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«Aún creo en el papá Noel y … en los milagros»

Entre los mensajes de Nicolas G Hayek, el de "no ceder ante el catastrofismo" (Imagen de 2005) RDB

Suizo por elección, ‘Mr. Swatch’ amasó la cuarta fortuna más importante de Suiza. Amó el fútbol, el sentido del humor y sobre todo, la capacidad del hombre para no fijarse límites.

Su partida, a los 82 años, sella una leyenda y deja una escuela empresarial que será aplicable tras su muerte al desarrollo de autos ecológicos al alcance de todos los bolsillos.

Nicolas nació en febrero de 1928 en Beirut, la capital del Líbano. De su madre heredó la sangre que corría por sus venas y un sentido nato de los negocios. De su padre, un dentista y profesor universitario, el espíritu de aquellos primeros aventureros hambrientos de expansión que llegaron a la conquista de América.

Sus primeros 12 años transcurrieron en el pequeño pueblo de Khoura, el terruño materno, sitio en el que se formó en escuelas católicas, nuevamente por influencia de su madre. Pero el destino trajo a su familia a Francia cuando él tenía 12 años de edad, país en el que se apropió de la lengua y en donde descubrió su pasión por las matemáticas, la química nuclear y la poesía. Suiza fue, no obstante, la que le ofreció su primer empleo a la edad de 21 años.

La aseguradora Zúrich abrió para Nicolas una oportunidad de especialización práctica en matemáticas que lo llevó a hacer maletas rumbo a Suiza, en donde conoció a Annie, su futura esposa y la razón de su establecimiento en tierra helvética.

Empresario emergente

En pleno noviazgo de Annie y Nicolas, el patriarca de los Mezger enfrentó un ataque cerebral que puso de cabeza a la familia de su prometida. Ninguno de los tres hijos de la casa estaba listo para tomar las riendas del negocio familiar. A petición de su suegra, Nicolás se hizo cargo. Renunció pues al proyecto que tenía de especializarse en EEUU, se arremangó la camisa y asumió los hilos de la metalúrgica Kallnach, sin ser capaz de hilar tres palabras en suizo alemán.

En 1945, tras seis años de terapia y recuperación, su suegro asumió de nuevo el control de su fábrica y Hayek comenzó a escribir su propia historia. Quería fundar una fábrica de acero, pero necesitaba 10.000 francos suizos de capital de partida. Solicitó crédito en tres bancos diferentes. Ninguno se lo concedió, así que optó por comercializar piezas de Mercedes Benz hasta cumplir con el objetivo. Su desempeño como empresario lo llevó, sin darse cuenta, hacia el mundo de la relojería, en el que haría carrera.

Nace Swatch

La década de los 70´s le trajo malos tiempos a la industria relojera helvética, porque el cuarzo japonés había irrumpido en escena.
La debacle lucía inminente en 1982, cuando una empresa nipona ofreció 400 millones de francos por la firma helvética Omega. Contra todo pronóstico, Nicolas Hayek, consejero de la misma, se rehusó terminante a la operación.

“Si los japoneses consideran que sólo sabemos hacer buenos quesos y chocolates, están equivocados con respecto a nuestras capacidades”, dijo entonces. E inició ese mismo día una cruzada para rescatar al sector relojero suizo.

En 1983 constituyó formalmente la empresa SMH, producto de la fusión entre las dos principales relojeras de la época, ASUAG y SSIH, y en 1998 le cambió de nombre por el hoy legendario Grupo Swatch. Sus relojes contaban con 51 piezas, la mitad que el promedio helvético hasta entonces, lo que redujo los costos de producción y acicateó la rentabilidad.

En un encuentro con estudiantes de la Universidad de Lausana para celebrar los 20 años de Swatch, en 2003, Hayek recordaba emotivo: “Nadie creía entonces que la locura de crear un reloj en plástico podría ser el rescate de nuestro sector.

“Incluso mis amigos se burlaban de mi propuesta. La noche que vi el primer reloj terminado, no pude dormir. Pero basar nuestra campaña publicitaria en sus 51 piezas complicaría la transmisión del mensaje que queríamos dar. Había que dotar de alma al producto, y lo logramos, lo posicionamos como un símbolo de Suiza: alta calidad a bajo precio. Toda una provocación”.

Hayek el creador

Para Nicolas Hayek las palabras “empresario” y “artista” van siempre de la mano. Y para él, un administrador es sólo quien gestiona las cuentas, no quien arriesga lo propio, por eso animó siempre a los jóvenes emprendedores.

La última entrevista concedida por Hayek fue al Wall Street (11.06) y en una frase resumió sus seis décadas de empresario: “Yo no trabajo, yo me divierto entre 8 y 14 horas por día”.

Un par de meses antes, entrevistado por la publicación francesa Les Echos, fue cuestionado sobre la talla de su fortuna: “El dinero no cambia nada para mí. Soy perfectamente normal. Excepto porque aún creo en el papá Noel y en los milagros” afirmó inmerso en una carcajada.

Y como crear fue parte de su esencia, en 2008 festejó sus 80 años con un nuevo proyecto: financiar las investigaciones para conseguir un auto compacto “cero contaminación” al alcance de todos los bolsillos. Para lograrlo creó la sociedad Belenos Clean Power, que trabaja en conjunto con el Instituto Paul Scherrer. En mayo pasado, Hayek hizo balance de los avances y firmó que en tres años estaría lista la tecnología necesaria para el auto que concibió.

Nadie duda en el Viejo Continente que el objetivo se cumpla.
Su último discurso oficial lo pronunció el pasado 12 de mayo en la Asamblea de Accionistas de Swatch. Y su mensaje silenció a todos los agoreros del Apocalipsis.

“Durante esta crisis decidimos mantener los empleos; y sobre todo, no aceptar la mentalidad de fin del mundo, no ceder ante el catastrofismo mundial. El pánico no está en nuestro espíritu”.

Su lema es ya una leyenda: “No hagan lo que dicen los libros, sean creativos… sigan sus intuiciones”.

Andrea Ornelas, swissinfo.ch

Hayek falleció a causa de un paro cardiaco cuando trabajaba en su despacho.

Producto de la noticia del deceso de Nicolas Hayek este lunes (28.06), la acción de Grupo Swatch abrió la jornada del martes a la baja, con una pérdida inicial de 1,66% que se acentuó hasta 3,15% a las 13h00.

La edición 2010 de la lista de Forbes colocó a Nicolas Hayek como el cuarto hombre más rico de Suiza con haberes por 4.000 millones de francos suizos.

Nicolas Hayek, doctor Honoris Causa por la Universidad de Neuchâtel (1996), se nacionalizó suizo hace cinco décadas y pasó los últimos 60 años de su vida en territorio helvético.

Su obra maestra empresarial fue el Grupo Swatch, dueño de firmas como la propia Swatch, Omega, Mido, Endura o Breguet. El nombre de Swatch proviene de la fusión entre ‘Switzerland y ‘watch’ (reloj en inglés).

Su proyecto más reciente, Belenos Clean Power´s, asociación para la investigación ecológica es dirigida por su hijo, Nicolas Hayek Jr, pero participan también su hija Nayla, el Deutsche Bank y personajes mediáticos como el actor George Clooney.

Nicolas Hayek fue un amante apasionado del fútbol. Y no dudaba un minuto en enfundarse el traje de la selección helvética y el gorro que utilizan los aficionados.
Y en pintarse cada mejilla, la bandera suiza, para hacer publicidad a Swatch.

El tenis también le interesó siempre. Lo practicó y patrocinó durante décadas.

Pero esa fibra de “artista”, que a ojos de Mr. Swatch, debía tener todo empresario, lo llevó también a disfrutar a fondo de la literatura. Victor Hugo fue uno de sus autores de cabecera.

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