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Suiza denuncia el resultado final de la COP27

Una mano delante de un globo terrestre
Las decisiones sobre quién debe contribuir al nuevo fondo acordado se han pospuesto hasta el año que viene. Copyright 2022 The Associated Press. All Rights Reserved

Tras dos noches consecutivas de deliberaciones, la COP27 terminó el domingo 20 de noviembre con un acuerdo para crear un fondo -ampliamente solicitado- para pagar a los países en desarrollo por las pérdidas y los daños derivados del cambio climático. Suiza aún no ha confirmado si contribuirá y señaló que el resultado general no era "bueno".

Cuando los delegados de 197 países se reunieron por última vez a primera hora de la mañana del domingo para aprobar los textos que se habían estado debatiendo durante las dos semanas de la conferencia de Naciones Unidas sobre el clima, la delegación suiza solicitó una breve suspensión para revisar la declaración final.

Finalmente, los expertos sobre el clima se pusieron de acuerdo. Se pudo ver al negociador de Suiza, Franz Perrez, discutiendo con Alok Sharma, su homólogo del Reino Unido, entre otros, mientras la presidencia egipcia observaba desde el podio.

La COP27 terminó el domingo por la mañana, tras una larga noche de negociaciones, con un acuerdo para crear un fondo mundial para “pérdidas y daños” que proporcionará ayuda financiera a las naciones pobres afectadas por desastres climáticos. Aunque el fondo fue acogido con satisfacción por los países del Sur Global, que son los que más sufren los efectos del cambio climático, las decisiones controvertidas se dejaron para el año que viene, entre ellas la de qué país debe contribuir financieramente.

No es un buen resultado

Mientras tanto, los expertos no lograron ningún avance para fomentar la rápida reducción del uso de combustibles fósiles, una medida que garantizaría que el calentamiento global se mantuviera por debajo de los 1,5 °C en comparación con los niveles preindustriales.  Arabia Saudí y Rusia, en particular, rechazaron la inclusión de un texto en la declaración final que eliminara progresivamente todos los combustibles fósiles, y no solo el carbón, como se acordó el año pasado en Glasgow.

“No fue un buen resultado”, afirmaba Perrez a SWI swissinfo.ch en Sharm El-Sheikh. “No obstante, pudimos evitar algo que fuera un resultado realmente malo, y asegurarnos que el texto sobre “pérdidas y daños” se centrara en los países más vulnerables”.

Perrez aseguró que, aunque los detalles sobre el fondo aún están por negociar, todavía no está claro si será efectivo.

En un comunicado oficial publicado el domingo, el Ministerio de Medio Ambiente señaló que había ciertas dudas “sobre qué países debían contribuir al fondo, cómo se distribuirá el dinero y quién lo gestionará”.

“Suiza trabajará para que esas cuestiones se aclaren lo antes posible”, añadía.

Perrez informó que en ese momento era “demasiado pronto para decir” si Suiza contribuiría al fondo.

Cuestiones pendientes

En comentarios anteriores a SWI, Perrez había argumentado que Suiza prefería “reforzar las instituciones de la ONU que ya existen para abordar esa cuestión”, en lugar de respaldar un nuevo fondo para abordar las pérdidas y los daños.

“Antes de acordar un nuevo fondo, habría que responder a preguntas importantes”, dijo. “Qué país contribuirá, quiénes serán los beneficiarios y quién debe gestionar el fondo. Esas preguntas siguen sin respuesta”.

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Antes de regresar a Suiza el viernes, Sommaruga, responsable del Ministerio de Medio Ambiente, informó a SWI que el equipo negociador del país, dirigido por Perrez, seguiría activo hasta el final de las conversaciones para encontrar un consenso entre todas las partes. Suiza forma parte de un grupo de negociación pequeño pero diverso que incluye a México, Corea del Sur, Liechtenstein, Mónaco y Georgia.

Con fuertes diferencias entre los países en desarrollo, China, Estados Unidos y otras naciones ricas productoras de petróleo, la ministra señaló que llegar a un acuerdo era una cuestión de dar y recibir.

“Todo el mundo tiene que hacer esfuerzos [en las negociaciones]”, añadía. “No son solo los países europeos los que deben adaptar sus posiciones. Todo el mundo tiene que poner de su parte. En Suiza lo sabemos bien”.

Suiza se ha comprometido a reducir sus emisiones de CO2 en un 50% para 2030 en comparación con los niveles de 1990. Sin embargo, en 2021 el electorado suizo rechazó un referéndum sobre una nueva ley climática que habría permitido recortes más ambiciosos, por lo que el Gobierno tuvo que prorrogar la actual ley de CO2 hasta 2024. Recientemente se ha empezado a debatir en el Parlamento una revisión que se aplicaría en los próximos cinco años.

Grupos de presión y contaminadores en la sala

La compensación de carbono se menciona también en la declaración final con un acuerdo sobre la creación de un registro para el seguimiento de los certificados de carbono.

La compensación de carbono permite a los países o empresas contaminantes comprar créditos de carbono para compensar sus propias emisiones de gases de efecto invernadero. Están regulados por el artículo 6 del Acuerdo de París.

Las ONG, por su parte, condenaron la presencia de grupos de presión y de industrias contaminantes durante la conferencia.

“Lo que no ha servido de nada es la presencia de lo que yo llamaría el problema”, dijo Isaiah Kipyegon Toroitich, responsable de defensa global de la Fundación Mundial Luterana, una ONG religiosa con sede en Ginebra. “Hemos tenido empresas petroleras aquí (en la COP27). Hemos tenido empresas agrícolas y corporaciones multinacionales cuya agenda no estaba necesariamente relacionada con el cambio climático.”

Un informeEnlace externo elaborado conjuntamente por las ONG Corporate Accountability, Global Witness y Corporate Europe Observatory identificó a 636 grupos de presión de empresas que hacen negocios con combustibles fósiles y que estuvieron presentes en la COP27, entre ellos los comerciantes suizos Glencore y Mercuria, y el fabricante de cemento Holcim.

Perrez confirmó que se trataba de participantes habituales en esas conversaciones.

“Tenemos representantes de intereses específicos de múltiples tipos presentes en Sharm El-Sheikh y en cada COP, desde compañías petroleras hasta ONGs medioambientales”, añadió. “Todos ellos son representantes de diferentes intereses”.

Por otro lado, Bettina Dürr, representante de la juventud de San Galo, subrayó que los jóvenes habían tenido también una fuerte presencia en la COP, aunque consideraba que los negociadores eran a menudo “muy despectivos” con respecto a sus demandas mientras cumplían los mandatos de sus gobiernos. Y concluyó que, tal vez, los activistas suizos debían emitir un mensaje más claro para el público sobre los impactos del cambio climático.

“También es un tema doméstico, y así deberíamos transmitirlo”, dijo Dürr.

Expresó su frustración por el proceso general y la velocidad de las conferencias sobre el clima.

“Si este proceso funcionara, no creo que estuviéramos en la situación en la que nos encontramos ahora”, destacó. “Estamos en la COP27. El evento lleva casi 30 años celebrándose y no ha generado ningún progreso relevante -las emisiones de CO2 siguen aumentando-“.

Editado Virginie Mangin/gw

Adaptado del inglés por Carla Wolff

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