Una vida entre dos países
Sentirse en casa en dos países: esta es la realidad de muchas personas que viajan regularmente entre Suiza y otro Estado. Testimonios de dos ciudadanas helvéticas.
Andrea Loeffel (41) va y viene entre Suiza y Austria desde hace seis años. “Tomo el tren en Spiez, en el cantón de Berna, hasta el aeropuerto de Zúrich, luego vuelo a Liubliana, en Eslovenia, y de ahí hago 45 minutos por carretera hasta Carintia. ¡Es un viaje largo!,” comenta a SWI swissinfo.ch.
Antes de la pandemia, realizaba ese trayecto cada dos semanas. Todo comenzó cuando la oficial militar conoció a su futuro esposo, de nacionalidad austriaca. Después de dos años de relación a distancia, Andrea Loeffel se trasladó a Viena para efectuar una maestría y se desplazó otros dos años en el triángulo Carintia – Viena – Spitz.
“Un período intenso”
Esther Rois-Merz (41) también dividía su tiempo entre Austria y Suiza. En 2013 se trasladó definitivamente a Viena. La mujer tiene un buen recuerdo de los cuatro años que vivió de manera alternada en las dos partes. “Fue un momento muy intenso. Realmente disfruté sentirme como en casa en ambos países”, dice.
En un principio, Esther Rois-Merz también se instaló en Viena para realizar sus estudios. La especialista en acústica mantuvo su puesto de trabajo en Suiza al reducir su contrato al 50% de ocupación. “Así que pasaba dos semanas en Suiza y dos en Viena”. Para ello, se necesita una buena organización y ningún compromiso semanal”, explica.
Ir y venir con una niña
La situación es aún más compleja cuando crece la familia. Andrea Loeffel dio a luz a su hija durante el último año de sus estudios. Debido a su trabajo en el ejército, la mujer sigue vinculada a Suiza, en donde viven sus padres, sin cuya ayuda su estilo de vida no sería posible.
Viajar al trabajo es agotador, pero también enriquecedor, asegura. Andrea Loeffel se siente en casa en ambos lugares. “El paisaje no es muy diferente y a nivel lingüístico, el dialecto suizoalemán está emparentado con los dialectos austriacos. Sin embargo, de vez en cuando algo se pierde entre culturas. Hay claras diferencias de vocabulario», explica.
Para Andrea Loeffel, criar hijos también es un desafío: “Quiero absolutamente que mi hija mantenga sus raíces suizas. En este momento habla suizoalemán y sus parientes austriacos a menudo no la entienden muy bien. Pero yo no quisiera que olvidara el suizoalemán”.
Esther Rois-Merz también siente nostalgia de las peculiaridades suizas. “Lo que encuentro tan hermoso de Suiza, y que extraño en este tiempo de pandemia, es la naturaleza, las excursiones. ¡Y la puntualidad! En Austria se tiene un estilo de vida más bohemio, pero esto también es muy hermoso. Y Viena es una ciudad magnífica con mucha cultura”, enfatiza. El hecho de que ya no tenga que desplazarse durante la pandemia es un gran alivio para ella.
Durante la pandemia
Sin embargo, a Andrea Loeffel y a su familia, la pandemia les ha complicado la vida. “El año pasado solo pudimos reunirnos durante las vacaciones, cuando las circunstancias lo permitieron. Por eso será agradable vernos todos los días después de la mudanza a Austria”.
Y es que a finales de mayo, madre e hija emigrarán a Austria y en otoño la niña empezará el jardín de infancia. Encontrar empleo fue un poco difícil, también debido a la pandemia, pero Andrea Loeffel está a punto de cambiar de trabajo: alquiló la casa de huéspedes Zum Mühlrad en Bodental y se convertirá en posadera. Una decisión valiente en tiempos de coronavirus. “Pero estoy convencida de que funcionará”, subraya.
(Traduction de l’allemand: Olivier Pauchard)
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