Trabajo multicultural en el Hospital de la Isla en Berna
Suiza es un país de inmigración, un crisol multicultural en el que casi un cuarto de la población residente proviene del extranjero. Un buen ejemplo de integración es la cocina del Hospital de la Isla (Inselspital) de Berna.
Al extremo de la cinta rodante está una mujer vietnamita que ha sujetado su cabello con una redecilla. “Es obligatorio cubrirse el cabello”, se lee en un rótulo pegado en una columna.
Para el cabello corto basta una gorra, al cabello largo le corresponde una red. La vietnamita empuja la bandeja de comida con los platos todavía vacíos en dirección de dos colegas españoles que también se encargan del almuerzo de los pacientes. El primero de ellos sirve espinaca en un plato y, después de mirar a la tarjeta del paciente, arroz.
Ningún menú es igual a otro. A cada costado de la cinta rodante están siempre entre seis y siete personas, una detrás de otra, cada una junto a un cochecito de metal con recipientes para las diferentes comidas. Allí servirán los menús, de acuerdo a las indicaciones de la tarjeta de cada paciente.
El trabajo demanda concentración y apenas deja tiempo para la charla, aun cuando ambas mujeres de la ex-Yugoeslavia tal vez tengan algo que contarse.
Una Babilonia bien organizada
La comunicación tiene lugar a través de miradas, pequeñas observaciones y sonrisas. Junto al zumbido de la cinta rodante y el ruido de los cubiertos de metal en las bandejas se escucha alemán, italiano, español, albanés. De los 15 trabajadores de este turno, solamente dos son suizos.
Después del control hecho por la cocinera dietista, un trabajador turco recibe las bandejas, los coloca en un estante de metal con ruedas y lo conduce enérgicamente hacia el ascensor y de allí a la clínica de ginecología. El reloj marca las 11.40.
„Hoy hemos hecho el trabajo temprano“, dice René Zedi mientras señala el plan de trabajo. Allí se ha descrito con una precisión de minutos en qué momento debe salir la comida de la cocina con destino a determinada sección. En realidad, el almuerzo para las pacientes de la clínica de ginecología podría llegar 10 minutos más tarde. Pero ello está dentro del margen de tolerancia.
René Zedi es jefe de 56 empleados en el área de gastronomía del servicio de cocina, el que prepara tres veces al día la comida para los pacientes y para los siete restaurantes del Hospital de la Isla. Este servicio se encarga además de quitar las bandejas con los restos de comida, seleccionar la vajilla y los cubiertos, y de poner todo en gigantescas lavavajillas.
Tolerancia y respeto
Zedi se entiende muy bien con su personal. Muchos de ellos están empleados a tiempo parcial. Por ejemplo, I.S., una mujer kosovo-albanesa de 41 años que trabaja desde hace diez años en la sección de gastronomía de este hospital, donde alrededor del 70% de los empleados son extranjeros.
«Trabajo de manera irregular, a veces solamente dos o tres horas en la noche. El turno que prefiero es el de la mañana, entre las 6.30 y las 15.30 horas, como hoy, porque así puedo pasar la noche con mi familia», expresa I.S. a swissinfo.ch.
«Soy musulmana, sin embargo, oro sólo de vez en cuando», confiesa algo avergonzada y añade: «Pero practico cada año el Ramadán. En esta ello, los musulmanes somos apoyados por la empresa. De acuerdo al turno de trabajo, la última comida puede caer antes o después del ayuno».
«Se nos permite tomar esta comida durante el turno, sin embargo, también tenemos consideración por los colegas con otras creencias y no nos ausentamos por mucho tiempo», dice la musulmana.
«En mi sección hay pocos mulsulmanes practicantes», añade René Zedi, «por ello no hay una sala de oración. Hasta ahora no se ha manifestado la necesidad para ello».
En caso de conflicto, diálogo inmediato
Mientras que hace poco se dio a conocer que el Ejécito Suizo ha redactado instrucciones con reglas especiales para los reclutas y soldados musulmanes, aquí la gente se organiza individualmente en equipos. «No me preocupa si un empleado hace una pausa de cinco minutos para fumar afuera un cigarrillo o para orar en el vestuario», señala Zedi.
Y si alguien quiere tomarse un día libre para celebrar un feriado religioso, lo único que debe hacer es solicitarlo a tiempo. Zedi experimenta el trabajo con personas de 13 nacionalidades como un enriquecimiento. «La movilidad laboral es muy baja, muchos empleados se quedan aquí hasta su jubilación, lo que refuerza la cohesión en el equipo».
«Los conflictos con o entre extranjeros son a menudo menos problemáticos que con los suizos, porque ellos son más directos. Cuando estalla uno, hablo de inmediato con la gente», apunta Zedi, a quien en realidad le cuesta más enfrentar la ‘amabilidad y el carácter pacífico suizo’. El mismo es medio italiano, habla varias lenguas extranjeras y a veces puede ser ruidoso.
El velo no es un tema
La cuestión del velo, que mueve a los medios y a los políticos en Suiza desde hace medio año, hasta ahora no ha sido un tema que haya ocupado a la sección de Zedi. La kosovo-albanesa I.S. cubre su cabellera rubia en la cocina solamente con la red, por cuestiones higiénicas.
Ell dice: «En principio, no tengo nada en contra del velo, pero depende de dónde es usado. Si una musulmana lleva un velo en Suiza, no me parece bien, pues entonces se trata, de todas maneras, de una demostración de las creencias. Eso daña la integración».
En la cocina del Hospital de la Isla están demás tales temas, pues allí tienen prioridad los uniformes. Y eso significa: «Es obligatorio cubrirse el cabello». Se trate o no de un musulmán.
Conocido en alemán como el Inselspital, este centro emplea en total a 8.703 personas.
De los 1.844 extranjeros, casi la mitad proviene de Alemania (cifras de 2010, Dirección de Personal Inselspital).
De los 1.459 médicos, 521 proceden del extranjero y de ellos, 395sólo de Alemania.
También entre el personal de enfermería, más de la mitad de los extranjeros son alemanes.
Las secciones con mayor personal extranjero son la de
economía doméstica y gastronomía.
De los 320 empleados
en la gastronomía (228 empleos a tiempo completo), alrededor del 40% son extranjeros.
Ellos proceden mayormente de Portugal, la Ex-Yugoeslavia, América Latina y Europa del Este.
El hospital de la Isla maneja 7 restaurantes, dos de ellos son para el personal, uno con capacidad para 380 y otro para 500 personas. Allí se come al mediodía en tres turnos.
En el Inselspital se tratan anualmente alrededor de 260.000 pacientes.
A fines de 2009 vivían en Suiza 1.68 millones de personas provenientes del extranjero.
Esta cifra corresponde a casi un cuarto de la población total residente en Suiza.
(Traducción, Rosa Amelia Fierro)
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