Suicidio asistido: la normativa suiza más estricta preocupa en el extranjero
Las nuevas directrices para el suicidio asistido de la Asociación Médica Suiza harán más difícil acceder a esta práctica y generarán mayores obstáculos para las personas extranjeras que quieran acabar con su vida de manera legal en Suiza.
“¿Te has enterado?”, decía el asunto del correo que el pasado mes de mayo recibió Alex Pandolfo de un amigo. El correo adjuntaba un boletín titulado “Preocupantes noticias desde Suiza” de la organización australiana de suicidio asistido Exit International. El informe contenía la última información sobre las nuevas pautas suizas para el suicidio asistido. Antes de tomar la decisión final, las personas que quieran acabar con su vida deberán tener dos reuniones con un médico en un intervalo mínimo de dos semanas.
Pandolfo tiene 68 años y vive en Reino Unido. Cuando le diagnosticaron la enfermedad de Alzheimer en fase inicial, en 2015, Lifecircle —una organización de suicidio asistido de Basilea— le dio luz verde y aceptó su solicitud. Tiene previsto ir a Suiza “llegado el momento”.
Con las normas antiguas, para completar su plan solo tendría que haber estado unos días en Basilea, pero la nueva “regla de las dos semanas” hace que esto sea mucho más caro. “La gente que no tenga suficiente dinero se sentirá desanimada”, cuenta Pandolfo a SWI swissinfo.ch.
No al suicidio asistido para personas sanas
¿Cómo ha ocurrido este cambio? En mayo la Asociación Médica Suiza (FMH) aprobó las directrices revisadas para “Tratar la agonía y la muerte” propuestas por la Academia Suiza de Ciencias Médicas (SAMS). Estas directrices formarán parte del código deontológico que los médicos deberán cumplir en el futuro y son las siguientes:
- Salvo en casos excepcionales justificados, médico y paciente deben mantener al menos dos conversaciones detalladas, separadas por un intervalo —como mínimo— de dos semanas.
- Los síntomas de la enfermedad o el deterioro funcional deben ser insoportables, y su gravedad debe estar justificada por un diagnóstico y un pronóstico válidos.
- El suicidio asistido en personas sanas no está ni médica ni éticamente justificado.
También deben tenerse en cuenta las necesidades de los familiares y del equipo interprofesional de atención y apoyo antes, durante y después de que el suicidio asistido se produzca. Debe prestarse el apoyo necesario y documentarse.
Las directrices de la SAMSEnlace externo no son legalmente vinculantes. Pero el hecho de que la Asociación Médica Suiza (FMH) las haya adoptado e incluido en el código deontológico permite sancionar las infracciones. La FMH es la organización que agrupa a todas las asociaciones médicas suizas y representa los intereses del personal médico suizo, más del 90% de los y las médicos pertenecen a la FMH y deben adherirse al código deontológico.
“No se ha endurecido, se ha perfeccionado”
La SAMS —una institución privada que financia la investigación— en 2018 dictó nuevas directrices éticas médicas para “Tratar la agonía y la muerte”. En ellas se establecía a qué deben ajustarse los médicos cuando realizan un suicidio asistido. La FMH, sin embargo, no está de acuerdo con las directrices de 2018 y las rechaza por ser demasiado vagas.
“Las directrices revisadas no se han endurecido, sino que se han perfeccionado”, afirma la secretaria general de la SAMS, Valérie Clerc.
Las organizaciones de suicidio asistido rechazan de manera rotunda las nuevas normas. La doctora en medicina y presidenta de Lifecircle, Erika Preisig, está especialmente disgustada por la “regla de las dos semanas”, que considera que para las personas extranjeras es muy difícil de cumplir.
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Yoshi, de Japón a Suiza para morir
A pesar de que Lifecircle ofrece la primera reunión en línea, Preisig cree que para algunas personas podría seguir siendo un problema. “La mayoría de nuestros pacientes son personas mayores que puede que no sepan cómo realizar una reunión en línea. Algunas ni siquiera tienen un smartphone”, señala. Eso significa que tendrían que viajar a Suiza dos semanas antes de la fecha prevista para el suicidio asistido. Algo que sería especialmente costoso para las personas con discapacidades, ya que tendrían que cubrir el coste de sus cuidados especiales durante las dos semanas entre una y otra cita.
“Las directrices permiten excepciones, pero no si las personas no pueden permitirse estar en Suiza durante dos semanas”, explica a SWI swissinfo.ch Clerc. “Se hacen excepciones si una persona está a punto de morir o si su sufrimiento es tan insoportable que le parecería intolerable una larga espera para su suicidio asistido”.
Durante mucho tiempo se ha criticado a Suiza por su postura ante el suicidio asistido. Quienes critican el enfoque suizo dicen que promueve el “turismo del suicidio”.
¿Se ha introducido la “regla de las dos semanas” para reducir el número de “turistas suicidas”? La SAMS se limita a afirmar que —en ningún momento— las directrices distinguen entre personas suizas y extranjeras.
“Los médicos se convierten en dioses”
Pero los gastos de viaje no son el único problema. La japonesa Aina, de 30 años, padece una enfermedad neurológica rara. Y también ha recibido luz verde para su suicidio asistido, aunque le preocupa la norma que establece que “la gravedad del sufrimiento debe estar justificada por un diagnóstico y un pronóstico válidos”.
Las personas que solicitan el suicidio asistido en Suiza deben explicar con sus propias palabras la gravedad de su sufrimiento y la razón por la que desean morir. Esta carta debe presentarse junto con su historial médico.
La enfermedad de Aina es tan debilitante que no puede ni ponerse de pie ni caminar. Y para sobrellevar cada día de su vida depende por completo de su madre. Su estado es diferente al del cáncer terminal: no morirá inmediatamente y es probable que sufra durante mucho tiempo.
“Si los médicos utilizan su propio criterio para decidir si mi enfermedad cumple las directrices para utilizar el suicidio asistido, ¿qué pasa con mi propio derecho a decidir?”, se pregunta Aina. “Nadie, sino yo, puede juzgar la gravedad de mi sufrimiento y las ganas que tengo de morir por ello. Estas nuevas normas casi convierten a los médicos en dioses”.
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Decisión de vida o muerte
La organización de suicidio asistido Dignitas tiene una postura similar. En su boletín de noticiasEnlace externo afirma que “la nueva guía pasa de dar peso a la opinión del paciente, como justificación para que un médico apoye la solicitud de suicidio asistido, a una clasificación más de diagnóstico médico del sufrimiento”.
También dice que “los informes médicos y la documentación interna requerida por un médico suizo todavía tendrán que ser más detallados que antes”.
La mayor organización de suicidio asistido de Suiza, EXIT, admite a SWI swissinfo.ch que “las directrices no reconocen que los problemas psicosociales también pueden ser un factor legítimo para desear acabar con la propia vida”.
Las organizaciones de suicidio asistido creen que prohibir la ayuda a personas sanas para poner fin a su vida no tiene en cuenta que “el Tribunal Federal Suizo y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos han declarado que la libertad de decidir el momento y la forma en que cada individuo pone fin a su propia vida es un derecho humano”.
Procedimiento opaco
Asimismo, las organizaciones de suicidio asistido han criticado el “procedimiento opaco” de SAMS y FMH. La portavoz de EXIT, Muriel Düby, ha manifestado que ni la fraternidad médica suiza ni los pacientes y las organizaciones de suicidio asistido han tenido la oportunidad de reaccionar ante las nuevas normas. “El borrador seguía estando clasificado como secreto incluso después de ser aprobado por las más altas autoridades de la SAMS”.
EXIT ofrece sus servicios a la ciudadanía suiza que vive tanto en Suiza como en el extranjero. En una reunión celebrada en junio, los miembros de la junta directiva decidieron seguir como siempre, a pesar de las nuevas directrices.
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Suicidio asistido: ¿Quiénes son los asistentes?
A Preisig y a otras personas que representan a organizaciones de suicidio asistido les preocupa que haya más médicos que en el futuro duden en practicar el suicidio asistido.
Pandolfo dice que, si no le hubieran dado luz verde al suicidio asistido, hace unos años se habría quitado la vida por miedo al futuro. “La idea del suicidio asistido ha mejorado mi calidad de vida porque sabía que podía acabar con mi vida cuando quisiera. Creo que Suiza comete un gran error [al introducir estas nuevas directrices]”. Al fin y al cabo, se evita el suicidio.
Adaptado del inglés por Lupe Calvo
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