El arquitecto suizo que promueve pequeñas casas al estilo chino
De sus viajes a China a finales de los años 80, el arquitecto Donat Kamber volvió fascinado por las pequeñas casas verticales. De vuelta y según este modelo, construyó cuatro villas en Suiza. Pero la tendencia en el país alpino va en otra dirección.
En 1985 China abrió sus fronteras a viajeros individuales llegados de Occidente. Uno de los primeros suizos en aprovechar esta oportunidad fue Donat KamberEnlace externo, arquitecto y apasionado de la fotografía.
Entre 1988 y 1993, Kamber pasó varios meses en diferentes regiones del corazón de China, cerca de las fronteras con Laos y Birmania, en las tierras altas del Himalaya, en la Mongolia Interior, en Hainan en el Mar de China y en la cuenca del Tarim.
Fotografió la vida cotidiana y, como arquitecto, se interesó también por la manera en que la población construye sus casas. En aquel momento, las viviendas chinas eran pequeñas y se construían en altura.
“En China la gente piensa de manera mucho más económica y en pequeñas unidades. Así era al menos en aquella época”, señala Donat Kamber. Entonces la vida de la población china era sencilla y espartana. “Muchos viajeros occidentales tenían problemas con esto, pero a mí el virus de China me atrapó”. Le hubiera gustado quedarse allí para siempre, pero formó una familia y acabó regresando a Suiza.
Un tipo de construcción atípica para Suiza
De esa experiencia le quedan fotos; también inspiración. Una inspiración que puso en práctica unos años más tarde. En 2001, en un terreno de sus padres en la campiña de Basilea, junto con sus hermanos construyó cuatro villas de tres pisos (con una habitación por piso) con la idea de alquilarlas. “Intentamos utilizar la verticalidad, como en China”, dice.
La orientación de las viviendas y las fachadas con ventanas también están inspiradas en sus viajes. “En Mongolia, las casas tradicionales están cerradas por tres lados y solo tienen grandes ventanales hacia el sur. Tienen un jardín, que se extiende hasta la casa de al lado. Y como en ese flanco tampoco tienen ventanas, los jardines pueden utilizarse hasta la pared y preservar la privacidad de la familia”, explica el arquitecto sobre este diseño poco convencional.
Los bancos buscan devoluciones seguras
La banca no conocía esta forma de construir. “Nos dijeron ‘nunca habíamos tenido algo así’”, indica Donat Kamber. “Exigieron la opinión de un experto de una agencia inmobiliaria que certificara que viviendas de este tipo podían alquilarse en Suiza”. El dictamen concluyó que, a pesar del aspecto atípico, se podía hacer.
El arquitecto entiende el punto de vista de los bancos. “Deben asegurarse de que su dinero vaya a generar intereses. Quieren rentabilidad, no experiencias”. Mirando hacia atrás, le sorprende que el banco finalmente diera su consentimiento.
¿Crisis inmobiliaria?
Donat Kamber los primeros años pudo alquilar sus villas de tres habitaciones sin problemas. Aunque durante los últimos tres o cuatro años ha tenido períodos en los que han estado vacías.
El cantón de Basilea-Campiña (al igual que otras zonas rurales) ha permitido que se construyan demasiadas casas. Con los tipos de interés muy bajos o incluso en negativo (y con lo que esto conlleva), muchos inversores se han embarcado en el sector inmobiliario. Pero la demanda se ha estancado por el descenso de la inmigración y el hecho de que mucha gente prefiera vivir en las ciudades.
Tendencia: cada vez más grande y más lujosa
Según Donat Kamber, hay otra razón por la que los inquilinos menosprecian las casas pequeñas: los suizos están acostumbrados a estándares de construcción altos y prefieren ser los primeros inquilinos de viviendas nuevas. “Algunos clientes dicen: ‘¿Cómo, un solo baño y sin garaje?’”, cuenta.
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El mismo Donat Kamber vive con su familia reconstituida de seis personas en un apartamento con un solo baño. “No es un problema, solo hay que organizarse”.
El lado negativo del alto estándar de construcción en Suiza –además del aspecto ecológico– es el precio. “Muchas familias jóvenes modestas ni siquiera se imaginan alquilar o comprar una casa pequeña. Parece tan fuera de su alcance que alquilan un apartamento desde el principio”, dice Donat Kamber.
El arquitecto espera que la tendencia hacia el minimalismo y el movimiento de las minicasas cambien la situación. Sobre su mesa hay un libro en inglés titulado Tiny Houses (minicasas), que un amigo americano le regaló en 1994: mucho antes de que la tendencia llegara a Suiza.
En la práctica, Donat Kamber ya está sintiendo los efectos de este nuevo movimiento. “Hace poco hemos recibido la visita de personas que viven en un apartamento de cinco habitaciones y quieren reducir y deshacerse de lo superfluo”.
Podríamos construir más barato todavía
Al principio, el arquitecto y sus hermanos pensaron que los potenciales inquilinos podrían ser parejas o personas solteras. Pero en una de sus casas también vive una familia con dos hijos.
Las viviendas se construyeron en una semana con elementos prefabricados de madera. Construir una casa cuesta 300 000 francos, más 20 000 francos del acondicionamiento exterior y el aparcamiento, y 30 000 francos de gastos de conexión e impuestos municipales. El terreno viene a ser 150 000 francos por cada casa. Los Kamber necesitan en total medio millón por casa, lo que sigue siendo relativamente barato para una villa en Suiza.
Se alquilan a 2 400 francos al mes, más 150 francos de gastos. “Está en consonancia con los precios del mercado, pero no es barato”, admite Donat Kamber. Para él y sus hermanos, estos edificios representan una inversión y parte de su pensión de jubilación. “Si lo construye uno mismo podría salir más barato”, reconoce. “Pero nosotros elegimos los estándares de construcción normales para el baño, la cocina y un sótano convencional”. De todos modos, el banco exigía estos estándares. Además, no habría tenido ningún sentido construir casas más baratas en terrenos tan caros.
Para las casas pequeñas, las normas de construcción son un obstáculo
En Suiza, hay normas sobre la proporción entre el tamaño de una casa y el del terreno sobre el que se construye. Es el coeficiente de ocupaciónEnlace externo de un terreno.
Así es como los hermanos Kamber pudieron construir tantas casitas cerca las unas de las otras: porque en el cálculo de la superficie está incluido el jardín del hogar paterno.
“Es paradójico: queremos hacer el edificio más denso y detener la ocupación indiscriminada del territorio, pero algunos municipios prescriben una tasa de ocupación del suelo del 20%”, dice con indignación el arquitecto.
Sospecha que así los municipios quieren atraer a los contribuyentes ricos. “Los políticos creen que los propietarios de villas grandes pagan muchos impuestos. Pero las encuestas demuestran que esto no es del todo cierto. Un municipio con muchos pequeños contribuyentes recibe tanto dinero”.
Para Donat Kamber, las normas de construcción no están hechas para las casas pequeñas. Y también cree que hay otras razones por las que este estilo de vivienda no va a arraigar firmemente en Suiza. “No es barato. Una casa pequeña necesita mucho terreno para poco espacio habitable”. Conoce a una mujer que ha vivido durante dos años en una minicasa (tiny house) y quiere venderla por 90 000 francos.
En resumen: vivir de manera sencilla y barata en China es una necesidad, pero resulta casi imposible en Suiza.
Traducción del francés: Lupe Calvo
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