Secuestro de un suizo en entorno del narcotráfico
El rapto de un empresario suizo ocurrido en la ciudad mexicana de Cuernavaca se inscribe en un contexto de violencia y de inseguridad engendrados por una guerra entre carteles de la droga.
Pese a la situación en esa ciudad en el Estado de Morelos, sus habitantes intentan vivir tan normal como les sea posible.
Desde hace ya un mes que este residente suizo está en manos de sus raptores. La Embajada de Suiza en México confirmó a swissinfo.ch “un caso de secuestro”.
Su consejero político, Mirko Giulietti, precisó que la representación diplomática está “en contacto permanente con la familia, con la policía y las autoridades judiciales a escala federal y del Estado de Morelos”, con el objetivo de que se siga el caso como corresponde.
Si se trata del primer caso conocido de secuestro de un suizo en México desde hace mucho tiempo, para los mexicanos este tipo de actos delictivos forman parte de lo cotidiano. Este país se confronta desde hace ya varios años a este flagelo que ha tomado dimensiones inesperadas. Los incidentes de rapto van a la par con el aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico que ocupa una gran parte de México desde el 2007.
Esta situación es consecuencia de la política llevada a cabo por el presidente Felipe Calderón, quien declaró la guerra a los narcotraficantes desde que asumió el poder hace cuatro años. Esta ofensiva provoca profundas divisiones en el seno de los carteles de la droga, que han comenzado a disputarse los territorios controlados por bandas rivales.
Región paliada por la violencia
Justo hasta finales de 2008, Cuernavaca había escapado de esta ola de violencia, permaneciendo como una apacible ciudad de veraneo, frecuentada por estudiantes de español extranjeros y muy visitada los fines de semana por los habitantes de la Ciudad de México.
Nadie se hubiese imaginado antes que la “ciudad del la eterna primavera”, situada a 80 kilómetros al sur de la capital, se convirtiera también en presa de una lucha feroz entre narcotraficantes. Todo el mundo creía que la violencia permanecería acantonada en el norte del país, frontera con los Estados Unidos.
Pero a partir de 2009, las autoridades comenzaron a detectar en la ciudad y sus alrededores la presencia de los narcotraficantes. En diciembre de ese mismo año, Arturo Beltrán Leyva, líder de un importante cartel de la droga, fue abatido por el ejército en un lujoso complejo residencial al norte de Cuernavaca. Con su muerte se atizó el fuego.
Escisión del cartel
Su desaparición provocó de inmediato una división de ese cartel en dos bandos que iniciaron una lucha sangrienta por el control de la distribución, venta y despacho de la droga del puerto de Acapulco (en el Estado de Guerrero) a sus múltiples destinos.
De este modo, en 2010 el Estado de Morelos y su capital, Cuernavaca, registraron más de 300 homicidios y ejecuciones sumarias relacionadas con el narcotráfico y el crimen organizado. Una cifra que podría también incluir a un cierto número de crímenes perpetuados por mexicanos que recurren a la violencia por imitación, conscientes de que no serán señalados, vista la impunidad y la corrupción que reina en México.
Una vida más o menos normal
La presencia de los narcotraficantes en Cuernavaca a tenido consecuencias en la vida cotidiana de esta ciudad. Sus habitantes, al desplazarse en automóvil se ven con frecuencia confrontados a los cordones de control del ejército o de la policía.
Incluso la gente se ha visto sometida a las presiones de los narcotraficantes. En marzo pasado, estos decretaron un “toque de queda” por correo y por mensajes en Facebook o Twitter. Los pistoleros lograron que la población se viera obligada a no salir por la noche ante los temores de encontrarse en medio de dos fuegos.
Pese a este clima, los habitantes de Cuernavaca, al igual que los alrededor de 200 residentes suizos de esta ciudad, son rara vez testigos directos o víctimas de esa violencia de la que han tomado conocimiento sobre todo a través de los medios de comunicación, con frecuencia, sensacionalistas.
En este contexto se produjo el secuestro del industrial helvético, quien vive en México desde hace 20 años.
Un evento dramático que no ha provocado el pánico entre la comunidad suiza. Se trata de “un caso aislado que no constituye motivo de preocupación real, pese a que el asunto lo conversamos entre nosotros”, señala uno de estos helvetas en constante comunicación con sus compatriotas en Cuernavaca.
Y si bien la vida continúa normalmente, esto no impide mantener las precauciones ante la inseguridad, vieja conocida de Cuernavaca.
Ya en la década de los noventa, esta ciudad jardín fue víctima de una ola de secuestros sin precedente. Y si bien su número disminuyó a principios del milenio, los raptos no han jamás dejado de sucederse.
La industria del secuestro
Por el contrario, ese fenómeno conoció recientemente un crecimiento excepcional, no solo en el Estado de Morelos, sino en todo el país, con un incremento del 200 por ciento, según datos oficiales.
Las autoridades han señalado 1140 secuestros en 2010. Una cifra menor a la real, pues se estima que en 80% de los casos de rapto no se produce denuncia.
“Se calculan unos 10.000 secuestros por año en México”, indica Eduardo Gallo, director de la organización civil ‘México unido contra la delincuencia’. Una cifra en la que no se incluyen los denominados secuestros exprés: una modalidad para raptar a una persona durante algunas horas o días para vaciar su hogar o sus cuentas recorriendo con sus tarjetas bancarias los cajeros automáticos.
La violencia relacionada con el narcotráfico, los secuestros, los asaltos a mano armada y las extorsiones a particulares y a comerciantes han aumentado significativamente durante los cuatro primeros años del sexenio del presidente mexicano Felipe Calderón, cuyo mandato termina en 2012.
Ante este recrudecimiento de la delincuencia, en especial, de los secuestros, los empresarios deben tomar medidas de seguridad como el blindaje de sus autos, la contratación de guarda espaldas para ellos y sus familias y servicios de seguridad privada para sus negocios.
La Concamin, la Confederación de Cámaras Industriales de México segura que una persona anualmente destina en promedio 800 francos suizos para su seguridad, lo que se traduce en el 7% del PIB mexicano.
Cuernavaca, capital del Estado de Morelos, tiene alrededor de 350.000 habitantes ; pero son más de 700.000 si se toma en cuenta a la población de sus alrededores.
Alrededor de 5.200 ciudadanos suizos viven en México, la mitad de entre ellos en la capital del país y la zona conurbada.
En el Estado de Morelos viven unos 200 residentes suizos, principalmente en las ciudades de Cuernavaca y Cuautla.
Durante los últimos cuatro años, los enfrentamientos cotidianos entre las fuerzas de seguridad y los narcotraficantes y entre los carteles han provocado la muerte de más de 34.000 personas, según el Consejo de Seguridad Nacional de México.
En el sexenio del presidente Calderón, el 2010 ha sido el año más violento con 15.273 homicidios relacionados con el crimen organizado, es decir, 58% más que en 2009.
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