Una suiza que lleva las riendas
Desde muy pequeña, Ivana Franz manifestó una fascinación por los caballos, aunque en su familia no había nadie vinculado al mundo ecuestre. Hoy es la única mujer en Chile que entrena corceles para rienda y una de las mejores exponentes de esta disciplina.
Este año representó a Chile en la reunión anual de la Federación Internacional de Criadores de Caballos Criollos (FICCC), la competición más importante de Sudamérica.
No sabe cómo ni por qué comenzó su interés por estos cuadrúpedos, pero sí que fue en forma precoz. Una anécdota familiar así lo demuestra: cuando apenas sabía caminar, su madre la llevó a un parque en su Zúrich natal. Pero ella, en lugar de ir a los juegos, se fue corriendo a abrazar las patas de un caballo.
«Tenían algo que me atraía especialmente», recuerda hoy. Curiosamente, sus padres no tenían ninguna relación con el mundo equino. De hecho, «de niña, tuve que luchar para que me inscribieran en clases de equitación, y pasé buena parte de mi adolescencia limpiando pesebreras, porque mi mamá no podía seguir pagándome los cursos».
A la salida de la escuela se iba directamente a trabajar al club ecuestre, «a ver si por lo menos me dejaban montar un rato», relata.
Tras terminar el colegio, trabajó en varios criaderos y se perfeccionó en disciplinas como amansamiento en Irlanda y Francia. Paralelamente, estudió y se tituló en kinesiología.
‘Un amor de verano’
En 2001 viajó a Chile, donde residía parte de su familia paterna. Durante esa estancia, uno de sus primos le presentó a su mejor amigo, con quien inició un breve romance.
«Creí que era un amor de verano, pero cuando regresé a Zúrich, tenía rosas en la puerta de mi departamento, que él se había encargado de comprar vía de Internet».
Fue una historia muy romántica, confiesa. «Hablábamos por teléfono todos los días, eso por tres meses. Después me fue a visitar y me contó que un amigo en Italia le había ofrecido trabajo allá. Lo tomó y mantuvimos una relación a distancia por dos años».
Posteriormente, ambos volvieron a Chile, pero pasó bastante tiempo hasta que ella pudo convalidar sus estudios de kinesiología. Entre tanto, su novio le ayudó a entrar en contacto con el mundo ecuestre.
«Empecé a montar un caballo en un club de Santiago, pero no me gustó mucho… Es que el ambiente todavía es muy elitista. Casi entro en ‘shock’ cuando observé cómo era el sistema; llegan los jinetes con sus pantalones blancos y sus guantes, ni siquiera tocan el caballo, que está listo ahí, ensillado, y ellos sólo se suben».
Algo, según recalca Ivana Franz, que en el país alpino ya no existe desde hace 50 o más años. «Si tienes un caballo, lo vas a limpiar, lo ensillas, te preocupas de él. Aquí es como un hobby más, el lunes vas al tenis, el martes a cabalgar y el miércoles al golf», critica.
Un mundo (casi) exclusivamente masculino
Comenzó entonces a investigar si había ‘algo más’ en el campo y así llegó a trabajar en una sociedad de hipoterapia, experiencia que además le sirvió para aprender español y vincularse con otras personas. Una de ellas la invitó al club ecuestre en el que trabaja actualmente. «Cuando entré, había un hombre limpiando su propio caballo y eso ya me pareció fantástico. No debe ser chileno, pensé».
Y tenía razón. El ‘aludido’ era el holandés Hans Smeelen, un entrenador de rienda internacional que en ese momento buscaba un asistente.
«Empecé a montar con él, conocí a los dueños de los caballos que ahora manejo y cuando regresó a Europa, me dejó sus clientes y entré de plano en la escena de la rienda internacional, que en Chile no incluye a más de 10 o 15 personas».
De ellas, la inmensa mayoría son hombres, lo mismo que en las competencias. «Aquí, en las categorías tradicionales inventaron un nivel especial para que compitan las mujeres, pero no pueden hacerlo contra los hombres. Eso no sucede en rienda internacional, ahí todos compiten por igual».
Ésa es, probablemente, la razón por la que Ivana es la única exponente nacional de esta disciplina y también la única entrenadora en rienda. «Es más duro para las mujeres, porque es un trabajo físico bastante duro y, evidentemente, nosotras tenemos menos fuerza que los hombres. Además, quienes se embarazan ya no pueden montar y tienen que parar por algún tiempo».
Las bondades del potro local
Ivana está convencida de que el caballo chileno tiene ciertas ‘bondades’ que aún no son suficientemente conocidas ni valoradas. Con esa idea en mente participó hace unos meses en el evento ecuestre más importante de Sudamérica: la XII Reunión Anual de la Federación Internacional de Criadores de Caballos Criollos, celebrada en Brasil.
«El caballo que más se usa en el mundo para competir en rienda internacional es una raza americana llamada ‘cuarto de milla’. Sin embargo, hace un tiempo los brasileños comenzaron a usar ejemplares criollos demostrando que tienen mucho talento», explica.
Brasil dispone de 20 años de experiencia en este deporte y lleva la delantera en la región, pero los especímenes chilenos (con apenas cuatro años en rienda) tienen buenas posibilidades, asegura Ivana Franza tras su participación en la FICCC 2009 en Porto Alegre:
«El próximo campeonato se efectuará aquí, en 2012, así que teníamos que marcar presencia. Aunque estamos poco desarrollados, queríamos mostrar que en Chile también hay buenos caballos, para cualquier deporte. Y eso lo logramos».
Mariel Jara, Santiago de Chile, swissinfo.ch
Nació en Zúrich hace 36 años. Su madre es de origen alemán y su padre, chileno-alemán.
Actualmente combina su trabajo en el Club Ecuestre Internacional de la Dehesa con la atención a pacientes como kinesióloga, aplicando una técnica muy poco conocida en Chile para tratar dolencias musculares: las ‘agujas secas’.
«Con mis manos localizo los puntos-gatillos del dolor y luego, con las agujas, busco disolver esos nudos en los músculos», explica.
Su amor por los animales se refleja también en su constante labor de rescate de perros callejeros y cachorros abandonados en los caminos.
«Trato de encontrarles hogar y, de hecho, me quedé con dos de ellos, que me acompañan en el auto a todas partes».
La rienda internacional es una forma de adiestrar caballos, que incluye maniobras con su cuerpo (como arrastrar y entrar las patas) y hacer determinados movimientos (giros, figuras, etc.), sin que se note la influenza del jinete.
«La idea es que parezca que el animal hace solo los movimientos», explica Ivana Franz.
Se requiere mucha paciencia y tiempo para este aprendizaje, el caballo tiene que comprender las señales de la voz y los movimientos sutiles de quien lo monta.
La rienda chilena, en cambio, «es más brusca, menos elaborada, porque se permite, por ejemplo, darle un tirón en la rienda para que el caballo obedezca».
Los ejemplares que representaron a Chile en este campeonato mostraron un buen desempeño, si bien no consiguieron un lugar destacado.
Dificultades en la organización y problemas en la aduana argentino-brasileña retrasaron en más de una semana el arribo de los caballos al lugar del evento:
«Llegaron a las doce la noche, a las cuatro de la madrugada los monté después de diez días de viaje y a las nueve estaban compitiendo, así era imposible que tuvieran un desempeño ideal», lamenta.
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