«Periodismo como puente entre culturas»
La periodista suiza Maurine Mercier empezó a interesarse por la cultura árabe-musulmana y sus sociedades cuando terminó sus estudios de Relaciones Internacionales en el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales, en Ginebra. Esta experiodista de guerra quiere dar voz a los musulmanes.
Mercier no lo dudó ni un segundo cuando recibió la oferta de marcahrse a Túnez para trabajar de corresponsal para la cadena pública suiza de radio y televisión francófona (RTS). Actualmente, Mercier, del cantón de Vaud, viaja regularmente entre Túnez y Libia para informar sobre esa zona.
Las opiniones expresadas en este artículo, entre otras sobre el país de acogida y su política, son exclusivamente las de la persona entrevistada y no coinciden necesariamente con las de swissinfo.ch.
Muchas mañanas participa en un programa que emite en directo entre las seis y las nueve y explica sobre el terreno el trasfondo de los acontecimientos de manera simple y comprensible o hace entrevistas a personalidades importantes en estos dos países. A veces también se escucha en la radio a esta periodista entre las seis y las siete de la tarde, según de qué tema de actualidad se trate, incluso otra vez a las diez y media de la noche.
Mercier, hija de un suizo y una canadiense de Quebec, recibió en 2014 el Premio de los Medios Suizos al mejor periodismo local en la categoría radiofónica. El jurado galardonó su reportaje sobre el choque de trenes en Granges-près-Marnand, cantón de Vaud, en julio de 2013 – en el que los maquinistas afectados tuvieron la oportunidad de describir el suceso desde su punto de vista. Posteriormente, Mercier informó desde la región oriental de Ucrania sobre los separatistas y los actos de guerra en Donetsk, así como desde muchas otras zonas de conflicto del mundo.
A la pregunta de por qué ha renunciado al éxito en Suiza y se ha mudado a un país tan pequeño como Túnez, contesta: «Después de trabajar para el departamento de redacción internacional de RTS, vine a Túnez en mayo de 2016 como corresponsal, lo que me permitió cubrir también otros acontecimientos internacionales, como por ejemplo el de Charlie Hebdo.» Sucesos que generan pesadillas, como añade Mercier.
A esta hay que añadir otra motivación: Mientras ella trabajaba en la redacción internacional de RTS, Europa fue asolada por una serie de atentados terroristas. En su opinión, la cobertura informativa que se hizo de estos acontecimientos condujo a una distorsión de la imagen de los musulmanes, porque estos no tuvieron la oportunidad de pronunciarse al respecto.
«Considero que la obligación de los periodistas es, justamente en estos momentos difíciles, dar voz a los musulmanes», dice Mercier. «Dejándoles hablar en nuestros medios se pueden tender puentes entre Occidente y el mundo musulmán.»
«Aquí puedo aprender todavía mucho sobre la paz y el movimiento feminista»
En lugar de eso, a menudo se generalizó en la cobertura informativa sobre los atentados, mezclando a los musulmanes y los terroristas. «Esta falta de diferenciación es errónea y peligrosa. Por eso, en mis informes doy mucha importancia a que exista una clara diferenciación y a que no se mezclen los conceptos», dice Mercier, cuya mejor amiga es argelina.
Un país olvidado
Para esta periodista es muy importante dar voz a los que nadie escucha, también en su trabajo como corresponsal. «Libia es un país en guerra olvidado por Europa.» Y aunque es duro viajar entre los dos países, piensa que vale la pena y no querría en absoluto perder la oportunidad de hacer este trabajo. «Es importante informar sobre este país tan aislado.» Lo mismo puede decirse de Túnez.
El interés de Mercier por los conflictos del mundo entero, como los de Ucrania o Libia, es atribuible a su curiosidad; quiere comprender los motivos que desencadenan los sucesos. Su padre, que nació en 1939, la introdujo ya en la niñez en la filosofía del humanista Jean Monnet.
¿Ha logrado cambiar algo Mercier gracias a su trabajo? «Cuando les dije a mis amigos y conocidos que me mudaba a Túnez, todos temieron por mí, y vengo de un entorno cultivado», dice.
La periodista hace dos tipos de trabajo distintos en Túnez y Libia: «En Libia, como mujer, no tengo ningún problema para visitar a la gente en su casa. En la calle siempre está el productor que me acompaña.» Mercier siente que su interlocutor le brinda confianza cuando le habla de temas todavía desconocidos para ella. Además, se sorprendió cuando fue a hacer un reportaje en Trípolis y vio cómo hombres jóvenes se echaron a llorar delante de ella tras la revolución. «Me dijeron que no podrían hacerlo delante de sus mujeres», dice.
Esta periodista considera que es una ventaja informar desde Libia como mujer. «En situaciones excepcionales hay menos reticencias frente a las mujeres que frente a los hombres.» Para ella está claro que hay que respetar las costumbres sociales y las leyes. Así, se cubre el pelo y lleva ropa ancha cuando informa desde Misurata. Sin embargo, en Túnez se mueve libremente y sin tensiones.
Puente entre culturas
Para Mercier, comprender la cultura ‘in situ’ es una obligación. Solamente así el periodista puede servir de puente entre ambas culturas. Por eso, poco después de llegar a Túnez solicitó un sabático para dedicarse a estudiar la lengua y la cultura. El joven libio que la acompaña a los reportajes trabaja también como traductor/intérprete.
A la pregunta de si aún no ha perdido la esperanza, Mercier contesta sin titubear: «Al contrario, si no, hace ya mucho tiempo que me habría marchado del país.» Dice que actualmente aprende cada día algo nuevo de la gente, tanto de mujeres como de hombres. «Quiero quedarme aquí y sumergirme más profundamente en la cultura y el país», contesta a la pregunta sobre sus perspectivas de futuro. «Aquí puedo aprender todavía mucho sobre la paz y el movimiento feminista. Ojalá pudiera cubrir como corresponsal toda esta zona, desde Marruecos hasta Libia.»
Una sensación eléctrica
Mercier describe su pasión por el norte de África como «una especie de electricidad» que surgió sobre todo a raíz de la llamada primavera árabe. Pero su entusiasmo por esta región no se refiere únicamente a elementos culturales, sociales y profesionales, sino asimismo al agradable clima y la situación geográfica y estratégica.
Y aunque como periodista informa principalmente sobre los acontecimientos de Túnez y Libia, tiene que estar permanentemente informada sobre los cambios y el desarrollo actual en todo el norte de África. Los medios con los que trabaja se interesan sobre todo por los movimientos migratorios desde el norte de África a través del Mediterráneo y hacia el sur de Europa.
Mercier vive en La Goulette, un barrio del norte de la ciudad de Túnez. Esta ciudad mediterránea con una antigua fortaleza española, murallas blancas y espléndidos colores recuerda a Nicosia, Malta, Sicilia o Córcega. Quizá sea este singular encanto el que movió a esta mujer de Lausana a establecerse aquí.
Traducido del alemán por Raquel Ruiz Berset
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