de que concluya el primer trimestre del 2023.
La industria suiza del chocolate, que depende en gran medida de Ghana (55% de las importaciones suizas de cacao provienen de este país), está vigilando de cerca las conversaciones, con la esperanza de que los aumentos de precios puedan mantenerse en niveles mínimos, especialmente en tiempos en los que crece la interrupción del abasto en la cadena de suministros y se incrementa el costo de otros ingredientes relacionados con la fabricación de chocolate.
La guerra en Ucrania está afectando la seguridad energética y el suministro de lecitina de aceite de girasol, un emulsionante natural que ayuda a unir los ingredientes para elaborar el chocolate. Pero la principal preocupación es el aumento del costo de los productos nacionales protegidos, como el azúcar y la leche, según Urs Furrer, director de la Asociación de Fabricantes Suizos de Chocolate, Chocosuisse.
«Nos preocupa una menor disposición de los consumidores a pagar precios altos debido al desarrollo de la situación económica. Esto afecta a los productos premium como el chocolate suizo, más que a los productos baratos fabricados masivamente”, añadió Furrer .
Ingresos indispensables para vivir
Sin embargo, mientras los fabricantes se preocupan por sus ganancias, los países productores están inquietos por los ingresos de sus agricultores.
El mercado mundial del chocolate tiene un valor de casi 128 000 millones de dólares al año, según un informe publicado en agosto por MarketsandMarkets, una plataforma de investigación de mercado. Y Ghana y Costa de Marfil, que juntos representan el 60% de la producción mundial de los granos de cacao de alta calidad, afirman que solo reciben 6 000 millones de dólares de ese pastel.
Sus agricultores apenas llegan a fin de mes. Alrededor de un millón de productores de cacao en las dos naciones de África occidental (de unos cinco millones de productores en total) no ganan lo suficiente para cubrir todas sus necesidades básicas, como alimentos, vivienda, ropa, educación y atención médica, según un análisis de datos realizado en noviembre del 2021 por la Universidad de Wageningen, basada en los Países Bajos.
El 26 de marzo de 2018, los presidentes de Ghana y Costa de Marfil se reunieron en Abiyán, capital marfileña, para firmar lo que fue conocido como la “Declaración de Abiyán”, que formaliza una asociación entre ambas naciones para trabajar juntas en el objetivo de incrementar los precios para sus productores.
Un año después, las juntas de cacao de Ghana y Costa de Marfil tomaron la decisión histórica de cobrar 400 dólares adicionales por tonelada a las exportaciones de cacao hacia países como Suiza. Conocido como el Diferencial de Ingreso Vital (LID), el gravamen estaba destinado a aumentar los ingresos de los productores de granos de cacao y amortiguar el impacto de la volatilidad de precios.
Pero justo cuando esta alianza binacional del cacao parecía lograr su objetivo gracias al LID, la pandemia de COVID irrumpió con fuerza, provocando una caída en la demanda del cacao y del chocolate. En este contexto, la existencia de un LID de 400 dólares por tonelada hizo que los precios del cacao marfileño y ghanés se tornaran demasiado caros en comparación con los granos cacaoteros de Indonesia, Nigeria o Ecuador. Por ello, para aligerar sus inventarios, Ghana y Costa de Marfil se vieron obligados a vender sus granos con un descuento eliminando la prima DO.
«El sistema está configurado de tal manera que los productores de cacao nunca puedan ganar», dijo a SWI swissinfo.ch un comerciante de cacao que pidió no ser identificado. «Pueden aumentar el precio, pero los compradores internacionales simplemente irán a comprar el cacao en otro lugar y cualquier producto no vendido tendrá que ser rebajado más tarde”.
Alrededor del 70% de las cosechas de cacao de Ghana y Costa de Marfil se vende por adelantado. El precio de referencia se basa en los futuros del cacao negociados en la Bolsa Intercontinental (ICE) de los Estados Unidos y se ajustan para integrar el diferencial de origen (DO) y el diferencial de ingreso vital (LID). El 30% restante se vende directamente al contado a través de otras bolsas.
Los agricultores obtienen alrededor del 70% de los ingresos de la exportación de granos de cacao, recursos a los que hay que descontarles el pago de servicios como seguros y fletes que son provistos por las juntas de cacao.
Impacto en la industria suiza del chocolate
Los intentos de Costa de Marfil y Ghana por recalibrar los precios del cacao no han disuadido a la industria suiza del chocolate de seguir comprándoles materia prima, al menos hasta ahora.
Lindt & Sprüngli, la séptima compañía de chocolate más grande del mundo, con ventas de más de 4 500 millones de francos suizos en 2021, ha «comprado cacao con precios LID completos y continuará haciéndolo», dijo a SWI un portavoz de este fabricante de chocolate que tiene más de 177 años en el mercado.
La demanda de cacao procedente de Ghana y Costa de Marfil por parte del gigante suizo alimentario Nestlé también se ha mantenido estable pese a la imposición del LID, con poco menos de la mitad de sus granos provenientes de los dos países. La sexta compañía de chocolate más grande del mundo, que vendió 7 500 millones de francos suizos de confitería en 2021, incluso se comprometió a aumentar sus importaciones de cacao marfileño en 40 000 toneladas adicionales durante la temporada 2021/2022, que se sumaron a las 147 000 toneladas que ya importaba, y espera que el volumen de granos que compra a los países de África Occidental aumente constantemente hasta 2025.
«De acuerdo con lo que hemos observado, no hay evidencia hasta ahora de que nuestros miembros estén obteniendo menos cacao de Ghana y Costa de Marfil desde la introducción del LID», dijo Christian Robin, director gerente de la Plataforma Suiza para el Cacao Sostenible (SWISSCO), una coalición de fabricantes de chocolate, minoristas, oenegés y académicos.
Pero Robin advirtió que, a pesar de los esfuerzos para aumentar sus ingresos, los productores de cacao no pueden estar siempre protegidos de las reglas que dicta el mercado.
«La aplicación del LID y la evolución de los diferenciales de los países deben verse en el contexto de la dinámica de oferta y demanda del mercado”, dijo. «Por ejemplo, un exceso de oferta de cacao de ciertos orígenes o almacenes bien surtidos puede influir en los precios y diferenciales del mercado mundial».
¿Recuperación en puerta?
Con la demanda mundial de cacao recuperándose lentamente, Costa de Marfil y Ghana decidieron en julio del 2022 que era el momento adecuado para renovar sus esfuerzos para imponer la prima DO y algunos compradores les han apoyado.
A mediados de septiembre, Costa de Marfil vendió contratos de exportación de cacao para la cosecha 2023/2024 con una prima de DO no negativa por primera vez en tres años. El comprador fue el comerciante estadounidense de materias primas Cargill, que acordó tomar 25 000 toneladas sin exigir ningún descuento.
Para fortalecer su poder de mercado, Costa de Marfil y Ghana han estado presionando a otros grandes productores de cacao para que se unan a ellos. El 14 de octubre, Nigeria y Camerún, que se negaron a unirse a la alianza cuando se creó en 2018, expresaron su interés por integrarse. El miedo a perder dinero (Nigeria estima que pierde 60 000 millones de nairas o casi 125 millones de francos suizos al año debido a la no recaudación de LID) y las preocupaciones sobre el contrabando transfronterizo (por la brecha de precios generado por el LID) podrían haber provocado este cambio de opinión.
Si tienen éxito, los cuatro países aliados representarán alrededor del 75% de los suministros mundiales de granos de cacao, lo que le dará a CIGCI aún más influencia en el mercado.
«Esta asociación con otros países reducirá la capacidad del sector privado para ir a otra parte y nos permitirá también fortalecernos y un tener mayor poder de negociación en el escenario que estamos construyendo para un cacao sostenible y rentable en el que se comparta la prosperidad», puntualizó Assanvo .
Editado por Nerys Avery
Adaptado del inglés por Andrea Ornelas
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