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«Una buena caricatura debe estremecer»

"El botín pertenece al vencedor", ilustración satírica de 1877 sobre la corrupción del gobierno durante la guerra civil estadounidense. AKG Images

En materia de dibujos de prensa no hay tabúes, considera Anette Gehrig, directora del Museo de la Caricatura de Basilea. Sin embargo, la caricatura vive tiempos difíciles en el ámbito de los medios de comunicación. Sufre las presiones de los costos y el embate de las fotografías en color.

El de la caricatura de Basilea es el único museo en Suiza consagrado al arte satírico. Su directora, Anette Gehrig se confronta cada día con este soporte de comunicación que puede generar sonrisas en unos y rabia en otros.

swissinfo.ch: ¿Cuándo tiene realmente sentido una caricatura?

Anette Gehrig: Ningún tema social o político debe ser excluido. Para caricaturizar, el dibujante debe conocer el tema, pensar en el problema, analizarlo, con base en el contexto social.

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Un libro para 100 caricaturas de Chappatte

Este contenido fue publicado en Chappatte nunca ridiculiza en forma gratuita o perversa. Cuida las particularidades de sus personajes y se centra en situaciones, conflictos o contradicciones. Sus caricaturas de las noticias y sus reportajes aparecen regularmente en publicaciones como ‘Le Temps’, el ‘NZZ am Sonntag’ o el ‘Herald Tribune’. Recientemente, 100 de sus obras fueron reunidas en un bello…

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swissinfo.ch: ¿Los dibujos y las caricaturas pueden expresar más que los textos?

A. G.: Aquí viene inevitablemente a la mente una frase cliché: “Una imagen  puede decir más que mil palabras”. Una caricatura puede focalizar un problema con una sola imagen, aunque el humor, que es parte de la misma, puede tener matices muy diferentes. Un texto o un reportaje en forma de cómic puede  abordar las cosas desde diferentes ángulos.

swissinfo.ch: ¿Cómo ha evolucionado la caricatura en las últimas décadas?

A.G.: Desde los años 60, el número de dibujos humorísticos ha disminuido drásticamente. Esto se debe, sin duda, a la entrada en los medios de comunicación de las fotos en color y a la facilitación en producir imágenes y gráficos. La fotografía ha tomado un espacio muy grande en los últimos años en detrimento de las caricaturas y otras ilustraciones.

Muy pocos periódicos parecen advertir que una caricatura puede bastar como  comentario sin la compañía de un texto.

A principios del Siglo XX, caricaturas e ilustraciones tuvieron un papel muy importante, sobre todo en Estados Unidos. Fue la época de oro de los dibujos animados y los grandes periódicos. Entonces era común que los periódicos contrataran a un ilustrador que se ocupaba de los asuntos sociopolíticos y que mantenía un verdadero diálogo con el público.

Hoy, aquello quedó muy lejos. En Suiza, son pocos los diarios que cuentan  ahora con un especialista semejante. El ritmo es más acelerado, así como la presión por ahorrar recursos. Los periódicos se fusionan  y compran  las imágenes, de modo que los caricaturistas ya no tienen un lugar fijo en una publicación. Me parece muy triste.

swissinfo.ch: La caricatura está ligada a la sátira. Según Kurt Tucholsky, famoso escritor alemán, la sátira puede permitirse todo. Las caricaturas son también admisibles en temas delicados como el Holocausto, la religión o la discapacidad?

A. G.: Sí, si es realmente sátira. En nuestra sociedad existe la libertad de expresión. Una caricatura es una crítica de una situación social.  Puede revestir una forma o ir en una dirección desagradable para algunos. Debemos aceptarlo.

Por otra parte, es un buen medio de abordar temas centrales, incluso y sobre todo, si duelen.

Patrick Chappatte (Le Temps, NZZ am Sonntag, Herald Tribune), Orlando Eisenmann (Der Bund), Felix Schaad (Tages-Anzeiger), Max Spring (Berner Zeitung), Mix & Remix (Hebdo), Raymond Burki (24 heures), Thierry Barrigue (Vigousse), Armando Boneff (Giornale del popolo), Lulo Tognola (La Regione Ticino), Corrado Mordasini (Il Diavolo, Spendere Meglio).

swissinfo.ch: Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta libertad de expresión. Baste pensar en la polémica sobre las caricaturas de Mahoma, que hace unos años provocaron violentas protestas y todavía causan tensión.

AG: La religión es un tema altamente emocional. Como institución, debemos estar conscientes de las diferentes sensibilidades. Cuando instalamos una exposición sobre las caricaturas árabes, tenemos que dar explicaciones, colocar las imágenes en su contexto y vincularlas con el trasfondo social.

Charlie Hebdo, que recientemente publicó caricaturas del profeta Mahoma, es una revista satírica francesa. Por tanto, esperamos lógicamente encontrar sátiras. Sabemos lo que contiene y se puede elegir leerla o no. Pero si el ambiente es tenso, hay que preguntarse si realmente se debería publicar una caricatura sobre un tema específico.

Fundado en 1979, el Museo de la caricatura y el dibujo humorístico de Basilea es la única institución de su tipo en Suiza.

Su colección incluye aproximadamente 3.400 obras propias y 200 en préstamo que cubren temas de política, cultura y sociedad. Estas obras forman una selección representativa de los dibujos animados y caricaturas, hechas con diferentes técnicas por unos 700 artistas de los Siglos XX y XXI, procedentes de 40 países.

swissinfo.ch: ¿La caricatura no es un medio universal de expresión, que puede ser entendido de la misma manera por todas las culturas y regiones?

A. G.: La crítica por la imagen y la exageración – que es una caricatura, como la llamamos aquí – no se conoce, por ejemplo, en China. Allí, la caricatura es mucho más simbólico, más cifrada. Por supuesto, también hay crítica. Y es precisamente el obstáculo para la universalidad del mensaje: hay que saber leerlo, entender el contexto y los códigos.

swissinfo.ch: ¿La defensa de la libertad de prensa con el respeto de la sensibilidad de las personas no es un acto de equilibrio, o incluso una imposibilidad?

A. G.: La caricatura funciona merced a la exageración, la distorsión de la realidad. Asume una posición, quizá agresiva. Entre los individuos puede provocar risa o rabia. Es por ello que con frecuencia se la describe como un arma.

Según Tucholsky, los caricaturistas son idealistas ofendidos que se apoyan sobre un determinado ideal. Introducen su sensibilidad y sus estados de ánimo en las caricaturas. Para lograrlo, deben recurrir a la exageración. Si no estremecen es quizá porque su caricatura no es buena. De una u otra manera, una caricatura siempre es irrespetuosa.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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