Uno para todos, todos para uno
La Sociedad Filantrópica Suiza, creada para ayudar a los inmigrantes suizos de la Colonia de Nova Friburgo que atraviesan situaciones difíciles, conmemora lsu bicentenario.
En mayo de 1818, el entonces Príncipe Regente Juan VI del Reino Unido de Portugal, Brasil y el Algarve, emitió un decreto que autorizaba al agente del cantón de Friburgo en Suiza, Sébastien-Nicolas Gachet, a establecer una colonia de cien familias helvéticas en la región montañosa de Río de Janeiro.
Se construyeron cien casas para los colonos suizos en la colonia bautizada como ‘Nova Friburgo’. Estaba previsto que cada familia recibiera semillas y ganado para su parcela y una subvención económica durante dos años.
Oficialmente, la colonia suiza marca el inicio de la inmigración europea de origen no portugués en Brasil.
En el artículo III de las ‘Condiciones’ establecidas para recibir a los inmigrantes, Juan VI estableció que «los colonos, tan pronto como lleguen, serán alojados en casas provisorias que Su Majestad ha ordenado construir mientras los suizos no hayan construido su ciudad y sus pueblos».
Eldorado brasileño
La difusión del contrato llevó a que otras personas del cantón de Friburgo –así como de otros cantones—se interesaran por la emigración hacia Brasil. Al final, en vez de las 800 personas originalmente previstas (100 familias), fueron 2 000 las personas que se dispusieron en 1819 a emigrar hacia el país sudamericano.
El viaje hacia Río de Janeiro no estaba bien organizado, lo que costó la vida a muchas personas. De los 2 000 emigrantes solamente llegaron 1 688 a su destino final. Algunos murieron en el camino y otros poco después de llegar a la Colonia, pero antes de ser beneficiados por la distribución de casas y lotes que se realizó en mayo de 1820.
Cada una de las 100 viviendas contaba con cuatro habitaciones iguales, que albergaban hacinados a miembros de diferentes familias. Las cartas escritas por los colonos a sus familiares en el país de origen describían estas casas como extremadamente rudimentarias.
Para empeorar la situación, la precaria vida cotidiana de los colonos se agravó aún más debido a que la primera cosecha fue destruida por las fuertes lluvias.
En 1821, Juan VI regresa a Portugal y la colonia Nova Friburgo cae en el olvido y deja de percibir los subsidios prometidos. Los colonos deciden entonces buscar una vida mejor en las provincias vecinas o en la propia ciudad de Río de Janeiro. Muchos de los que permanecen en Nova Friburgo atravesarán una situación significativamente precaria:
Ayuda suiza
Ese mismo año, Pierre Schmidtmeyer, un comerciante suizo radicado en Londres, visita Nova Friburgo y queda afligido ante la situación alarmante que encuentra.
De regreso a Río de Janeiro, Schmidtmeyer reúne a un grupo de comerciantes suizos que residen en la capital para evaluar la ayuda a la colonia friburguesa. En la reunión, deciden crear una Sociedad Filantrópica, que fue fundada el 31 de mayo de 1821. La misma contó con estatutos propios y con una filial en Londres, creada con el objetivo de buscar apoyo financiero en Europa.
Varios cantones suizos, comerciantes helvéticos establecidos en Inglaterra y hasta el mismo papa enviaron donaciones.
La Sociedad Filantrópica en Río es responsable de adquirir mercaderías y los alimentos necesarios y distribuirlos en la Colonia, junto a un importante apoyo financiero. Según lo establecido en los estatutos de la nueva Sociedad, el sostén fue entregado, primordialmente, a los más golpeados por la crisis, los huérfanos y las viudas.
En 1849, la Sociedad repite la ayuda a Nova Friburgo, víctima de una epidemia de fiebre amarilla. Otra peste aún peor llevó a la Sociedad a apoyar en 1857 a 200 personas, número que no se volvería alcanzar en épocas posteriores. En ese año, la Sociedad contaba ya con 108 miembros.
Rechazo de solicitudes
Hubo casos que no obtuvieron respuesta, como el de un padre de siete hijos que solicitó fondos para viajar a Suiza. Pretendía recibir atención médica al reuma que lo aquejaba y trabajar definitivamente en su país de origen.
La Sociedad niega la ayuda, alegando que los siete hijos tienen medios suficientes para mantener al padre y que, debido a su avanzada edad, no podría trabajar en Suiza, cuyo clima frío tampoco contribuiría al tratamiento del reumatismo.
Por otra parte, el solicitante de la ayuda no tenía otros parientes en Suiza que le pudieran brindar apoyo. Por último, según los registros de la actual Asociación Filantrópica Suiza, se le respondió al colono que no tendría tantas oportunidades en Suiza como en Brasil. Por lo tanto, se le propuso permanecer en Nova Friburgo.
Reconocimiento de Pedro II
Una ley que fue promulgada el 22 de agosto de 1860 establece que toda sociedad anónima, incluso las filantrópicas, quedarán a partir de ese momento bajo control del Gobierno imperial.
Sin embargo, esa medida era contraria a la legislación suiza. Gracias a Johann Jacob von Tschudi, enviado de la Confederación Helvética a Brasil, se redactó un texto definitivo, aceptable tanto para Suiza como para Brasil. El mismo, aprobado en 1862, estableció el reconocimiento oficial por parte del propio emperador Pedro II de la Sociedad Filantrópica Suiza.
El original de la carta imperial sigue en posesión de la institución.
Uno para todos, todos para uno
En una época en la que las sociedades filantrópicas garantizaban a las familias de los descendientes de colonos la protección y la asistencia sanitaria que el Estado no proporcionaba, el número de miembros creció, hasta alcanzar 754 cotizantes en 1927.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la lista de miembros no aparece en los registros, probablemente como medida de seguridad, ya que el idioma alemán estaba prohibido en Brasil. Los asociados con nombres germánicos podían ser confundidos con ciudadanos alemanes y, por lo tanto, sufrir persecución. Al final de la guerra, la lista reapareció.
En 2021, la Asociación Filantrópica Suiza celebra sus doscientos años de existencia en tiempos de crisis, cuando el mundo entero, incluido Brasil, es asolado por la pandemia de la COVID-19.
Esa situación llevó a posponer las actividades previstas inicialmente para informar sobre la historia y la evolución de la institución. También se suspendieron los nuevos proyectos sociales previstos para conmemorar este aniversario especial.
Traducido del portugués por Sergio Ferrari
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